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lunes, 4 de agosto de 2014

Inteligencia

La inteligencia no es una vaga cualidad que las personas poseen en mayor o menor cantidad. La inteligencia es una forma de comportamiento que se refleja en la adaptación del niño puesto que la misma se logra mediante la interacción de procesos duales llamados asimilación y acomodación. La inteligencia es definida en términos de dichos procesos gemelos. Veamos como sucede esto en el niño. Supongamos que a los 2 años le dices al pequeñito; -  no derrame la leche del vaso- el niño de inmediato reaccionara tratando de seguir tus indicaciones.  Por un lado conoce el vaso y tiene control de sus manitas, hasta aquí, el niño ha asimilado una parte de la indicación. Pero sigamos con el resto de la indicación. Aun con la recomendación que has hecho, el pequeño termina derramando la leche, ¿porque sucede esto? Si le advertiste que no tirara la leche. Veamos que sucedió; el niño no ha comprendido la totalidad de la indicación, la palabra derramar o tirar la leche aún no se ha acomodado, es decir aún no se ha configurado como esquema en la mente del niño, aun no comprende el termino. Y esto se debe a que requiere madurez por un lado y experiencias por otro para acomodar los términos que le estas demandando. Tu tiene perfectamente concebida la palabra derramar, controlas todos tus movimientos, sabes hacer cálculos con infinidad de recipientes al tomar líquidos, calculas la cantidad de líquido que llevaras a tu boca entonces difícilmente derramaras la leche. En el niño no sucede lo mismo. El niño se inicia en primera instancia a asimilar, es decir a familiarizarse  con los artículos para tomar la leche, pero aun no acomoda el resto de las habilidades, aun no hace cálculos exactos para tomar líquidos, no está familiarizado con volúmenes en concreto no ha acomodado  el total de la instrucción  por lo tanto se le dificultara responder como se lo haz pedido y termina tirando la leche. Requerirá de madurez y estimulación para que su cerebro logre un equilibrio entre asimilar y acomodar entonces un esquema más sucede y la inteligencia se fortalece. 

lunes, 28 de julio de 2014

Elementos del lenguaje

Con el tiempo el niño aprende a hablar. Y el aprendizaje por el que deberá atravesar es increíblemente complejo, así que te digo; que no te invadas de impaciencia para urgir a tu pequeño a adquirir el lenguaje. Para empezar, ¿qué es el lenguaje? Como lo he referido en otros escritos, el lenguaje implica el uso de sonidos arbitrarios, de referencias aceptadas, y que pueden ordenarse de diferentes maneras para expresar distintos significados. Esta definición es la clave para analizar los elementos dellenguaje.
La unidad más simple del lenguaje es el fonema: un solo sonido, tal como el representado por una vocal (a) o una consonante (c). Los fonemas pueden combinarse para formar los morfemas que son las unidades del significado del lenguaje (mama). Para poder formar morfemas el niño tiene que aprender, primero, a pronunciar los fonemas. Más aun, no basta simplemente con hacer el sonido, ya que debe ser capaz de hacerlo cuando quiere (si el niño pudiera hablar desde el primer momento en que puede pronunciar todos los sonidos requeridos por cualquier idioma entonces, el curso de la adquisición del lenguaje tendría que volver a ser revisada) Aparte de la capacidad de pronunciar palabras (morfemas simples y combinaciones de morfemas), el niño debe también adquirir la capacidad combinarlas en unidades. Es un gran adelanto, pues hay un mundo de diferencias entre poder decir  “papito”, “mamita”, “osito” y “mi” y dirigirse con los brazos abiertos a un padre radiante y decirle “mi mamita”, “mi papito”. Para organizar palabras en unidades ocasionales significativas, se requiere de un conocimiento intuitivo de la sintaxis –la gramática del lenguaje– es decir el conjunto de reglas implícitas o explicitas que rigen las combinaciones de las palabras que serán correctas y tendrán sentido para los que hablan ese idioma. A medida que el niño practica y domina los fonemas, los morfemas y la sintaxis, tiene también que practicar la prosodia;  es decir debe aprender las formas de expresión, las emociones, los acentos, las pausas y todas las sutiles variaciones que otorgan sentido diferente a los mismos morfemas. Fonemas, morfemas, sintaxis y prosodia son los elementos del lenguaje.

