martes, 19 de marzo de 2013
lunes, 18 de marzo de 2013
El juego
El
juego es considerado como el eje medular para el desarrollo de la inteligencia
en el niño. El juego interviene en el desarrollo de los procesos mentales
superiores del ser humano como el pensamiento, la afectividad y la
solución de problemas. El juego a temprana edad confirma en el
niño procesos como la creatividad y el desarrollo de la imaginación.
En una primera instancia el juego aporta al niño el placer funcional, como el
acto de chupar algo, esto le da seguridad y lo tranquiliza. En otro sentido,
muchos juegos de los niños no aportan placer por sí mismos, sino por sus
resultados.
El
juego permite al niño poner de nuevo en escena aquello que ha ocurrido, de tal
forma que los sucesos de tiempo y circunstancias que vive cotidianamente se reacomoden de
acuerdo al nivel de comprensión del niño. El proceso del juego es un
camino que corre en dos sentidos: por un lado le permite al niño hacer suyo
todo lo visto, escuchado y sentido agrupándolo de la manera que mejor
le conviene y por otra parte le brinda la oportunidad
de re-visualizar aquello que recibió a primera vista, es
decir volver a oír lo ya oído encontrando relaciones inimaginadas.
Confiado y alegre
Asustado, tímido y cabizbajo era la actitud de un adolescente
que se presentaba ante Consuelo. Había llegado hasta el consultorio llevado por
mama para ser tratado por bullyng. Si, por bullyng. Pero no aquel bullyng donde
él es el agredido. De ese bullyng no hablo, hablo del bullyng que él generaba
en su escuela.
Así me inicie en uno de tantos trabajos terapéuticos.
Transcurrido el tiempo me percate que solo se trataba de un caso de autodefensa
por sus pertenencias, no era bullyng, como había sido etiquetado por el adulto, el cual le estaba generando;
ira, miedo y autoevaluación.
Sin darnos cuenta la vida de un joven o cualquier persona
puede ser etiquetada en un abrir y cerrar de ojos cuando no se tiene la precaución
de las palabras que vertimos con cierta ligereza.
Hoy trabajo terapéuticamente con un hermoso joven que dejo de crear bullyng en su escuela, y cada
que nos miramos nos abrazamos profundamente esperando ansioso iniciar la
sesión para profundizar en sus emociones. Me permite mirarlo, descubrir y
saborear cuan grandioso resulta conocer su; rabia, su ira o sus frustraciones
en un mundo de adultos.
Descubrió por si solo que la ira; era consecuencia de
reprimir el coraje, sobre todo porque no le agradaba compartir sus pertenencias. Cuando al fin descubrió la infinidad de
alternativas para canalizar esa ira, acudiendo a sus de recursos internos sin lesionarse emocionalmente, ni
lesionar a otros, su carita se ilumino como diciéndome; “es verdad Chelo”.
Los meses pasaron y hoy ya no es un niño que crea bullyng,
hoy es un niño alegre que llega al consultorio para regalarme una profunda
sonrisa y un apretadísimo abrazo que me deja sin respiración gracias a la
confianza de saber cómo; dar la bienvenida a sus emociones.
Así que hoy digo; he contribuido con un adolescente
iniciándolo a conocer sus emociones!
Hombre o Mujer
No hay necesidad de que el hombre se sienta inferior a la mujer o viceversa. Toda esa idea
surge porque piensas en el hombre y en la mujer como dos especies distintas. Ambos pertenecen a una
misma humanidad, y ambos
tienen cualidades complementarias. Ambos se necesitan mutuamente, y sólo cuando
están juntos están enteros.
Las diferencias no son contradicciones. Pueden ayudarse mutuamente y realzarse inmensamente. La mujer que te ama puede realzar tu creatividad,
puede inspirarte a alcanzar cimas que
nunca has soñado. Y ella no te pide
nada. Simplemente quiere tu amor, que es su derecho básico y lo mismo
que sucede con el hombre.
jueves, 14 de marzo de 2013
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