La mayoría de las cosas que hacen diferentes a los hombres y a las mujeres no son las condiciones. Son las diferencias que hacen a los hombres y a las
mujeres atractivos mutuamente,
pero no deberían utilizarse como aprobaciones o reprobaciones. Ambos deberían convertirse en un
todo orgánico, permaneciendo al mismo tiempo
absolutamente libres, porque el amor nunca crea ataduras, el amor da libertad.
A la mitad del mundo se le ha negado su contribución, y en esa mitad
están las mujeres. Ellas tienen una
inmensa capacidad para contribuir con el mundo convirtiéndolo en un bello paraíso.
La mujer debería buscar en su propia alma su propio potencial para desarrollarlo. Tendría un
hermoso futuro. El hombre y la mujer no son
ni iguales ni desiguales, son únicos. Y el encuentro de dos seres únicos trae algo milagroso; la existencia.
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