No hay necesidad de que el hombre se sienta inferior a la mujer o viceversa. Toda esa idea
surge porque piensas en el hombre y en la mujer como dos especies distintas. Ambos pertenecen a una
misma humanidad, y ambos
tienen cualidades complementarias. Ambos se necesitan mutuamente, y sólo cuando
están juntos están enteros.
Las diferencias no son contradicciones. Pueden ayudarse mutuamente y realzarse inmensamente. La mujer que te ama puede realzar tu creatividad,
puede inspirarte a alcanzar cimas que
nunca has soñado. Y ella no te pide
nada. Simplemente quiere tu amor, que es su derecho básico y lo mismo
que sucede con el hombre.
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