miércoles, 4 de enero de 2017

Una rutina para el bebe

Sin temor a equivocarme deduzco que lo más difícil para madres o padres es iniciar a un bebe en su rutina diaria. Digo difícil y complicado porque por un lado es la llegada de un nuevo Ser al hogar y por otro lado es el ajuste y estabilización de un sistema familiar sea de uno, dos o más integrantes al final de cuentas un bebe está ahí para ser tomado en cuenta en la rutina familiar. Y justo una rutina es el medio ideal para iniciar a estimular a tu bebe sobre todo si tiene entre uno a seis meses, lo ideal es estimularlo a la vez que lo integras a su rutina diaria. Para ello te propongo tres momentos básicos para estimular a tu bebe; al despertar, al bañarlo o al darle de comer o bien elije cualquier otro momento de la rutina de tu bebe para hacer lo siguiente;
Cántale al bebe al despertar, si cántale promueve su lenguaje mediante sonidos musicales e incluso puedes preparar una semana con música corta, suave y apropiada para cuando tu bebe abra los ojitos, te sorprenderá lo bien que se siente un bebe despertar con música. Si realizas esta propuesta por lo menos una vece por semana será como estimular en tu bebe su audición, lenguaje y comunicación.
De igual manera puedes emplear el momento del baño para crear múltiples experiencias en él bebe. Puedes estimular sus reflejos con una esponja una vez que terminas de bañarlo, solo colócala entre sus manitas y mira lo que hace, si suelta la esponja vuelve a  colocarla entre sus manitas para que la agarre lo importante es fortalecer prehensión de mano y dedos. De realizar esta sugerencia por lo menos una vez por semana estarás estimulando en tu bebe percepción, control y prehensión en manos y dedos.

Enseña al bebe su rutina diaria

Que mejor que iniciar un nuevo año proponiéndote estimular a tu bebe de entre 7 meses y 1 año de edad enseñándole su rutina diaria. Para ello te propongo emplear recursos llamativos para que tu bebe descubra lo que hace día a día como son sus fotos. Solo tómale grandes fotos durmiendo, bañándolo, cambiándolo, peinándolo, comiendo... fotos de eventos sobresalientes referidos a lo que hace el el bebe día a día. Una vez coleccionadas tus fotos elije tres y colócalas en el lugares visibles para el niño de preferencia donde se realizan las actividades de la rutina por ejemplo; en la recamara una foto cambiándolo o peinándolo, en el baño una foto bañándolo, en el comedor una foto comiendo inicia con tres momentos básicos de su rutina y emplea las fotografias para establecer un dialogo acerca de lo que hay en esa foto y lo que hace el bebe. La intensión es que el niño alcance a distinguir que es él, a discernir lo que hace y a comprender las acciones de una rutina diaria. 

Familiariza al niño con su rutina

Si a partir de los 2 o 3 años inicias a familiarizar al niño con su rutina diaria de manera visual de los momentos clave de lo que hace durante el día pues será como familiarizarlo con hábitos y con él o ella y que mejor que hacerlo a partir de este mes que recién inicia el año para contribuir con su desarrollo. Para ello solo emplea tu imaginación para elaborar a tu bebe un gran tablero de corcho u otro material, decóralo bellamente y colocarle fotos de lo que hace tu bebe durante el día, fotos del momento del sueño, el baño,  la hora de comer es decir representa la rutina del niño o momentos clave para que se mire, se toque e incluso descubra que es él o ella. Teniendo tu tablero ahora colócalo a la altura del niño en lugar que consideres propicio, descubrirás que de manera casi natural el pequeñito se inicia hacer asociaciones de él o ella mediante su imagen y a realizar una tarea. Para complementar esta propuesta; lleva al niño previamente a ese tablero para mirar lo que va hacer el bebe por ejemplo si le dices a bañarse,  muéstrale primero la foto del cómo es bañarse, si le dices a comer muéstrale la foto del cómo es comer con ello contribuyes con el niño a realizar asociaciones, amplias su lenguajelo inicias con la noción de tiempo y los más valioso; lo ayudas a descubrirse mediante su propia imagen. Te sugiero cambiar la rutina visual pasado un mes con otro tipo de fotografía del niño que ejemplifiquen su rutina diaria. 

