miércoles, 4 de febrero de 2015
Armonía infantil
Rostros, caracteres, personalidades, conductas, todo, absolutamente todo
este bagaje de comportamientos se armonizan cuando de socializar se trata. Y el
arte de convivir se observa cuando un niño es capaz de involucrase en ese gran
mundo de personalidades donde se gestan las relaciones que duraran por el
resto de sus vidas.
El arte de convivir lo llamo: socializar
La socialización se inicia a temprana edad mediante la imitación de gestos, sonidos o movimientos
que papa o mama enseñan al niño cómo decir adiós, mandar besitos, aplaudir, etc. acciones
que inician a un niño a socializar. Una vez que surge el lenguaje entre el año y dos años el niño realiza sus primeros intercambios de palabras dando pie a las primeras relaciones. A esta
edad las relaciones se encuentran limitadas pues aun no existe un intercambio de palabras o
sucesos. El niño inicia a percatarse de sus iguales, pero aun no es capaz de compartir
sus juguetes, mucho menos de involucrarse en un juego grupal. Situación muy
natural debido a su egocentrismo, pues piensa que su mundo gira alrededor de él,
es decir es el centro del todo. Es a partir de los tres años cuando
la palabra ya se encuentra más estructurada, el niño es capaz de compartir
su vida interior pues ha descubierto como comunicarse. Pero cuales son los
beneficios de socializar en un niño? Sucede de todo; un cambio interior, que lo lleva a la reflexión, comprensión
de lo que sucede en el intercambio de
palabras a medida que se relaciona, descubre que es capaz de interiorizar la
palabra, desarrollar un amplio bagaje de comunicación, descubre a sus
iguales, nuevas formas de relacionarse lo cual le causa placer. Además las
relaciones que establece fomentan en él seguridad y
confianza pues se sabe aceptado. Pero la habilidad para relacionarse en un
niño no surge de la noche a la mañana, es una situación que va surgiendo en el
hogar a través de los padres quienes son el referente de toda socialización. Un niño
que a temprana edad tiene suficientes contactos con niños de su edad, similar u
otros adultos desarrollara mayores habilidades para relacionarse, contrario a un niño que ha permanecido
en casa con un mínimo de contactos en su exterior. Para estos pequeñitos les
resulta tremendamente difícil relacionarse pues su entorno les ha limitado esta capacidad y cuando se trata de establecer contactos con otros
niños les genera ansiedad o rechazo, conductas que limitan su socialización. Es
real que un niño o una niña tendrá que involucrarse en una vida escolar, social
o cultural y será entonces cuando se agudice su adaptación a ellas a falta de socialización,
todo dependerá del carácter del niño y del como los padres contribuyen con él o
ella para llevarlo a socializar con su entorno. Los beneficios de socializar
para un niño le dejan infinidad de experiencias tanto afectivas como cognitivas.
Después de los tres años surgirán los monólogos, como parte de las relaciones, es decir el niño habla para sí mismo, favoreciendo ampliamente su pensamiento pues esta introyectando imágenes, hechos o acciones, además
su lenguaje se desarrolla a mayor velocidad y amplia considerablemente su
vocabulario. Más tarde entre los cuatro y seis años cuando el niño ya es capaz
de jugar con otros, inicia un intercambio de pensamientos. Cuando miras que tu
pequeño está hablándose para sí mismo y a la vez esta interaccionando con
otros, te habla de un pensamiento que está deleitándose con su propio juego y
el juego de los demás. Al socializar, un niño aprende el arte convivir con otros, situación que durara por resto de su vida.
miércoles, 28 de enero de 2015
Problemas de conducta
Los problemas de conducta de un niño en la escuela, tienden a ser resueltos
si se les aborda desde casa o bien desde la escuela. Desde casa... si el niño
convive con normas claras, precisas y es respetado por el adulto difícilmente presentara
problemas de conducta en la escuela, compete a la familia desarrollarlas desde el hogar. Ante cada grito,
exigencias o irreverencias adulta hacia el pequeño Ser del niño, solo tendrás como respuesta rebeldía u hostilidad infantil. Desde la escuela… todo problema de
conducta dentro del aula es resuelto evitando en primera instancia etiquetamientos hacia el niño. Un niño sabe perfectamente cuando es etiquetado como problema, o
no lo quieren dentro del salón y su única forma para ser aceptado es generando
problemas mayores pues es su única forma de relacionarse. Si el adulto le dice al niño que se porte bien, es como
decirle que se porte mal. Encontraras una mejor reacción si omites todo
comentario negativo hacia al niño frente al resto del grupo y le ofreces tu sintonía o solidaridad. Cada que un adulto sintoniza con un niño que enfrenta problemas
de conducta obtiene una reacción inmediata del niño, pues invita al niño a confiar en alguien,
entonces sucede el cambio, porque el niño
se deja guiar. Pero jamás se te ocurra fracturar esa pequeña puerta de confianza
que abriste, si no es verdadera tu solidaridad hacia él sera captada de inmediato y retornara a la rebeldía, agudizándose aún mas el problema y lo único que abras conseguido es que el niño no crea en el adulto.
Problemas de lenguaje
Los principales problemas de lenguaje en un niño tienden agudizarse cuando
mama o papa le dicen a un niño que hable bien, le exigen que pida las cosas por su
nombre o hacen comparaciones respecto a su lenguaje con otros niños de su misma
edad, o bien le dicen que reaccione rápido. Toda conducta adulta que limite un lenguaje natural en el niño traerá como consecuencia graves problemas en su lenguaje. Cuando te propones dejar que el lenguaje de tu hijo fluya estimulándolo adecuadamente, de manera natural surge el parloteo infantil.
Estimula el pensamiento del niño
Si de estimular el pensamiento infantil se trata es vital que lo inicies
sin memorizar, inicialó a explorar, indagar, analizar, establecer relaciones, en
concreto a ser espontaneo. Si te propones dar al niño un estimulo diario que
lo invite a pensar como; cuantos monedas te di, sal al jardín a traerme 15
hojas pequeñitas y grandes, ordena tus zapatos por colores, enrolla los
calcetines por pares, sirve agua a la mascota, etc. En breve tiempo te percataras como de manera natural activas el cerebro del niño. La rutina hogareña te presenta infinidad de oportunidades para enseñar a tu peque a pensar, mas no a memorizar, ahí esta oculta la clave para el éxito de un pensamiento
extraordinario.
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