Todos nosotros hemos adquirido estos elementos de una manera sorprendentemente sencilla, efectiva y eficiente, sin tener realmente conciencia de lo que estábamos haciendo.

lunes, 21 de julio de 2014

No etiquetes a un niño

Las etiquetas que inconscientemente o conscientemente colocamos al niño tienen un efecto perdurable y nocivo en ellos. Perdurable, porque el niño no podrá erradicarla de la noche a la mañana, mucho menos olvidarla. Nocivo porque lesiona profundamente su autoestima, sea que la eleve o sea que la disminuya, ambas generan daños emocionales. Si elevas su autoestima se convierte en un niño creído, pretencioso o dominante y te costara erradicarla con el paso del tiempo. O bien si la etiqueta disminuye su autoestima lo convertirás en un niño temeroso, huidizo, con miedo o angustia y generar confianza en el requerirá de un tremendo esfuerzo del niño. Pese al daño que se le ocasiona a los pequeños con la etiquetas,  no dejo de escucharlas, incluso en los niños más pequeños. Deci­mos: «Este niño es obediente y este otro es muy desobediente. Este niño es una delicia y este otro es un problema». Estás po­niendo etiquetas, y recuerda, al hacerlo estás creando muchos problemas en el niño. En primer lugar porque cuando le pones una etique­ta a alguien, estás exigiéndole que se comporte de acuerdo con la etiqueta que le has puesto, el niño empezara a sentir que tiene la obligación de demostrar que estás en lo cierto. Si el padre dice: «Mi hijo es un problema», el hijo piensa: «Ahora tengo que de­mostrar que NO soy un problema, o bien se esforzara por demostrar que SI es un problema. Por eso el niño causa más problemas para que el padre pueda decir: «¿Ves? Este niño es un problema».
Tres mujeres estaban hablando jactándose de sus respectivos hijos. Una dijo: «Mi hijo solo tiene cinco años y escribe poesía. Son unos poemas tan hermo­sos que hasta los poetas consumados sentirían vergüenza».
La segunda dijo: «Eso no es nada. Mi hijo solo tiene cuatro años y pinta unos cuadros tan modernos, tan ultramodernos, que ni siquiera Picasso les encontraría ni pies ni cabeza. Y ni siquie­ra usa pincel, lo hace todo con las manos. A veces solo lanza la pintura contra el lienzo y de la nada sale algo precioso. Mi hijo es un impresionista, es un pintor muy original».
La tercera mujer dijo: «Eso no es nada. Mi hijo solo tiene tres años y va al psicoanalista él sólito».
Todas las etiquetas son destructivas. No etiquetes a nadie, mucho menos a un niño. Los seres hu­manos tendemos a pensar colectivamente; difícilmente rescatamos nuestras propias ideas. Oyes un rumor de que alguien es un problema y lo aceptas. Y después se lo pasas a otro, y lo acepta. Y el rumor se va difundiendo, la etiqueta va adquiriendo mayores proporciones. Y un día esa persona lleva una etiqueta de « CONFLICTIVA» con letras mayúsculas, con luces de neón, de manera que ella misma las lee y tiene que comportarse de acuerdo con esa etiqueta. Toda la so­ciedad espera que se comporte de ese modo, de lo contrario, la gente se enfadaría. «¿Qué haces? ¡Eres conflictiva y estás inten­tando ser buena! ¡Compórtate como es debido!»
A un niño no debemos etiquetarlo a tan temprana edad, si es bueno o es malo para el estudio. Si es inquieto o tranquilo, si es inteligentísimo o muy malo para aprender solo estamos propiciando impresionantes ondas de rumores, hacia una ser, hacia un niño que con el tiempo llevara una pesada carga a cuestas y en el momento que quiera erradicarlas quizá ya haya etiquetado también a sus hijos.
Poseemos la suficiente sabiduría para no etiquetar a un pequeñito, basta respetar sus propias fortalezas y debilidades, basta mirar que estamos impregnados de aciertos y desaciertos en esta vida.


lunes, 19 de mayo de 2014

Belleza infantil

Cuando un niño nace es una pizarra vacía, una tabula rasa; no hay nada escrito en él. Esa es su belleza: el espejo no tiene polvo. Puede ver con más claridad.


lunes, 12 de mayo de 2014

Genios

Cada niño nace con posibilidades y un potencial infinito. Y si le permites y ayudas a desarrollarlos sin ningún obstáculo, tendremos un mundo hermoso, tendremos una enorme variedad de genios.

