Se estima que entre tres y cinco de cada
diez niños y adolescentes muestran
conductas oposicionistas
ocasionales, mismas que son abordadas
por el adulto en forma intuitiva, aplicando métodos al azar, métodos que algunas veces
dan resultados favorables, pero en la mayoría de los casos no funcionan y hacen que el adulto
acabe confesándose sobrepasado e impotente. La mayoría de los adultos
estima que la conducta oposicionista en niños y adolescentes obedece a
una suerte de naturaleza bravía. Dicho surgimiento de comportamientos
desafiantes culminan bajo una conducta rebelde, representada por
la desobediencia, el negativismo o la pataleta en niños más pequeños
bajo una actitud de abierta de confrontación hacia el adulto.
La paradoja es que alrededor del noventa
por ciento de las pataletas o conductas desafiantes obedece a causas externas al niño e inherentes al adulto que trata de
sofocarlas.Y estas causas obedecen a recetas simples del tipo
"aplique mano dura" o "no se
deje manipular" recetas que pueden fracasar totalmente si no se
entiende la causa de la pataleta, ni se abordan de un modo
objetivo v consistente.Se requiere ponerse un traje de buzo para sumergirse en
el misterioso y fascinante mundo mental y emocional infantil que se
esconde tras estas conductas. Para entender y abordar una
conducta desafiante es fundamental asomarse al mundo emocional.
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