Palabras
de OSHO
Hace
tiempo un primer libro de OSHO llego a mis manos. En ese tiempo mi espíritu se abalanzaba
desesperadamente por la búsqueda de lo utilitario. Por lo que un libro me robaría
tiempo para continuar produciendo y sin pensarlo lo arrumbe en el librero. La
edad cronológica me alcanzo y lo utilitario solo dejo rastros de desgaste
corporal. Confieso que requiero de lo utilitario…sin embargo aprendí que ni
todo el oro del mundo me dotarria de lo que OSHO ha ido sembrando gradual y
pacientemente en mi alma; “un camino
espiritual a seguir, para deleitarme en este paraíso terrenal”. Amo cada palabra
que vierte un iluminado. Mi alimento
diario se centra en la inutilidad y el infinito placer de gozar mi corazón, al
saberme capaz de amar.
Bajo
este preámbulo de sensibilidad y para quienes han dado vida en este mundo hoy
les dejo en mi amado rincón palabras
textuales de un iluminado universal….retorno en breve y gracias por seguirme.
Me
gustaría que fueras respetuoso con los niños.
Los
niños se merecen todo el respeto que puedas darles, porque son tan nuevos, tan
inocentes, tan cerca de la divinidad. Es hora de respetarles, no de obligarles
a rendir respeto a todo tipo de personas corruptas, astuto, avieso, llenos de
porquería, sólo porque son mayores.
Me
gustaría invertir todo este asunto: respeta a los niños porque ellos están más
cercanos a la fuente; tú estás lejos. Ellos todavía son originales, tú ya eres
una copia. Y ¿entiendes qué es lo que puede suceder si eres respetuoso con los
niños? Entonces, a través del amor y del respeto puedes ahorrarles el que vayan
en la dirección equivocada, no por miedo sino por respeto y amor.
Mi
abuelo.... no le podía contar mentiras a mi abuelo por todo lo que me
respetaba. Cuando toda mi familia estaba en mi contra pude por lo menos
depender del anciano. A él no le preocupaba que todas las pruebas estuvieran en
mi contra. Él decía: «No me importa lo que haya hecho. Si lo ha hecho él, debe
de estar bien. Le conozco, no puede haber hecho nada malo.»
Y
si él estaba de mi lado, por supuesto, toda la familia tenía que replegarse. Yo
le contaba todo lo que había pasado, y él me decía: «No hace falta preocuparse.
Haz aquello que te parezca correcto, porque ¿quién si no puede decidir? En tu
situación, en tu lugar, sólo tú puedes decidir. Haz lo que te parezca correcto
y siempre recuerda que yo estoy aquí para apoyarte, porque no sólo te quiero,
además te respeto.»
Su
respeto hacia mí fue el tesoro más grande que pude recibir. Cuando se estaba
muriendo yo me encontraba a cien kilómetros de distancia. Me avisó para que
fuera inmediatamente porque no quedaba mucho tiempo. Fui rápidamente; en dos
horas estaba allí.
Era
como si me estuviera esperando. Abrió los ojos y dijo: «Estaba tratando de
seguir respirando hasta que pudieras llegar. Sólo te quiero decir una cosa:
ahora ya no estaré aquí para apoyarte, y necesitarás apoyo. Pero recuerda,
donde quiera que esté, mi amor y mi respeto seguirán contigo. No le tengas
miedo a nadie, no le tengas miedo al mundo.»
Esas fueron sus últimas palabras: «No le tengas miedo al
mundo.»
Ahhh!!!….maravilloso,
lo releo y lo releo y no me canso de retornar a mi interior. Hoy me respeto..bye
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejarme tus comentarios