lunes, 31 de marzo de 2014

MI hijo no me deja hablar

Una señora le pregunta a A.S. Neill:
"Mi hijo de ocho años interrumpe constantemente mis conversaciones con mi esposo. No queremos acorralarlo y ahogar su personalidad. ¿Qué podemos hacer al respecto?"
Neill responde:
"Es difícil contestar cuando no sé qué clase de padres son ustedes. Lo más probable es que hayan dado a su hijo más licencia que libertad, y ahora están cose­chando tempestades.
En una de tantas investigaciones que he examinado y lo que le digo en general a los padres es lo siguiente: No permitan que su hijo los domine, si ustedes no lo controlan, no dejen que los interrumpa, si ustedes no lo inte­rrumpen a él. Los padres deben aprender a decir al hijo 'no' cuando el 'no' es necesario y no deben permitir que su hijo los intimide.
Los hijos intimidan a los padres, o los padres actúan como intimida­dos. Tienen miedo de expresarse libremente.
Eso no es darles libertad, ni otorgarles respeto es enga­ñarlos, mentirles. Los hijos olfatean, y aprovechan ese miedo para dominar más y luego se hace cada vez más difícil retener al nene para que deje de sacudir el avión.
La libertad —dice A. S. Neill— debe ser válida para ambas partes. El niño debe gozar de libertad para hablar sin que lo interrumpan, y el padre debe gozar de libertad para hablar sin que lo interrumpan.
Regla de oro. Tan sólo hay que atreverse a aplicarla, no es fácil, se dice fácilmente, pero no es fácil manejarse con ella en la realidad porque implica responsa­bilidad recíproca y límites para ambas partes.  La explosión momentánea no es libertad, decir lo que quieras, cuando quieras, donde quieras y sobre todo como quieras, en el lenguaje que quieras, no es libertad es explo­sión y puede entenderse como liberación momentánea. Sólo padres que saben poner  límites a sus hijos podrán transmitir el mensaje a sus hijos.


lunes, 24 de marzo de 2014

Cuando "todo cobra vida", es un pensamiento infantil manifestándose

El animismo infantil es la tendencia a concebir las cosas como vivas y dotadas de intenciones. Es vivo, al principio el niño piensa que todo objeto tiene vida y por lo tanto genera alguna actividad, sobre todo ligada a su utilidad: la lámpara que alumbra, el hornillo que calienta, la luna que brilla, el coche que lo lleva a la escuela, la máquina que hace las tortillas o la vaca que da leche. Definitivamente todo tiene una utilidad o vida para un pensamiento entre tres y cinco años.
Y si se tratara de algo natural como las nubes. El pequeño siempre le encontrara una justificación; por ejemplo; las nubes avanzan porque van por la lluvia o para apagar el sol cuando llega la hora de dormir. Conceptos preconcebidos y acomodados a una realidad infantil construyendo un pensamiento que está en vías de asimilar y acomodar una realidad del mundo. En concreto el animismo infantil es una etapa inevitable por la que atraviesa el niño, dándole vida a todos los sucesos extraños que suceden a su alrededor.
Cuando esta característica tan peculiar de un niño se encuentra en pleno apogeo se recomienda ampliamente al adulto, extremar las precauciones respecto al entorno que rodea al niño. Es una etapa en la que el niño presencia infinidad de sucesos llevándolo a querer replicarlos, situaciones que muchas veces resultan impredecibles para los padres. Un ejemplo de ello lo puedes observar cuando el niño juega con sus juguetes, realiza actos intrépidos y hasta riesgosos. Es decir si tiene una pistola de juguete le dará vida, tratando de imitar lo que hace la pistola. Si mira películas de superhéroes pedirá vestirse como ellos, volar como ellos, y quizá darle el mismo realismo que mira en las películas. Si destruye sus juguetes será sinónimo de que el pequeño está mirando o conviviendo en un clima de alta hostilidad. Por ello resulta tan importante saber en qué momento está atravesando tu pequeño por el animismo infantil, etapa que da vida a todo lo que mira el niño. Es evidente que semejante animismo resulta de una asimilación de las cosas a la actividad diaria del niño, resultado de un crecimiento infantil y un pensamiento que inicia a gestarse.

