A medida que el niño crezca, podrás
hablarle más sobre las emociones, de manera que aprendan las palabras que le permitan
expresar lo que siente. Si un niño está sintiendo rabia o frustración y le
ayudas a sacarla mediante palabras; sientes rabia? ó, estas muy enojado? contribuyes
con él a sacar la rabia. Pero, si te enfadas a la par que el niño, la rabia se
multiplica y solo enseñas al niño a ser iracundo. Si el pequeño se encuentra experimentando rabia, en
nada contribuyes con el, sumándole más rabia. Aquellos niños que al sentir emociones
intensas aprenden a usar las palabras, en lugar de sus puños, aprenderán a
controlarse. Ellos sabrán cómo se sienten y podrán dejárselo saber a los demás
sin actuar agresivamente. Aprenderán a emplear las palabras que darán salida al
cauce de las emociones, emociones que son tan normales en un niño como en un
adulto. La diferencia estriba en que el adulto conoce todo un bagaje de
palabras para expresar sus emociones o conducirse frente a ellas, pero un niño se está iniciando en la aventura de las emociones.
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