La mentira es un antivalor que me
ha dado cantidad de dolores de cabeza y no porque sea mentirosa o porque sea
una amante de la verdad, no es ni una, ni otra situación es un antivalor que al
final de cuentas propicia profundas fisuras de desconfianza por ello la repelo. Es mi forma de expresar lo
que siento y pienso acerca del mentir. Mentir se aprende desde temprana edad e
incluso uno vive una mentira desde el despertar, si tan solo estuviéramos
despiertos por la lámpara de la conciencia uno resolvería cantidad de
laberintos en los que uno se aventura a ojos cerrados debido a la mentira,
ahora imagina lo que sucede con los niños cuando aprenden a mentir, en especial
los escolares que se valen de cuantiosas mentiras como el decirte que no les
dejaron tarea porque no fue la maestra o que llegaron tarde porque no pasaron
por ellos o que no quieren ir a la escuela porque se sienten enfermos numerosas
mentiras aprenden a decir niños y niñas con tal de conseguir sus fines y
si te atreves a enfrentarlos o desenmascarar la mentira es como incentivarla
porque contribuyes con ellos a crear nuevas formas de mentir. Pero no es
momento para prejuiciar a los niños es momento para reflexionar; ¿cómo parar la
mentira en ellos? Inicia por sincerarte contigo; ¿induces la mentira en casa para
no dañarlos? pues permíteme decirte que valerte de mentiras blancas es valerte
de tretas que llevan a tu hijo o hija a aprender a mentir así que en
lugar de protegerlos agravas su conducta. La crudeza de mi declaración se finca
en los hechos, tan solo reflexiona cuantas veces has mentido, analiza cuantas
veces mentiste para lograr tu cometido con ellos, cuantas veces les ocultaste
algo en aras de su bienestar que al final de cuentas se convirtió en malestar.
Toda reflexión bien hecha acerca del mentir desnuda tu realidad y detiene la
mentira, así de simple es cerrarle el paso a tan agobiante antivalor. En lo
personal cuando he mentido, la vida me ha cobrado la cuota en cuestión de
instantes por ello me aferro a comulgar con la verdad, porque la experiencia me
dicta lo doloroso que es cuando te descubren mintiendo, sé lo que digo y por
ello repelo la mentira. Si mientes, tus hijos mentirán o quizás tus hijos
mienten y tú no, cuando eso sucede los niños son tan inteligentes que el solo
hecho de saberse descubiertos de sus mentiras, se avergüenzan de ellas y se esfuerzan
por no replicarlas, no hace falta decirles que están mintiendo tu sola actitud
de descontento al escucharles mentir es suficiente para no replicarla. Así que no
mientas a los niños, no necesitas esforzarte tanto solo sincérate y ve por tu integridad para ser honesta con tu
familia.
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