jueves, 6 de marzo de 2014

Surgimiento de las emociones

A partir de los tres años las emociones en el niño afloran con mayor intensidad. Se inicia a familiarizar con la frustración, la ansiedad, la ira o la alegría, estados anímicos que los adultos identificamos y manejamos guiados por la valía interna. En un niño los estados anímicos afloran entre la cotidianeidad de su vida, no es consciente de ellos, a partir de los tres años se inicia a familiarizar con las emociones sean positivas o negativas, difícilmente sabrá discernirlas o comprenderlas. Surgen de la convivencia que le rodea, si es feliz dará por hecho que todo es alegría pues están siendo cumplidos sus deseos, pero si la ira lo invade será el efecto de la insatisfacción y sus conductas serán inciertas, agudas y hasta peligrosas, sin embargo solo mediante esta reacción conocerá el efecto de la ira, de la insatisfacción.
Los padres juegan un papel vital para guiar este desencadenamiento de emociones sean de agrado o desagrado. Permitir que un niño enfrente la frustración o la ira porque un juguete no se le compro, o se le llamo la atención por alguna infracción en casa, es permitirle enfrentar en su pureza total el estado anímico desagradable. Dar holgura a la alegría porque logro concluir la tarea, obtuvo un reconocimiento en la escuela o simplemente porque es feliz  entre sus amigos, es recibir a la alegría.
Sin embargo las emociones no fluyen por un camino natural, tendemos a desvirtuarlas o disfrazarlas por el hecho de no querer ver sufrir al niño, sin darnos cuenta creamos sus primeras enfermedades emocionales. Deseamos por todos los medios generar felicidad en nuestros hijos, adoptando conductas que solo desvirtúan la naturaleza de las emociones. Los clásico, si te portas bien; te compro el coche que te prometí, si haces la tarea; te llevo al cine, si te comes todo; te llevo de paseo, promesas que contrario a desarrollar emociones saludables en el niño generan condicionamientos, el niño se vuelve un experto para reaccionar a cambio de un bien, un experto en chantajes; “si lo hago...pero me compras”, no le estamos dando la oportunidad de recibir la frustración o la ira ante una negativa o ante una llamado de atención, no le damos la oportunidad de descubrir como se siente la insatisfacción, le damos un fantasía para agigantar su ego, para pedir más y más. El niño pensara que así se es “feliz” y tu sentirás que haces feliz a tu hijo. La realidad es otra, en algún momento de su vida el niño se enfrentara a la insatisfacción y entonces el sufrimiento se multiplicara porque de pequeño no supo lidiar con la frustración o la ira cuando las emociones estaban aflorando.
Cuando permitirnos que un niño reciba sus emociones, lo más saludable es guiarlo sabiamente para sentirlas, sean de agrado o desagrado, sin bloquearlas o enmascararlas. Permitir que el niño sienta un estado anímico en su pureza total, es permitirle conocerlas, entonces sabrá cómo actuar cuando llegue el momento de sumergirse en un mundo de emociones.
Sugerencia de crecebebe; niños malcriados


lunes, 20 de enero de 2014

Del gesto a la comunicación

El gesto “Si” que parece seguir inmediatamente al de “No” se observa hacia el tercer mes de nacido de un bebe, cuando el niño llega a ser capaz de levantar la cabeza de la almohada. Es importante aclarar que si este gesto se encuentra tardíamente, es porque antes el bebe no tiene la posibilidad de mover la cabecita hacia arriba y hacia abajo. Aunque no necesariamente esto impida la comunicación de un bebe con su medio.  Desde que nace ya cuenta con una amplia gama de movimientos que imitan patrones de comunicación como la mirada y la boca, hablo de sus primeros balbuceos y movimientos con brazos y piernas.
Sobre esta base importantísima en la cual surge el “Si” y el “No” de un bebe nacen los primeros gestos a los cuales les precederá el autodescubrimiento del Yo. Hablo del yo que hace referencia a él, al niño, en otras palabras cuando se auto descubre. El  Yo Aparece por irritabilidad o terquedad cuando se aferra a algo que concibe como suyo o que desea. Así de real surge el YO, ahora el niño descubre que no todo le será concedido surgiendo las terribles pataletas, reclamara para satisfacer su Yo, aunque todavía no es consciente de él, exige que sus deseos sean cumplidos. Pero también descubrirá que en casa existe el “Si” y el “No” cobrando un sentido importantísimo en la vida familiar y social del niño a medida que crece. Ahora es un niño adentrándose a conocer la comunicación y pasaran largos años para llegar a aprender a comunicarse como lo hace un adulto, así que de nosotros depende fluir una comunicación proactiva con nuestros hijos.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Fracaso escolar

