La conocí a sus tres añitos...Pasaron los años y la volví a
mirar cual hermoso rubí convertido en una bella adolescente en pleno florecimiento.
Un rubí que solo se descubre si estas muy atenta a contactar con su alma. Una
hermosa jovencita que emana sagrados sentimientos, inteligencia y virtudes.
Grandiosas virtudes que titubearon cuando la ira, la angustia y la tristeza
no hallaban salida. Fue entonces cuando la volví a mirar, bajo una mirada
titubeante, pero segura, ávida por encontrar una respuesta para aquello que le perturbaba. Solo basto abrirme su corazón y entregarle el mío para retornar a tan
magnificente luminosidad. Fue como darle la punta del como florecer y brillar
en un hermoso mundo que la espera para detonar tan hermosas virtudes.
Es ella, es una nena, es una hermosa jovencita que va
encaminándose por mundo de los adultos: solida
y virtuosa.
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