miércoles, 17 de junio de 2015
miércoles, 10 de junio de 2015
Estimula el movimiento en el niño
Pasar desapercibida la actividad motriz en el niño es pasar por alto el
desarrollo del movimiento del niño para adaptarse a su mundo no solo
madurativamente sino muy en especial neurológicamente. Así es… pasamos por alto
que el movimiento desencadena toda una serie de cualidades psicomotoras que son
determinantes en el desarrollo del niño como la percepción sensoriomotriz, el
esquema corporal, lateralidad, espacio, tiempo y equilibrio. Factores importantísimos
para el desarrollo cerebral del niño. Gracias a la actividad motriz el niño
puede interactuar con su medio para modificarlo y modificarse. Tanto el
movimiento como el dialogo tónico cumplen un papel determinante en la vida
afectiva y social del niño.
Para incidir en la motricidad del niño en general basta con saber cómo se divide para
tener un referente de donde partir, buscar alternativas y el movimiento por si
solo surge.
En primer lugar tenemos los grandes movimientos o movimientos gruesos en
los que opera la totalidad del cuerpo del niño como caminar, correr, trotar
saltar trepar ahí tienes la línea a seguir para estar al día si deseas estimular
estos aspectos en tu hijo.
El segundo lugar tenemos la coordinación motriz dinámica que consiste en la
capacidad de sincronizar los movimientos mediante las diferentes partes del
cuerpo empleando tiempo, espacio y esfuerzo. Al realizar movimientos que le
demanden al niño una total sincronía con su cuerpo mediante el movimiento
participas con su madurez neuronal y psicomotora. Para el aprendizaje y dominio
de estos movimientos bastara con propiciar en tu hijo subir y bajar escalones,
saltar, rodar, vuelta adelante, vuelta atrás, a un lado al otro, etcetera
En tercer lugar tenemos la coordinación motriz fina la cual se apoya y
relaciona íntimamente con la coordinación sensorio motriz y consiste en
movimientos amplios de distintos segmentos corporales controlados por la vista
se trata de movimientos de piernas, brazos, manos y pies que suponen precisión
y una fina acción para lograr la acción del movimiento. Es decir todo el cuerpo
deberá ajustarse a una coordinación viso motriz constantemente. Este
aprendizaje lo logra el niño cuando lo pones a jugar la pelota, esquivar
obstáculos, atinarle a una marca, rebotar una pelota, escribir, colorear,
amasar, ensartar, etcétera.
En cuarto lugar tenemos la disociación de movimientos es decir acciones
complejas que demandan actividad de grandes y pequeños segmentos como aplaudir
y caminar, correr y parar, caminar y saltar, mover pañuelos o cintas
alternadamente, saltar y aplaudir, etcétera.
Por ultimo tenemos el desarrollo del equilibrio el cual se da en la medida que estimules la totalidad de su cuerpo. El equilibrio se logra mediante la información
coordinada del cerebelo, visión y vestíbulo ( órgano del equilibrio) y existen algunas formas para estimularlo
como el caminar por una línea, con un pie, sobre una cuerda, mantenerse con un
pie, etcétera.
Te he dado la ruta ha seguir para estimular el movimiento integral en tu
hijo, ahora depende de ti crear tu propia rutina para estimular los aspectos
que desees. Cuando se acercan los medios al niño para estimular el movimiento a futuro observaras
a un pequeñito caminar seguro y confiado pues difícilmente tropezara con obstáculos. Casi no derramara líquidos o se le caerá la comida cuando se siente a comer. Difícilmente tropezara con los muebles de casa cuando sale
corriendo para ir a la escuela e incluso
llegara a tener bonita letra, todo debido a que estimulaste el movimiento adecuadamente en tu hijo.
miércoles, 3 de junio de 2015
Responsabilidad en los hijos
Los padres en
general esperan o desean que sus hijos sean responsables con sus obligaciones
cotidianas y cuando logran ciertos
grados de ella en sus hijos, por mínimos que estos sean, resultan una gran
satisfacción para ellos. Sobre todo cuando mira que él niño se responsabiliza por sí mismo
para levantarse temprano, asear su recamara, organizar sus pertenencias, atender la
escuela, etcétera. En síntesis la responsabilidad se convierte en una virtud familiar.
