En general siete acepta
sin protestar su vuelta a la escuela, mas quizá anticipe que el segundo grado
le resultara demasiado difícil. Unas cuantas visitas por adelantado del grupo
de primer grado al aula de segundo grado le ayudaran a mitigar temores. Siete
podría sufrir ataques de fatiga y esto se advierte tanto en la escuela como en
la casa. A los siete hogar y escuela son esferas más separadas que a los seis. El niño no quiere que la
madre le acompañe hasta su salón o visite la escuela a menudo. Cuando se encuentra
con un grupo de amigos por lo general ignoran la presencia de la madre. Las
interrupciones para ir al baño son menos frecuentes pues siete tiene un lapso
de retención más prolongado. El trabajo dentro del aula exige la proximidad de
la maestra porque la demanda que hacen los niños de siete ella es casi
constante. Les agradada la aritmética y las cartas con combinaciones de
números, aun invierte uno o dos números al escribir. Se deleita escribiendo
cantidades de varias cifras, le agrada continuar el mismo proceso en toda una
página y quizá le confunda pasar de la adición a la sustracción. Los lápices y
las gomas constituyen casi una pasión. Siete escribe para borrar. Manipula su
lápiz, lo toma con los dedos, lo deja caer, lo clava de punta contra el pupitre
o contra algún objeto. Todavía invierte algunas letras y números pero las
reconoce y prefiere borrarlas. Empuña el lápiz con fuerza doblando el índice
hacia adentro y como regla general su presión es excesiva, aunque irregular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejarme tus comentarios