Los padres en
general esperan o desean que sus hijos sean responsables con sus obligaciones
cotidianas y cuando logran ciertos
grados de ella en sus hijos, por mínimos que estos sean, resultan una gran
satisfacción para ellos. Sobre todo cuando mira que él niño se responsabiliza por sí mismo
para levantarse temprano, asear su recamara, organizar sus pertenencias, atender la
escuela, etcétera. En síntesis la responsabilidad se convierte en una virtud familiar.
Pero siendo la
responsabilidad una virtud tan buscada por los padres en ocasiones suele ser desvirtuada.
Y para adentrarme en ello iniciare por definir responsabilidad. La
responsabilidad es la capacidad para responder a tu Ser. Si, para mí eso es responsabilidad. Ser capaz
de responsabilizarte de tu persona, de tu estado emocional, tu organismo. De
alimentar religiosamente cada don otorgado a tu mente, cuerpo y alma lo cual se
traduce en la capacidad de responder y responsabilizarte por ellos, por tus
dones. Teniendo contigo todo este cumulo
de virtudes obviamente que no hay necesidad de enseñar al niño como ser
responsable pues el niño se alimenta por si solo de tan nutritivas acciones
intangibles. Tus dones por si solos fluyen hacia tus hijos.
Sin embargo cuando los
padres se percatan que dicha virtud está ausente en casa sobre todo al mirar que el niño pierde los suéteres en la escuela, no copia la tarea, se
distrae constantemente, su cuarto es un caos
entonces buscan de inmediato la responsabilidad por todos lados para
darle al niño grandes cucharadas de ella. Pero no funciona pues la
responsabilidad no es una cuestión orgánica, mucho menos mecánica, como tampoco brota de la noche a la mañana. La responsabilidad como
lo aborde al principio, es una virtud que se cultiva paciente y sabiamente en ti para fluir hacia tus hijos. Si se carece de ella se desencadena una serie de
atropellos emocionales entre los integrantes de la familia y lo puedes observar
cuando de disciplinar a los niños se trata. Por ejemplo cuando das una indicación
o una tarea al niño esta irá acompañada de tu estado anímico, si estas de
buenas obvio que la indicación saldrá natural, pero si estas de malas la
indicación saldrá acompañada de una explosión de emociones y el niño siendo tan
inteligente emocionalmente sabrá perfectamente cuando una indicación tuya debe
ser atendida o puede vulnerarla. Es decir; -si mama esta
de buenas nos dará permiso-, -pero si esta de malas mejor nos escondemos- Así
piensan los niños, aprovechan tus cambios de humor para evadir las responsabilidades
que les delegas. Tal inestabilidad de
toma de decisiones por un lado no cimienta la
responsabilidad en el niño y por otro lado no te habita pues
no eres consiente de lo que dices a tu hijo o hija y ellos estando en una edad
de total apertura y sensibilidad emocional captan todo tipo de fragilidad en ti. Cuando pregunto
a un padre como delega las tareas a sus hijos casi siempre me dicen; -le hablo
fuerte porque solo así me obedecen-. Otros me dicen; -a la que no obedecen es a su
mama-. Pero algunas madres me dicen; -soy a la única que obedecen en casa, pues su
papa es un consentidor-. Incluso hay madres que expresan; -pues por más que le
hablo no me hace caso-.
Observas como
son de inestables los roles de los padres lo cual genera tremendas desigualdades y todo
porque no se pertenecen, no son
responsables de si mismos. Y no pienses que es una cuestión de ponerse de acuerdo entre ambos pues muchas veces es el argumento del porque el niño no es responsable pero cuando
un padre o una madre asume las riendas de la responsabilidad los niños se percatan
de ello y reaccionan pues observan la capacidad de confianza y
decisión de quien dio ese gran paso emocional. Entonces la responsabilidad empieza a
florecer primero en ti, después en los hijos y finalmente en toda la familia y no es una cuestión de tiempo, aun cuando los hijos hayan partido siempre que miran a un
padre o una madre responsable entran en sintonía con ellos. Ser responsable por ti, en
primera instancia asegura la estabilidad emocional en tu hijo y la tuya. Tal vez esta sea la tarea más difícil para una familia y el
que hacer no reside en reflexionar, cambiar o animarse para hacerlo la verdadera
tarea reside en responsabilizarte de ti como ya lo he abordado, sin que nadie te obligue o te diga que hacer,
que no hacer, simplemente date cuenta de que estás haciendo con tus hijos para
que sean responsables, ese solo acto ya es responsabilidad.
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