Pero siendo la
responsabilidad una virtud tan buscada por los padres en ocasiones suele ser desvirtuada.
Y para adentrarme en ello iniciare por definir responsabilidad. La
responsabilidad es la capacidad para responder a tu Ser. Si, para mí eso es responsabilidad. Ser capaz
de responsabilizarte de tu persona, de tu estado emocional, tu organismo. De
alimentar religiosamente cada don otorgado a tu mente, cuerpo y alma lo cual se
traduce en la capacidad de responder y responsabilizarte por ellos, por tus
dones. Teniendo contigo todo este cumulo
de virtudes obviamente que no hay necesidad de enseñar al niño como ser
responsable pues el niño se alimenta por si solo de tan nutritivas acciones
intangibles. Tus dones por si solos fluyen hacia tus hijos.
Sin embargo cuando los
padres se percatan que dicha virtud está ausente en casa sobre todo al mirar que el niño pierde los suéteres en la escuela, no copia la tarea, se
distrae constantemente, su cuarto es un caos
entonces buscan de inmediato la responsabilidad por todos lados para
darle al niño grandes cucharadas de ella. Pero no funciona pues la
responsabilidad no es una cuestión orgánica, mucho menos mecánica, como tampoco brota de la noche a la mañana. La responsabilidad como
lo aborde al principio, es una virtud que se cultiva paciente y sabiamente en ti para fluir hacia tus hijos. Si se carece de ella se desencadena una serie de
atropellos emocionales entre los integrantes de la familia y lo puedes observar
cuando de disciplinar a los niños se trata. Por ejemplo cuando das una indicación
o una tarea al niño esta irá acompañada de tu estado anímico, si estas de
buenas obvio que la indicación saldrá natural, pero si estas de malas la
indicación saldrá acompañada de una explosión de emociones y el niño siendo tan
inteligente emocionalmente sabrá perfectamente cuando una indicación tuya debe
ser atendida o puede vulnerarla. Es decir; -si mama esta
de buenas nos dará permiso-, -pero si esta de malas mejor nos escondemos- Así
piensan los niños, aprovechan tus cambios de humor para evadir las responsabilidades
que les delegas. Tal inestabilidad de
toma de decisiones por un lado no cimienta la
responsabilidad en el niño y por otro lado no te habita pues
no eres consiente de lo que dices a tu hijo o hija y ellos estando en una edad
de total apertura y sensibilidad emocional captan todo tipo de fragilidad en ti. Cuando pregunto
a un padre como delega las tareas a sus hijos casi siempre me dicen; -le hablo
fuerte porque solo así me obedecen-. Otros me dicen; -a la que no obedecen es a su
mama-. Pero algunas madres me dicen; -soy a la única que obedecen en casa, pues su
papa es un consentidor-. Incluso hay madres que expresan; -pues por más que le
hablo no me hace caso-.
Observas como
son de inestables los roles de los padres lo cual genera tremendas desigualdades y todo
porque no se pertenecen, no son
responsables de si mismos. Y no pienses que es una cuestión de ponerse de acuerdo entre ambos pues muchas veces es el argumento del porque el niño no es responsable pero cuando
un padre o una madre asume las riendas de la responsabilidad los niños se percatan
de ello y reaccionan pues observan la capacidad de confianza y
decisión de quien dio ese gran paso emocional. Entonces la responsabilidad empieza a
florecer primero en ti, después en los hijos y finalmente en toda la familia y no es una cuestión de tiempo, aun cuando los hijos hayan partido siempre que miran a un
padre o una madre responsable entran en sintonía con ellos. Ser responsable por ti, en
primera instancia asegura la estabilidad emocional en tu hijo y la tuya. Tal vez esta sea la tarea más difícil para una familia y el
que hacer no reside en reflexionar, cambiar o animarse para hacerlo la verdadera
tarea reside en responsabilizarte de ti como ya lo he abordado, sin que nadie te obligue o te diga que hacer,
que no hacer, simplemente date cuenta de que estás haciendo con tus hijos para
que sean responsables, ese solo acto ya es responsabilidad.
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