Cuando un niño no ha contado con el tiempo suficiente para madurar aquella primera inteligencia práctica que dará cabida a las estructuras del pensamiento  tenemos como resultado un niño con un  bajo rendimiento escolar. Atraso cuyo origen se halla en el orden de la asimilación y la acomodación cognitiva. Siendo más específica, este atraso lo podremos observar en las calificaciones escolares que el niño lleva a casa. Todo resultado escolar pone de manifiesto donde está fallando el niño, o dicho en otros términos; un conflicto cognitivo. Por lo general encontramos que suelen ser los aspectos matemáticos o el proceso de leer y escribir. Procesos que a medida que avanza el niño en su aprendizaje se enfrenta con diversos conflictos cognitivos. Conflictos ocasionados por la falta de comprensión, el análisis o la lógica. La importancia de resolver este conflicto infantil oportunamente es determinante para llevar al niño a madurar las nociones elementales de las estructuras lógicas, estructuras que debieron ser asimiladas y comprendidas durante su primera infancia. Porque digo que es vital atender estas estructuras de pensamiento cuando miramos un fracaso escolar inminente, porque si cometemos el error de obligar, intimidar o coadyuvar el aprendizaje del niño mediante exigencias severas, contrario a atender oportunamente el conflicto cognitivo lo que ocasionamos es un atraso escolar más severo.
Cuando un chico carece de estas estructuras del pensamiento para atender las múltiples operaciones nacientes de una vida escolarizada,  sólo va cubriendo parcialmente campos limitados de aprendizaje. Estas limitaciones hacen referencia al sentido y madurez de las operaciones iníciales, a las que se llama “concretas”, operaciones que aún están carentes de comprensión, pues las reuniones, seriaciones, correspondencias, etc., ejecutadas durante la primera infancia, aún carecen de una asimilación y acomodación correcta para dar paso a un pensamiento lógico.
Pero que hacer como padres de un niño que enfrenta un fracaso escolar?
De entrada realizar una evaluación psicodiagnóstica para precisar el origen del fracaso escolar.
Enseguida atender los resultados de la psicometría desarrollando un programa terapéutico enfocado a la vida escolarizada del niño y en especial en el  conflicto cognitivo que presenta el niño.
Y por último generar un seguimiento continuo respecto al avance escolar del niño hasta llevarlo al equilibrio cognitivo que tanto le está urgiendo su vida escolar.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Andamiajes de la inteligencia

Resulta una realidad incuestionable la inteligencia humana, así como su desarrollo y capacidad para asimilar y construir nuevos esquemas de pensamiento. Motivo que nos invita a reflexionar sobre nuestras capacidades cognitivas y que tanto las hemos aprovechado o desarrollado en nuestros hijos.
El desarrollo de la inteligencia es un continuo que va desde las acciones sensomotoras iníciales hasta las operaciones más abstractas, es decir desde que nace el niño, hasta que llega a la edad de iniciarse en la abstracción entre los seis y ocho años.
En consecuencia, el punto de partida de la inteligencia hay que buscarlo en el primer período del desarrollo, caracterizado por las acciones y la inteligencia sensomotora. Para conocer la inteligencia infantil durante esta etapa, basta percatarse de las percepciones y los movimientos del niño como único instrumentos de evaluación. Estoy hablando de una inteligencia totalmente práctica, inteligencia que atestigua durante los primeros años la existencia de un pensamiento. Desde que nace, el niño manifiesta un esfuerzo por comprender las situaciones que lo rodean, mediante la mirada, sus primeros reflejos o la succión. Resultado de una inteligencia que inicia a gestarse a través de la construcción de esquemas de acción que le servirán de subestructuras a las estructuras operatorias, dicho en otros términos; abre paso a las operaciones lógicas. Entre el año y cuatro años observaras a un niño que se inicia a conservar, su lenguaje aflora gradualmente, da sentido a los objetos sólidos o líquidos, clasifica por atributos, seria por tamaños, color o forma. Paralelamente construye relaciones causales ligadas primero sólo a la acción propia y, progresivamente en relación con la construcción del objeto, el espacio y el tiempo. Entre los cuatro y diez años el niño deberá poner en tela de juicio aquella primera inteligencia desarrollada durante su primera infancia. Hablo de las primeras  preoperaciones que debieron darse bajo un amplio esquema desarrollo. Preoperaciones que deberán encontrarse asimiladas y acomodadas en el pensamiento, todo ello con la finalidad de abrir paso a lo que enfrentara en breve; las operaciones lógicas. Las operaciones que le demandara una institución (la escuela) para analizar, comprender, razonar y sintetizar nuevos aprendizajes. Entre estos aprendizajes tenemos el proceso de leer o escribir, aprender otro idioma, razonar las matemáticas, etc. Aprendizajes escolarizados que estarán esperando a un niño para imbuirlo en un pensamiento totalmente lógico y si tu pequeño no se encuentra dotado de aquellos procesos que te he hablado al inicio de este artículo, obvio que se enfrentara a infinidad de obstáculos como; confundir las letras con números, no entiende las restas o las multiplicaciones, es distraído y no pone atención, evade ir a la escuela. Factores que reflejan un conflicto cognitivo. Y no es una cuestión que de que niño sea o no inteligente, es una situación que pone en tela de juicio la pedagogía de la enseñanza.
En conclusión los andamiajes que darán solides a las estructuras del pensamiento se irán cristalizando en la medida que el niño se involucre en su entorno y halle los detonantes básicos para dar paso a su inteligencia, una inteligencia que de ser meramente practica en un primer momento, pasa a ser una inteligencia abstracta. 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Llorar

