viernes, 23 de mayo de 2014

Le cuesta trabajo pronunciar una letra a tu hijo?

Si al niño le cuesta trabajo pronunciar alguna letra (onomatopoeya) y ya tiene 3 o 4 años  a continuación te comparto una secuencia de praxias rápidas para estimularlo. Te recomiendo que no abuses del ejercitamiento y complementalo con un programa terapéutico de lenguaje.
- Comenzaremos doblando la punta de la lengua hacia arriba y hacia atrás, con ayuda de los     dientes superiores.
- Sacar la lengua fuera e introducirla en la boca.
- Mover la lengua (dentro y fuera de la boca) de derecha a izquierda y  de arriba abajo.
- Estrechar la lengua entre los labios y luego poner la lengua ancha.
- Relamer el labio superior e inferior.
- Situar la punta de la lengua en los incisivos inferiores por delante y por detrás.
- Relamer los dientes superiores por delante y por detrás, después hacer lo mismo con los inferiores.
- Ensanchar la lengua entre los dientes y posteriormente dejarla descansar en el suelo de la boca.
- Llevar la punta de la lengua a las muelas superiores de derecha a izquierda, al igual que con las muelas inferiores.
- Hinchar con la lengua la mejilla derecha e izquierda.
- Llevar la punta de la lengua a la campanilla.
- Llevar la punta de la lengua a la campanilla.

Elije de 3 a 4 alternativas para realizarlas con el niño durante 15 minutos 3 veces por semana.  

lunes, 19 de mayo de 2014

Belleza infantil

Cuando un niño nace es una pizarra vacía, una tabula rasa; no hay nada escrito en él. Esa es su belleza: el espejo no tiene polvo. Puede ver con más claridad.


Relación madre - hijo

Al nacer, el niño está dotado de tal manera que parece responder de una forma especial a los estímulos que provienen de quienes que le rodean, en especial de los padres y sobre todo la madre. Es una manera tan peculiar de contactar con la madre que surge la relación  madre- hijo abriendo paso al apego. En un principio la sonrisa parece ser el primer indicio de la relación. Es una sonrisa de tal finura y tonalidad que dará pie  al lenguaje del pequeño. Y esto solo puede ser comprendido como la apertura de un gran sistema en desarrollo, un sistema conocido como; relación madre – hijo. Un sistema dispuesto a funcionar a lo largo de los años. Una relación que a futuro madre e hijo utilizaran para integrarse, expresar sus sentimientos y constituir una relación basada en el lenguaje formal.
Primero surge la sonrisa – reacción, posteriormente pasa a la sonrisa – dialogo situaciones que darán paso las primeras relaciones del niño acompañadas de llantos o gritos y sus  primeras vocalizaciones lo cual podría interpretarse como sus primeros signos del lenguaje. Ante ello se sugiere que la madre permanezca atenta a estos signos y otorgue el valor a lo que el niño quiere expresar.
La madre al identificarse con el niño sabrá lo que siente el pequeño y estará en condiciones de cubrir sus necesidades. Estoy hablando de una adaptación de la madre hacia el niño.
Pero esta relación no se cierra solo a madre e hijo, se abre a tal grado que de ser una relación de dos,  pasa a ser una relación múltiple donde interviene familia, cultura y sociedad. 

lunes, 12 de mayo de 2014

Genios

Cada niño nace con posibilidades y un potencial infinito. Y si le permites y ayudas a desarrollarlos sin ningún obstáculo, tendremos un mundo hermoso, tendremos una enorme variedad de genios.

Entrena al bebe hacer pipi o popo, sin generar traumas

Cuando se les enseña a los niños a hacer pipí o popo se les produce un gran trauma. Ya sea porque se les obliga hacer sus necesidades a una hora determinada o porque todo el tiempo  se les  insiste para que avisen. Ahora bien, los niños no pueden controlar el movimiento de sus intestinos; les lleva un tiempo, les lleva años el poder controlarlo. Entonces, ¿qué hacen? Se fuerzan, cierran su mecanismo anal y debido a esto adquieren una fijación anal.
A esto se debe tantos casos de estreñimiento. Sólo el hombre sufre de estreñimiento. El estreñimiento es más psicológico; es un daño produci­do por la forma en que se entrena al niño hacer pipí o popo. Como adultos sabemos que al levantarnos es momento de llevar al niño hacer pipi o popo. La naturaleza orgánica nos dicta que al medio día o por la noche son horarios biológicos para llevar al niño hacer sus necesidades con un entrenamiento sencillo y constante, sin la dañina obligación. Si se cae en la obsesiva persecución  para que avise el niño solo se le generara un trauma. Por otro lado pedir al niño que avise para hacer pipi o popo es una conducta errónea, pues el niño si aún no posee el control interno de sus intestinos y por otro lado aun no sabe lo que le pides. Entre el año y medio y dos años inicialo a familiarizar con su nica, con los actos que implican entrenar sus necesidades sera un buen momento para no crear en él miedos innecesarios.