Tiempo para generar hábitos en los niños

Todo preescolar se encuentra inmerso en una rutina diaria, se encuentra cómodamente familiarizado con lo que se hace en el hogar y ello invita a propiciar en los pequeñitos la noción del tiempo al ejecutar tareas rutinarias y a seguir instrucciones del adulto, sobre todo aquellas que tanto les cuesta realizar a niños y niñas. Solo toma un momento clave de su rutina sea el cepillado de dientes, el baño diario, la hora de los alimento e incluso el ir a dormir. Cualquier momento de la rutina es ideal para iniciar hábitos en niños y niñas por ejemplo si elegiste el cepillado de dientes coloca en el baño un calendario para que el niño se ponga una :) por cepillarse los dientes bien o una :( por no cepillarse los dientes. Es decir aprovecha las tareas del niño para generar hábitos valiéndote de recursos llamativos que dejen un registro para reforzar una instrucción y generar un habito. Una sola tarea puede ser representada con imanes, calcamonias, dibujos lo que desees por alrededor de un mes o más dependiendo del alcance del hábito. Pasado un mes puedes realizar lo mismo pero ahora con otro momento de la rutina como la hora de la comida, es decir coloca nuevamente un registro al alcance del niño para que el pequeño registre como fue su comida :) o :( Cualquier momento de la rutina es ideal para reforzar hábitos e iniciar al niño vivenciar el sentido del tiempo y recuerda darle una largo lapso de tiempo ejecutando la misma acción hasta que el niño logre el habito deseado.

Enseña al niño a vivir el sentido del tiempo

Niños y niñas en edad escolar, después de los seis años, viven sumergidos en una rutina la cual los lleva a vivenciar el tiempo gracias a lo que hacen en el día a día. Para esta edad los niños ya están familiarizados con el tiempo conocen la hora para despertarse, bañarse, alimentarse, ir a la escuela e incluso conocen el nombre de los días, los meses, los años y está bien pues es un aprendizaje de carácter social o cultural pero justo dentro de este aprendizaje esta contenida la esencia de vivir el tiempo a través de la actividad familiar. Vivir el sentido del tiempo es la propuesta que te invito a propiciar en niños y niñas sobre todo ahora que inicia un nuevo año. Este es un mes idóneo para enseñar a niños y niñas a no caer en el hacer las cosas automáticamente, a reaccionar porque es un deber o sentir lo que hace como una pesada carga para ello te propongo que te propongas una meta, la meta de sentir tu tiempo mediante tu vida diaria y la de los niños, es tan simple que basta con poner al alcance de tu vista, entre tus accesorios, tu recamara e incluso colgar sobre un pendiente un recordatorio, anclaje, amuleto, calendario, agenda e incluso un pegote que te recuerde la prioridad del año; “vivir el tiempo” para enseñarles a los niños a sentir su tiempo. Quizá tu mente te dicte en este instante que me lees; “eso es imposible sobre todo en estos tiempos” pero justo ahí empieza la propuesta, si ya tienes preparado lo que elegiste para sentir “tu preciado tiempo” ante cada pensamiento bloqueante corre a tocar, sentir o plasmar tal sentimiento en eso que has elegido, en ello reside la propuesta; detectar aquel sentimiento que te roba el tiempo, sencillamente es rescatar tu tiempo, es vivir la vida, es sentirte y no perder el tiempo entre ansiedades o preocupaciones. Y si de pronto surgiera un imprevisto, premura o ansiedad por algún motivo pues justo en ese momento recuerda el propósito del año y pasado el evento regístralo en "eso" que hayas elegido, así de simple es vivir el tiempo sin permitir que te atrape la negatividad, solo es cuestión de descubrirla para que se evapore. Y si lo enseñas de igual manera a tu hijo o hija pues ese calendario o agenda que has elegido previamente se convertira en un amuleto de la suerte porque fue un recurso que te ayudo a impregnarte de salud emocional. Basta un propósito de año nuevo para invitar a la serenidad entrar a tu hogar y si los niños se inician contigo en esta práctica pues los inicias a conocerse, sentir su estado de ánimo, registrar sus negatividades. Y si eres constante, para cuando concluya este  dos mil diecisiete te aseguro que abras enseñado al niño a perseguir metas de vida y crecimiento interior. 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Amar a los hijos