Llorar es una necesidad profunda. Si permi­tes al niño llorar, el niño quedará como nuevo, estoy hablando de un llanto normal, no al llanto que alude berrinche o pataletas, no a ese no me refiero. A través del llanto normal el niño expulsa la frustración, a través de las lágrimas. De lo contrario, si un niño contiene el llanto, conten­drá la frustración. Entonces se irá acumulando, quizá tú eres «un montón» de lágrimas, solo recuerda las veces que has reprimido el llanto y descubrirás cuanta frustración alberga tu corazón. Ahora, los especialistas dicen que se necesita el grito esencial para liberar la frustración. Se está desarrollando una terapia sólo para ayudarte a gritar, con tal totalidad que todas las células de tu cuerpo se impliquen. Si logras gritar tan enloquecidamente, hasta que el cuerpo esté gritando, te liberarás de mucho dolor, de mucho sufrimiento acumulado. Por ello te digo; permite al niño llorar de manera natural, no reprimas su llanto con un "cállate", no, deja que explote en lagrimas lo ayudaras a liberar su frustración,

lunes, 14 de octubre de 2013

Orientación firme y amorosa

Algo más que necesitan los niños es orientación. Si los pequeños se encuentran rodeados de adultos que los aman y les enseñan con firmeza cuales comportamientos son aceptables y cuáles no, ellos aprenden a controlarse. Pero, ¿cómo puede lograrse esto? Los siguientes son unos cuantos pasos que pueden darse:
• Asegúrate que tu pequeño no corra riesgos de accidentes e impide cualquier comportamiento peligroso. Por ejemplo: “No te subas en la mesa porque puedes caerte”.
• Dile lo que puede hacer: “Si quieres trepar, súbete al sofá”.
• Ejemplifica el comportamiento aceptable. Manten presente que los niños con frecuencia imitan las conductas de los adultos; tanto las buenas como las malas.
• Establece límites claros y reglas sencillas. Los niños se sienten más seguros al saber lo que se espera de ellos.
• Díle “no” lo menos posible. Explíquenle sus razones en un lenguaje sencillo.
• Ofrécete alternativas. “No debes lanzar los juguetes. Pero puedes lanzar esta pelota o este cojín. ¿Cuál prefieres?”
• Planeen actividades interesantes para los pequeños. Un niño ocupado en el juego tiene menos probabilidades de actuar impulsivamente.        
No importa cuán furioso o frustrados puedas sentirte en ciertas ocasiones, nunca se debe estremecer o sacudir a los pequeños. Hacerlo puede perjudicar al niño emocional y físicamente de forma permanente. Perder el control y expresar la rabia contra los pequeños puede dejar cicatrices imborrables si esto ocurre con regularidad. Si es preciso, acudan a un miembro de la familia, a algún amigo(a) o un(a) profesional que te ayude a serenarte y  controlarte.

