miércoles, 5 de agosto de 2015

Frasquitos de los sentimientos

Participa con tu pequeño de 3 años en adelante a reconocer sus sentimientos mediante materiales sencillos  sera divertido y además contribuiras con él para que en un futuro sepa cómo es sentirse, alegre, triste, enojado, con miedo o tranquilo. Solo provéete de caritas con los  cinco sentimientos que te he mencionado y cinco frascos transparentes. Una vez que tengas listo tu material ahora siéntate con el niño a preparar frasquito a frasquito. Etiquétenlos, recorten las caritas,  a la vez que le vas compartiendo como es sentir cada estado de ánimo. Llenen esos frasquitos con muchas caritas de distintos estados de ánimo. El objetivo es almacenar con el niño caritas en los frascos y colocarlos en un lugar accesible para acudir a ellos cuando el niño experimente marcadamente alguno de estos sentimientos. Por ejemplo si en un día cualquiera el niño esta invadido de ira... deja pasar su enojo llévalo a sus frasquitos y pídele que elija la carita de cómo se sentía. O un día que juegue feliz... al terminar su juego llévalo a sus frasquitos y pídele que elija la carita de cómo se sintió e incluso si se le cayó el helado que le compraste y rompió en llanto... pasado el evento llévalo a sus caritas para que identifique como se sintió. Llevar al niño a elegir la carita de como se sintió pasado el sentimiento que lo invadió, es ayudarle a reconocer sus sentimientos y lo mas importante lo ayudas a canalizarlos para no reprimirlos. 
Por ultimo sugiero que esas caritas una vez que han sido utilizadas se regresen al frasquito en especial aquellas que aportan sentimientos positivos y se destruyan aquellas que generan sentimientos negativos.  Al pasar el tiempo el niño se percatara de como va vaciando sus frascos de sentimientos negativos y almacena en su corazón sentimientos positivos.

Afinidad familiar

De los cuatro años en adelante el niño identifica casi en automático los lazos que se dan en la familia como son el despliegue de interacciones, afinidades o rechazos lo cual es muy normal cuando de convivir se trata. Y hacer un mapa familiar con los niños para aperturar, mirar y ser conscientes de sus afinidades les permite aceptarse entre si. Solo siéntense alrededor de una mesa, coloquen un gran pliego de papel y dibujen a todos los miembros de la familia sea mamá, papá, los hijos,  los abuelos, tíos o tías es decir todo aquel que convive en el día a día en familia bajo un mismo techo. Hecho este primer momento ahora elijan su color preferido para hacer lineas y decidan quien iniciara a  tirar su primera línea de afinidad. Quien inicie deberá dibujar una línea hacia aquel con el que tiene mayor afinidad. Si inicia mamá deberá tirar su primera línea hacia el que siente mayor afinidad sea la abuela, el abuelo o papa. Después otro miembro de la familia hará lo mismo y así subsecuentemente continúen tirando líneas de afinidades hacia todos los miembros de la familia hasta lograr mirar su mapa familiar. Es decir al terminar de hacer sus cruces de afinidades en una primera, segunda y hasta tercera ronda podrán percatarse de cuales son sus afinidades en casa, situación que apertura sus emociones de aceptación y confianza entre ustedes. Sugiero volver a repetir esta practica pasado un mes para mirar si han cambiado sus afinidades o siguen igual.
Nota: en caso de que la familia haya experimentado la perdida de un familiar que vivía en casa es recomendable dibujarlo, aun cuando ya no este, pues las afinidades siguen existiendo.

miércoles, 29 de julio de 2015

No confundas el amor


Date tu tiempo


Lo sabemos, pero no lo aceptamos


La felicidad es algo muy sutil


Un padre pregunta a un maestro…
Estoy muy preocupado con mi hija de seis años, me dice que es feliz, pero siento que no lo es, siento que soy incapaz de hacerla feliz.




