Juega con el bebe a ubicarlo en su espacio. Sentado en el piso o la
cama muéstrale un juguete al frente. Dile como se llama, que hace, de qué color
es, etc. Hecho este raport ahora pasa a mover el juguete a la derecha, para qué
lo busque el niño e intente tomarlo, ahora muévelo a la izquierda, atrás,
retorna adelante para seguir charlando. Repite la acción varias veces. La
noción de espacio no necesariamente requiere de mantenerlo de pie para iniciarlo
a este aprendizaje estando sentadito se percata del todo.
miércoles, 26 de marzo de 2014
lunes, 24 de marzo de 2014
Cuando "todo cobra vida", es un pensamiento infantil manifestándose
El animismo infantil es la
tendencia a concebir las cosas como vivas y dotadas de intenciones. Es vivo, al
principio el niño piensa que todo objeto tiene vida y por lo tanto genera
alguna actividad, sobre todo ligada a su utilidad: la lámpara que alumbra, el
hornillo que calienta, la luna que brilla, el coche que lo lleva a la escuela,
la máquina que hace las tortillas o la vaca que da leche. Definitivamente todo
tiene una utilidad o vida para un pensamiento entre tres y cinco años.
Y si se tratara de algo natural
como las nubes. El pequeño siempre le encontrara una justificación; por
ejemplo; las nubes avanzan porque van por la lluvia o para apagar el sol cuando
llega la hora de dormir. Conceptos preconcebidos y acomodados a una realidad
infantil construyendo un pensamiento que está en vías de asimilar y acomodar
una realidad del mundo. En concreto el animismo infantil es una etapa inevitable
por la que atraviesa el niño, dándole vida a todos los sucesos extraños que
suceden a su alrededor.
Cuando esta característica tan
peculiar de un niño se encuentra en pleno apogeo se recomienda ampliamente al
adulto, extremar las precauciones respecto al entorno que rodea al niño. Es una
etapa en la que el niño presencia infinidad de sucesos llevándolo a querer
replicarlos, situaciones que muchas veces resultan impredecibles para los
padres. Un ejemplo de ello lo puedes observar cuando el niño juega con sus
juguetes, realiza actos intrépidos y hasta riesgosos. Es decir si tiene una
pistola de juguete le dará vida, tratando de imitar lo que hace la pistola. Si
mira películas de superhéroes pedirá vestirse como ellos, volar como ellos, y
quizá darle el mismo realismo que mira en las películas. Si destruye sus
juguetes será sinónimo de que el pequeño está mirando o conviviendo en un clima
de alta hostilidad. Por ello resulta tan importante saber en qué momento está
atravesando tu pequeño por el animismo infantil, etapa que da vida a todo lo
que mira el niño. Es evidente que semejante animismo resulta de una asimilación
de las cosas a la actividad diaria del niño, resultado de un crecimiento
infantil y un pensamiento que inicia a gestarse.
miércoles, 19 de marzo de 2014
Y como es tu voz?
Una vez una madre y su hijo
estaban en el consultorio. Ella le decía con voz alta, “¡siempre estas
gritando!” El hijo respondía suavemente “¡la que grita eres tú! La señora lo
negó. Y como generalmente grabo este tipo de terapias. Regrese la grabación y pedí
a la señora que se escuchara. A lo que contesto con mucha seriedad. “¡Por dios
como grita esa mujer!”. Ella no tenía la mínima idea del sonido de su voz, solo
se percataba de que no lograba comunicar sus pensamientos porque sus gritos los
acallaban.
Probablemente habrás estado entre
gente cuyas voces son agudas o estridentes o quizá muy apagadas, como la mía
cuando iniciaba hacer videos, o quizá hasta aburridas. Con ello te quiero decir
que la voz juega un papel vital dentro de una comunicación sana. La voz es la más
dulce melodía que guía a un hijo ante situaciones formadoras o desbordantes, placenteras
o desestabilizantes. Cuando estas
impregnada de serenidad la voz que emanes no saldrá abrasivamente,
acaloradamente o melosamente para convencer al niño, saldrá divinamente
manifestando determinación o amor. Tu voz
será cual dulce sonido que guía al niño
por el sendero de las virtudes y los valores.
Si eres capaz de conocer las tonalidades de tu voz ante la infinidad
de estados anímicos que vives en el día a día, estarás en condiciones de tocar
el corazón de tu hijo con tu voz aun en las peores circunstancias. Entonces el sentido
de la palabra cobra vida, se impregna confianza y seguridad porque un niño da
por hecho que de la boca de mama o papa NO salen gritos, amenazas o chantajes,
emanan virtudes que invitan a ser escuchadas. Si conoces tu voz, conoces como
es una comunicación nutridora en tu familia.
El miedo y la ira
El niño no se enfada, en realidad te tiene miedo.
Y para ocultar ese miedo tiene que proyectar ira.
La ira siempre es para ocultar el miedo.
Cuando somos niños creamos todo tipo de conductas para evadir el miedo. De adultos simulamos estar
contentos para disfrazar la ira, o nos reímos desbordantemente para ocultar la ira o el miedo. Al reír olvidamos, los niños
olvidan, pero sucede lo más grave; las lágrimas
se quedan ocultas. Los miedos se quedan en la
obscuridad y la ira se contiene.
El miedo y la ira son estados tan naturales que lo único que demandan es
abrirles el cauce para darles salida de nuestro cuerpo, abrir todas las
dimensiones anímicas, es lo que espera la mente y el corazón. No enseñemos al niño a tener miedo o
ira, mostrémosle como lidiar con ellas. Son momentos dorados cuando surgen las
polaridades de la vida como el miedo o la serenidad, la ira o la alegría, la
tristeza o la felicidad.
Si conocemos nuestros estados anímicos, estamos en condiciones de mostrar
al niño como lidiar con ellos.
jueves, 13 de marzo de 2014
Sentadito
Llegado el momento de estimular al bebe para que se siente
por sí solo, entre los cuatro y cinco meses, es importante estimularlo sentándolo sobre la cama y tomándolo por la cintura brevemente, enseguida suéltalo para que
se sostenga por si solo con sus brazos. Si observas que se bambalea o se cae,
vuelve a levantarlo y colócalo en la misma postura. Repite la acción varias
series. Este tipo de ejercitamientos llevara al bebe a lograr la postura de
sentado.
Gatear
Entre los ocho meses y el año de edad el niño es un explorador
arriesgado que gatea, trepa y sube por
doquier, esta sugerencia pretende aprovechar tal habilidad para estimular sus
sentidos. Para ello sienta al niño sobre el piso, muéstrale una campana, tócala
frente a él y enseguida colócala sobre una silla, espera a que él bebe vaya por
ella, la explore o la toque.
Repite la acción
colocando la campana en otro mueble. Tres actos que estimularan los sentidos
del niño reforzando su control motriz grueso: gatear, levantarse y sostenerse
para no caer.
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