Diciembre es una temporada para profesar amor, es un mes para recordarnos que el amor no solo late en estos días, el amor es eterno, no tiene día, mes o año es espontáneo, es vida. Diciembre se me antoja para dar un giro a tan increíbles desbordamientos de afecto, convivencias, parabienes y reencuentros para adentrarme a las entrañas del amor, para sumergirme a eso que nos transporta a increíbles círculos de unión.  Un mes donde uno sencillamente se siente arropado por ese calorcito afectivo que se intensifica durante estos días. Todo depende del que tanto estas familiarizada con el amor, pero no el amor hacia otros, hablo del amor que te habita, hablo de ti, del que tanto eres amor y no es una cuestión de cursilerías no, es una cuestión de sensibilidad, del que tanto te amas, respetas y lo prodigas a tus hijos, independientemente del día, mes o año que vivas. Porque es un hecho que si te amas, no tienes necesidad de buscar como amar a tus hijos, el hecho se da, así de simple y mágico es el amor: sucede. Y para saberlo ámerita un buceo a las profundidades de tu Ser porque solo conociéndote sabrás la verdad, la realidad de lo que te habita.
Desde mi experiencia el amor no requiere de definición, búsqueda o adquisición sencillamente se manifiesta en el día a día, en lo que haces, dices o piensas, toda manifestación de vida revela si el amor te habita. Quien mana amor es eso; es amor, todo él o ella es amor y no hablo de ser caritativa o bondadosa no, hablo de que sea cual sea tu carácter si el amor te habita destilas eso y ello sí que es una divinidad para niños y niñas que tienen la fortuna de vivir, convivir, desarrollarse y crecer bajo halos de amor envolviéndolos de celestiales energías. Quien tiene la fortuna de vivir y convivir con tales almas se empapan de la fuerza y el poder que da el amor, se cristaliza en la mirada, se siente en la cotidianeidad, se respira en el convivir. Amar a los hijos es sencillamente amar desde nuestra esencia y nuestro actuar. La proeza de amar a los hijos esta cimentada bajo la toma de conciencia de nuestros actos hacia ellos y si uno se arriesga a descubrir si es realmente amor lo que se está profesando en los niños, uno realmente vive en comunión con la vida.

Amar a los hijos al educar

El hecho de educar a un niño o una niña es ideal para autodescubrirse. Autodescubrir si educas con amor... y no confundas "educar con amor" con el tolerar o tener paciencia. Educar con amor es apelar a la empatía y a la solidaridad. Si educas desde la comprensión, desde el comprender que un niño o una niña no piensan como tú, que recién está adentrándose a eso que se llama aprender, que recién está configurando sus estructuras de pensamiento pues estamos hablando de que actúas con solidaridad hacia él o ella.  Al educar a tus hijos bajo la perspectiva del amor realizas prácticas constantes para descubrir cómo eres cuando enseñas. Es la vía ideal para descubrir si educas atendiendo tus capacidades y respetas las capacidades del niño, es la vía para crear  una simbiosis de entendimiento entre ambos, es mostrar al niño como es adquirir nuevos conocimientos bajo la magia del amor. Lo mismo sucede al educar las actitudes y comportamientos del niño, si comprendes que una emoción infantil semeja un apacible o un feroz volcán en erupción pues estas educando comportamientos infantiles desde la empatía actúas fortaleciendo un alma infantil y eso hace sentir bien a cualquier niño o niña. Pero si educas porque lo mandas tú, con reactividad,  porque te sentiste ofendida o atropellas los sentimientos del niño pues permíteme decirte que eso no es educar mucho menos amar a eso es incinerar tan bello sentimiento; el amor y no solo en el niño, también en ti. Desde mi punto de vista amar a los hijos al educarlos es sentirlos, guiarlos en actos tan simples como el lavarse las manos hasta elaborar complejas ecuaciones bajo la esencia de la comprensión.