Parece que estás demasiado preocupado, estar demasiado preo­cupado puede ser peligroso. La idea de hacer feliz a alguien nunca triunfa, va en contra de las leyes. Cuando quieres hacer feliz a alguien, la haces infeliz. Porque la felicidad no es algo que se le pueda dar a otra persona. Como mucho, puedes crear una situa­ción en la que la felicidad podría florecer o podría no florecer; no se puede hacer nada más.
Parece que estás demasiado preocupado por hacerla feliz y te sientes infeliz porque fracasas y si eres infeliz ella será infeliz. Es muy fácil hacer infeliz a alguien. La infelicidad es muy contagiosa, es como una enfermedad. Si eres infeliz, todos los que están co­nectados contigo, relacionados contigo, en especial los niños, se sentirán muy infelices y los niños son muy sensitivos, muy frá­giles.
Probablemente no dirás que eres infeliz, pero eso no cambia nada, los niños son muy intuitivos, todavía no han perdido su in­tuición. Tienen algo más profundo que el intelecto, sienten las cosas inmediatamente.
La intuición es absoluta, incondicional, simplemente dice lo que pasa. Los niños son intuitivos y se relacionan de un modo muy sutil y telepático, no se fijan en tu aspecto, inmediatamente lo perciben.
Algunas veces sucede que la madre lo siente un poco más tar­de, y el niño lo ha sentido incluso antes que la madre. La madre podría sentirse infeliz, pero todavía no se ha dado cuenta. Aún está llegando a su conciencia desde su inconsciente, pero el niño lo percibe de inmediato, es como si tuviera un pasaje directo para mirar tu infelicidad.
Hasta una determinada edad, los niños permanecen muy arrai­gados en ti y saben lo que te está pasando. Relájate un poco déjale que se mezcle con otros niños, déjale que juegue, y deja de hablar en términos de felicidad o infelicidad.
En vez de eso, sé feliz, viéndote feliz ella se sentirá feliz. La fe­licidad no es algo que tengamos que buscar directamente es un derivado. Los niños se quedan muy desconcertados cuando les pre­guntas: «¿Eres feliz?» De hecho, no saben cómo responder, ¡y yo siento que tienen razón! Cuando le preguntas a un niño «¿eres feliz?», sencillamente encoge los hombros..., porque ¿qué quieres decir?
El niño sólo es feliz cuando no es consciente de ello, nadie pue­de ser feliz cuando es consciente de ello. La felicidad es algo muy sutil, que sólo sucede cuando estás totalmente inmerso en otra cosa.
El niño está jugando y es feliz porque, en esos momentos, no sabe nada de sí mismo: ¡ha desaparecido! La felicidad sólo existe cuando has desaparecido. Cuando regresas, la felicidad desaparece. Un bailarín es feliz cuando aparece la danza y él desaparece. Un cantante es feliz cuando la canción es tan apabullante que el can­tante desaparece. Un pintor es feliz cuando está pintando. Un niño es feliz cuando está jugando, quizá una tontería de juego, reco­giendo caracolas en la orilla del mar, sin sentido, pero está com­pletamente absorto.
¿Te has fijado en algún niño recogiendo caracolas o piedras? Fíjate en lo absorto que está..., fíjate en lo profundamente inmerso, en lo totalmente perdido que está, esa es la cualidad del asombro y todos los niños son felices a me­nos que los padres los hagan infelices.
La felicidad no hay que buscarla directamente, haz cualquier cosa y la felicidad te seguirá como una sombra; es una consecuencia, no un resultado.

miércoles, 22 de julio de 2015

Amor o Irá

Ahora mismo el amor que me invade para compartir mis letras es tan etéreo que solo mi corazón da fe de ello. Concibo el amor tan sagrado que no me atrevo a definirlo mucho menos a decir a un padre o madre que ame a sus hijos pues solo ellas o ellos conocen la intimidad del verdadero amor hacia sus hijos. Pero si me atrevo a compartirles algunas expresiones que decimos a los hijos apelando al amor, pero no es amor es irá canalizada hacia el niño. 
A lo largo de mi vida he recibido, dicho o escuchado algunas de estas expresiones y te aseguro que todas ellas lesionan significativamente a un pequeño Ser, sin embargo jamás es tarde para ser un mejor padre o una mejor madre.

Pórtate bien y te lo compro… mejor dile al niño; -te lo compraré cuando sea el momento- no emplees el pórtate bien, evades y no eres sincero o sincera incluso ahora mismo: -yo no sé cómo es portarme bien-

Entiende que no debes correr cuando salimos... mejor dile al niño;  -si corres, tendrás una sanción llegando a casa- al llegar a casa cúmplela, porque si no lo haces, la próxima vez que salgas con el niño correrá mas fuerte.

Dejen de pelear en el coche, se los he dicho mil veces... mejor haz un alto, incluso si estas atorada en el trafico, baja del coche y di a los niños; -ahora peleemos todos,  discutamos todos, pero todos sin excusa alguna- obvio que nadie querrá bajarse del coche, mucho menos pelear pues saben que harán un espectáculo en la calle. El solo bajarte del coche desarticula la irá y rescatas la calma para continuar manejando y si me dices que es imposible detener el auto te digo; emplea la inteligencia para desvanecer la ira en esos momentos.

Estudia mucho, para que seas exitoso en la vida...mejor dile al niño; -estudia y descubrirás que el mundo es inimaginable-

No seas grosero…mejor dile al niño; -la forma en que le hablaste a esa persona la hizo sentir mal- se dará cuenta que las palabras causan mucho daño a otros.

Saluda, no seas maleducado.... mejor dile al niño; -un saludo a otra persona es como darle un regalo- te sorprenderá descubrir como el niño dará regalos sin ser obligado, porque le nacen del corazón, pero no porque deba obedecer a mama o papa, por cierto ahora que me lees te envió un cariñoso saludo.

Si no obedeces, te doy con la correa… mejor dile al niño; -si no obedeces los dos estallaremos en ira- es mejor descubrir la  ira que te puede invadir o ya te invadió frente al niño que encubrirla y desquitarte con el.

Siempre tiras todo… mejor dile al niño; -centra tus ojos, manos, pies y todo tu cuerpo en lo que vas a hacer y veras que no vuelves a tirar las cosas o tropezar- Cuando das soluciones a un pequeño sin emplear las palabras concéntrate o que no vez,  el niño se queda prendado de ti recordando el día que lo ayudaste.

Todo lo haces mal…mejor dile al niño; -yo también hice mal algunas cosas- cuando recorres la cortina de tu verdad a un niño jamás se vuelve a sentir devaluado, porque te escucho decir que tú también lo hacías mal,  incluso esta mujer que te escribe, muchas cosas ha hecho mal. Nadie tiene derecho a devaluar a nadie mucho menos a un hijo o hija.