Un padre pregunta a un
maestro…
Estoy muy preocupado con mi
hija de seis años, me dice que es feliz, pero siento que no lo es, siento que
soy incapaz de hacerla feliz.
Parece que estás demasiado preocupado, estar demasiado preocupado puede ser peligroso. La idea de hacer feliz a alguien nunca triunfa, va en contra de las leyes. Cuando quieres hacer feliz a alguien, la haces infeliz. Porque la felicidad no es algo que se le pueda dar a otra persona. Como mucho, puedes crear una situación en la que la felicidad podría florecer o podría no florecer; no se puede hacer nada más.
Parece que estás demasiado
preocupado por hacerla feliz y te sientes infeliz porque fracasas y si eres
infeliz ella será infeliz. Es muy fácil hacer infeliz a alguien. La infelicidad
es muy contagiosa, es como una enfermedad. Si eres infeliz, todos los que están
conectados contigo, relacionados contigo, en especial los niños, se sentirán
muy infelices y los niños son muy sensitivos, muy frágiles.
Probablemente no dirás que
eres infeliz, pero eso no cambia nada, los niños son muy intuitivos, todavía no
han perdido su intuición. Tienen algo más profundo que el intelecto, sienten las cosas inmediatamente.
La intuición es absoluta,
incondicional, simplemente dice lo que pasa. Los niños son intuitivos y se
relacionan de un modo muy sutil y telepático, no se fijan en tu aspecto, inmediatamente lo perciben.
Algunas veces sucede que la
madre lo siente un poco más tarde, y el niño lo ha sentido incluso antes que
la madre. La madre podría sentirse infeliz, pero todavía no se ha dado cuenta.
Aún está llegando a su conciencia desde su inconsciente, pero el niño lo
percibe de inmediato, es como si tuviera un pasaje directo para mirar tu
infelicidad.
Hasta
una determinada edad, los niños permanecen muy
arraigados en ti y saben lo que te está pasando. Relájate un poco déjale que
se mezcle con otros niños, déjale que juegue, y deja de hablar en términos de
felicidad o infelicidad.
En vez de eso, sé feliz, viéndote
feliz ella se sentirá feliz. La felicidad no es algo que tengamos que buscar
directamente es un derivado. Los niños se quedan muy desconcertados cuando les
preguntas: «¿Eres feliz?» De hecho, no saben cómo responder, ¡y yo siento que
tienen razón! Cuando le preguntas a un niño «¿eres feliz?», sencillamente
encoge los hombros..., porque ¿qué quieres decir?
El niño sólo es feliz cuando
no es consciente de ello, nadie puede ser feliz cuando es consciente de ello.
La felicidad es algo muy sutil, que sólo sucede cuando estás totalmente
inmerso en otra cosa.
El niño está jugando y es
feliz porque, en esos momentos, no sabe nada de sí mismo: ¡ha desaparecido! La
felicidad sólo existe cuando has desaparecido. Cuando regresas, la felicidad
desaparece. Un bailarín es feliz cuando aparece la danza y él desaparece. Un
cantante es feliz cuando la canción es tan apabullante que el cantante
desaparece. Un pintor es feliz cuando está pintando. Un niño es feliz cuando
está jugando, quizá una tontería de juego, recogiendo caracolas en la orilla
del mar, sin sentido, pero está completamente absorto.
¿Te has fijado en algún niño
recogiendo caracolas o piedras? Fíjate en lo absorto que está..., fíjate en lo
profundamente inmerso, en lo totalmente perdido que está, esa es la cualidad
del asombro y todos los niños son felices a menos que los padres los hagan
infelices.
La felicidad no hay que
buscarla directamente, haz cualquier cosa y la felicidad te seguirá como una
sombra; es una consecuencia, no un resultado.
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