lunes, 7 de octubre de 2013

Hay que invertarlo todo

Hay que inventar la muñeca. Como inventábamos la famosa pelota de trapo. Y más inventábamos: se pelaba una naranja en cuatro cuartos, y con un cuarto de cáscara se la enrollaba y se jugaba a la pelota que, claro está, iba del pie de uno a la mano del otro.
Eso se llama jugar. Lo demás se llama usar juguetes y termina siendo aburrido.
Por eso gritan tanto los chicos:
—Estoy aburrido, mamá, estoy aburrido...
¿Cómo puede estar aburrido un niño? Es el único que no puede aburrirse. Porque su mundo interior es tan rico, tan intenso, tan lleno de posibilidades que está constante­mente creando realidades, modificándolas, viajando en ellas, escalando montañas, persiguiendo indios...
El tema es este:
—¿Qué lugar deja el actual mundo exterior al mundo interior?
—¿Qué espacios dan los padres a los hijos para que éstos desarrollen juegos de libre inventiva, absteniéndose de invadirlos con juguetes manufacturados?
—En fin, ¿cuándo volverán los niños a respirar con sus propios pulmones?

a imaginar, crear, dar rienda suelta a su inventiva.
Jaime Barilko

viernes, 4 de octubre de 2013

Estructuras del pensamiento


Entre los tres y seis años el niño se encuentra construyendo sus primeras estructuras de pensamiento. Estructuras que serán puestas a prueba durante su vida cotidiana, sea la casa, la escuela o el entorno de amigos.
Y si induces adecuadamente cada momento de aprendizajes en el pequeño, guiándote por sus preguntas, sentimientos, indagaciones o percepciones, abras encontrado el camino ideal para inducir una pequeña mente infantil


Una mente infantil que se va sumergiendo gradualmente para seguir indicaciones, atender al adulto, seguir normas y expandir su pensamiento, es una mente que ha recibido grandes dosis de seguridad y confianza dentro de la familia.

Primera Infancia

A temprana edad el pensamiento se encuentra ávido de exploraciones

Su pequeño cuerpecito se esta preparando para la marcha

Rodar, mirar el objetvo y alcanzarlo...es la meta

Impulsarse, sujetarse y levantar su pequeño cuerpecito es toda una hazaña en un pensamiento infantil

Mirarme y mirarlo...son encuentros divinos de dos mentes

lunes, 16 de septiembre de 2013

Las palabras que expresan emociones

A medida que el niño crezca, podrás hablarle más sobre las emociones, de manera que aprendan las palabras que le permitan expresar lo que siente. Si un niño está sintiendo rabia o frustración y le ayudas a sacarla mediante palabras; sientes rabia? ó, estas muy enojado? contribuyes con él a sacar la rabia. Pero, si te enfadas a la par que el niño, la rabia se multiplica y solo enseñas al niño a ser iracundo. Si el  pequeño se encuentra experimentando rabia, en nada contribuyes con el, sumándole más rabia.  Aquellos niños que al sentir emociones intensas aprenden a usar las palabras, en lugar de sus puños, aprenderán a controlarse. Ellos sabrán cómo se sienten y podrán dejárselo saber a los demás sin actuar agresivamente. Aprenderán a emplear las palabras que darán salida al cauce de las emociones, emociones que son tan normales en un niño como en un adulto. La diferencia estriba en que el adulto conoce todo un bagaje de palabras para expresar sus emociones o conducirse frente a ellas, pero un niño se está iniciando en la aventura de las emociones.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Sintonía de las emociones

La manera en que puedes enseñarle a tu bebe a expresar sus emociones es sintonizándose con ellos. A esto le llamo sintonía.
Estar sintonizados es comprender lo que sienten tus pequeños. Al sintonizarse con las emociones de tus pequeños, les ayudas a fortalecer las conexiones cerebrales que producen dichas emociones. De hecho, ustedes están conectados a  su cerebro para comprender las emociones y para pensar. Es decir, ustedes le están ayudando a sus hijos a desarrollar la inteligencia emocional.
Para sintonizarse es preciso ser un gran observador. A medida que observen lo que hacen sus pequeños y escuchen lo que dicen, pueden preguntarse:
¿Qué siente mi bebé?
• ¿Cómo debo responder?
• ¿Cómo puedo dejarle saber que le entiendo?
A medida que se familiaricen con su bebé, más sintonizarán con lo que él o ella acerca de cómo siente. Estar sintonizados es actuar como un espejo en el que se refleja aquello que Ustedes piensan que su bebé siente.
A medida que sus pequeños crezcan, ustedes podrán hablarles más sobre las emociones, de manera que aprendan las palabras que les permitan expresar lo que sienten. Aquellos niños que al sentir emociones intensas aprenden a usar las palabras, en lugar de sus puños, aprenden a controlarse. Ellos sabrán cómo se sienten y podrán dejárselo saber a los demás sin actuar agresivamente.

