Los caracteres generales del comportamiento de todo pensamiento infantil atraviesa por dos polos de adaptación que son: la asimilación y la acomodación, ahí se encuentran los factores cognitivos y afectivos igualmente disociados. Todo comportamiento es una adaptación, y toda adaptación es el restablecimiento del equilibrio entre el organismo y el medio. Sólo actuamos si estamos momentáneamente desequilibrados. El comportamiento termina cuando la necesidad es satisfecha: el retorno al equilibrio se caracteriza entonces por un sentimiento de satisfacción y es ahí donde reside la adaptación que tuvo necesidad de ser satisfecha por una asimilación y una acomodación. Este esquema es muy general: no hay nutrición sin necesidad alimenticia; no hay acto de inteligencia sin preguntar, es decir sin experimentar la sensación de una laguna, sin desequilibrio, sin necesidad.
Estas
nociones de equilibrio y de desequilibrio tienen un valor cognitivo. La noción
de equilibrio tiene una significación fundamental, tanto desde el punto de
vista afectivo como intelectual.
En
relación con la adaptación, se puede especificar que este equilibrio se hace
entre dos polos: la asimilación que es relativa al organismo y mantiene su
forma y la acomodación que relativa a la situación exterior según la cual el
organismo se modifica.
En
resumen las estructuras de pensamiento de un niño atraviesan por estas facetas
de asimilar y acomodar lo que su medio le provee y nunca se encuentran
disociadas, asi se crean las nuevas estructuras en el plano intelectual y la inteligencia
creará recíprocamente nuevos sentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejarme tus comentarios