miércoles, 3 de agosto de 2016

Valores en la Familia

No conozco mayor gracia que la de vivir y convivir con valores, hablo de los valores universales sobre todo aquellos que se viven entre familia. Y más que detenerme a definir lo que es un valor me detendré a delinear porque concibo un valor como una “gracia”.
Un valor me eleva, me hace más humana, equilibra mi sentidos y lo más valioso; toca a las almas con quien convivo o ellos me contagian de los suyos. Hablo del como un valor traspasa a la familia se entreteje en los corazones de quienes habitan el nido familiar y sobre todo fortalece el sentido de vida.
Es valioso hablar de los valores, como importante es aceptar que existen antivalores aquellos que dañan corazones. Llegan al hogar como invitados invisibles, pero no llegan por llegar se gestan, aceptan y hasta toleran por la propia familia por múltiples situaciones que se viven dentro del hogar. Solo te percatas de ellos cuando ya están causando severos daños o cuando sientes que algo no anda bien. Solo cuando percibes que en casa se vive en una atmósfera de penumbra, conviven almas temerosas, violentas, ansiosas o apretujados en el día a día solo entonces tomas conciencia de que un antivalor ha invadido tu hogar.
Tanto valores como antivalores son intangibles y es un hecho  que vivir entre valores es la  garantía del vivir en armonía, en comunión con la familia así que no permitas que un antivalor cobre vida en tu hogar, si lo permites o lo justificas estarás echando fuera la garantía de la estabilidad hogareña.
Desde mi punto de vista los valores más preciados para ser cuidados, respetados y honrados son aquellos que nos generan burbujas de bienestar y serenidad, aquellos que entretejen cuerdas inquebrantables de armonía en el hogar como;
La vida. La vida para mi es el valor más preciado que nos ha sido otorgado y si tu haz dado vida a otro Ser, hablo de un hijo o hija, pues que mejor que velar por ellos derramando sobre su pequeño ser valores.
El amor. Sé por experiencia propia que el amor trasciende valores, va más allá de una virtud, casi puedo afirmar que es el tesoro más valioso que nos ha sido legado. Cuando derramas amor en el hogar todo se ilumina dentro de él, lo dice mi corazón. Tristemente el amor es altamente vulnerado, equivocado o desvirtuado porque se habla en nombre de el para atraer multitud de antivalores.
El respeto. El respeto para mi es una virtud que solo tu eriges, cuidas y velas por él. Fluye hacia tus hijos sin necesidad de exigirlo y del mismo modo retorna a ti.
La verdad. No existe mayor tesoro que nos haga libres que la verdad, la verdad como valor, aquella que te hace único en la vida. Y cuando se camina con ella es como caminar sobre una viga confiado, seguro, sin tambaleo alguno. Y es el legado más grande que se hereda a los hijos.  

El alimento de los valores eres tú

"Niños y niñas nacen con tremenda inocencia, son como el sol que entra a tu hogar para darle luz. Depende de ti que esa luz no se apague si es alimentada con valores"

Los valores

La gracia de los valores puede traspasar barreras para ellos no existe edad, tiempo, ni posición social.

Ellos saben comulgar con valores

Un valor es un intangible apreciado, tan apreciado que fácilmente puedes llegar a comulgar con aquellos que los llevan adheridos a su piel. 

miércoles, 27 de julio de 2016

Una rutina Diaria es el cimiento de la responsabilidad

Cuando los niños conocen el sentido de una rutina familiar aprenden a tener sus propias responsabilidades y para cuando asistan a la escuela no enfrentaran problemas de tipo rutinario como el abotonarse el suéter, cuidar su mochila, copiar la tarea o tan simple como saber comer su lunch que le prepara mamá.
Hablo de que una rutina diaria es el cimiento de la responsabilidad en los niños, es el camino para enseñarles a valerse por sí mismos, ser colaboradores, participantes y desenvolverse con soltura en diferentes situaciones. Guiar al niño en su rutina diaria es llevarlo niño a cuidar de su persona, más tarde de sus pertenencias y para cuando tenga entre cuatro o cinco años quizá ya conozca el sentido de la colaboración en el hogar veamos cómo puedes incentivar estas conductas las cuales serán determinantes para la independencia de tu hijo.
Entre uno y dos años la primera conducta a desarrollar a través de la rutina es la alimentación. La alimentación es importante para enseñar al niño a alimentarse por sí solo, desarrollar habilidades motoras y lo más fundamental; valerse por sí mismo. Si durante esta etapa tu hijo inicia a ser independiente al comer aun y cuando derrame la comida, coma con las manitas o tire los utensilios serán actos que lo estarán llevando a adquirir habilidad y otros de pura experimentación, descubrimientos y también te permite aprovechar el momento para enseñar al niño lo que es correcto y lo que no, es decir además de enseñar al niño a seguir instrucciones estas habilitándolo para ser independiente. Pero si durante esta etapa solo te preocupa que el niño coma bien y no derrame la comida, también ocúpate de que el niño desarrolle las habilidades antes mencionadas ya que serán determinantes para su desarrollo. El vestirse es otro acto de la rutina diaria que te ayuda a generar conductas de responsabilidad en el niño sobre todo entre tres o cuatro años. Si le enseñas poco a poco a subirse los calzoncitos después de ir al baño, subirse el pantalón, el cierre o abotonarse el suéter serán simples actos para estimular su independencia y para cuando vaya a la escuela no se quedara paradito esperando que alguien venga en su ayuda. Además mediante estos hábitos estas desarrollando habilidades motrices en el niño tanto finas como gruesas. Lo mismo aplica para el cepillado de dientes, lavado de manos o limpieza de su cuerpo.
Para cuando el niño tiene cuatro años o más enseñarlo a colaborar con el orden de sus pertenencias es importante pues además de conocer el sentido del orden desarrolla múltiples habilidades como descubrir que el empleo de sus juguetes genera el efecto de retornarlos a su lugar, desarrolla atención al colocar todo en su lugar y propicia los hábitos que tanto preocupan a los padres. Justo en esta edad quizá empiecen las tareas escolares y para ello tu rutina será determinante por lo que deberás ser muy disciplinada al enseñar al niño hacer la tarea, situación que no será sencilla, pero si eres constante al guiarla estarás enseñando al niño de manera natural su primera responsabilidad. Un horario, un espacio, y un tiempo son los elementos clave para no lidiar mucho tiempo con las tareas que el niño lleva de la escuela.

Cuando una rutina diaria es aprovechada al máximo en primera instancia para enseñar al niño a valerse por sí mismo y en segunda instancia para conocer el sentido de responsabilidad a medida que crezca tu hijo o hija no presentaran problemas de adaptación o conducta en la escuela porque en casa le han enseñado a ser independiente.

Sentido de vida!