lunes, 2 de septiembre de 2013

La adaptación de un pensamiento infantil


Los caracteres generales del comportamiento de todo pensamiento infantil atraviesa por dos polos de  adaptación que son: la asimilación y la acomodación, ahí se encuentran los factores cognitivos y afectivos igualmente disociados. Todo comportamiento es una adaptación, y toda adaptación es el restablecimiento del equilibrio entre el organismo y el medio. Sólo actuamos si estamos momentáneamente desequilibrados. El comportamiento termina cuando la necesidad es satisfecha: el retorno al equilibrio se caracteriza entonces por un sentimiento de satisfacción y es ahí donde reside la adaptación que tuvo necesidad de ser satisfecha por una asimilación y una acomodación. Este esquema es muy general: no hay nutrición sin necesidad alimenticia; no hay acto de inteligencia sin preguntar, es decir sin experimentar la sensación de una laguna, sin desequilibrio, sin necesidad.
Estas nociones de equilibrio y de desequilibrio tienen un valor cognitivo. La noción de equilibrio tiene una significación fundamental, tanto desde el punto de vista afectivo como intelectual.
En relación con la adaptación, se puede especificar que este equilibrio se hace entre dos polos: la asimilación que es relativa al organismo y mantiene su forma y la acomodación que relativa a la situación exterior según la cual el organismo se modifica.
En resumen las estructuras de pensamiento de un niño atraviesan por estas facetas de asimilar y acomodar lo que su medio le provee y nunca se encuentran disociadas, asi se crean las nuevas estructuras en el plano intelectual y la inteligencia creará recíprocamente nuevos sentimientos.

lunes, 5 de agosto de 2013

Los famosos "por que"

Para saber cómo piensa espontáneamente el niño pequeño, no hay método tan instructivo como el de inventariar y analizar las preguntas que hace, a veces excesivamente, casi siempre que habla. Las preguntas más primitivas tienden simplemente a saber "dónde" se hallan los objetos deseados y cómo se llaman las cosas poco conocidas: "¿Esto qué es?" A partir de los tres años, y a veces antes, aparece una forma esencial de preguntar, preguntas que se multiplican hasta aproximadamente los siete años: los famosos "por qué” de los pequeños, a los que tanto cuesta al adulto responder. ¿Cuál es su sentido general? La palabra "por qué" puede tener para el adulto dos significados netamente distintos: la finalidad ("¿por qué toma usted este camino?" O la causa eficiente ("¿A dónde lo lleva?". Todo parece indicar que los "por qué" de la primera infancia presentan una significación indiferenciada, entre la finalidad y la causa, aunque siempre implican las dos cosas a la vez. "¿Por qué rueda?", pregunta un chico de seis años a la persona que se ocupa de él: y señala una bola que, en una terraza ligeramente inclinada, se dirige hacia la persona que se halla al final de la pendiente; entonces se le responde: "Porque hay una pendiente", lo cual es una respuesta únicamente causal, por lo que el niño, no queda satisfecho con esta explicación y añade una segunda pregunta: ¿Y sabe la bola, que ahí esta una persona?. La explicación causal no ha satisfecho al niño, porque él se imagina el movimiento como necesariamente orientado hacia un fin y, por lo tanto confusamente intencional y dirigido. Lo que quería conocer el niño era la causa y la finalidad del movimiento de la bola por ello este ejemplo tan representativo de los "por qué" iniciales. Esta es una de las razones de los "por qué' infantiles resultan tan difíciles de interpretar o responder por una conciencia adulta. Por ello la insatisfacción de un pequeñito, pues su inquietud no queda resulta, contrario a ello, sus por qué se multiplican  hasta encontrar satisfactoriamente la respuesta que esperan de nosotros, la luz. Una fracción importante de ese tipo de preguntas se refiere a fenómenos o acontecimientos fortuitos. Un niño pregunta: "¿Por qué el lago de Ginebra no llega hasta Berna?" y no sabiendo cómo interpretar esas extrañas cuestiones, preguntamos a otros niños de la misma edad, para saber  qué hubieran respondido ellos a su compañero. La respuesta, para los pequeños fue cosa sencillísima: si el lago de Ginebra no llega hasta Berna, es porque cada ciudad debe tener su lago. Dicho de otro modo, no existe el azar en la naturaleza, ya que todo está "hecho para" los hombres y los niños, según un plan establecido y sabio cuyo centro es el ser humano.