Cuando se les enseña a los niños a hacer pipí o popo
se les produce un gran trauma. Ya sea porque se les obliga hacer sus
necesidades a una hora determinada o porque todo el tiempo se les insiste para que avisen. Ahora bien, los niños
no pueden controlar el movimiento de sus intestinos; les lleva un tiempo, les
lleva años el poder controlarlo. Entonces, ¿qué hacen? Se fuerzan, cierran su
mecanismo anal y debido a esto adquieren una fijación anal.
A esto se debe tantos casos de estreñimiento. Sólo
el hombre sufre de estreñimiento. El estreñimiento es más psicológico; es un
daño producido por la forma en que se entrena al niño hacer pipí o popo. Como
adultos sabemos que al levantarnos es momento de llevar al niño hacer pipi o
popo. La naturaleza orgánica nos dicta que al medio día o por la noche
son horarios biológicos para llevar al niño hacer sus necesidades con un
entrenamiento sencillo y constante, sin la dañina obligación. Si se cae en la
obsesiva persecución para que avise el niño solo se le generara un trauma. Por
otro lado pedir al niño que avise para hacer pipi o popo es una conducta errónea, pues el niño si aún no posee el control interno de sus intestinos y por otro lado aun no sabe lo que le pides. Entre
el año y medio y dos años inicialo a familiarizar con su nica, con los actos que implican entrenar sus necesidades sera un buen
momento para no crear en él miedos innecesarios.
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