martes, 9 de septiembre de 2014

Cotidianeidades que ayudan a madurar al niño

Bañarse por si solo....ademas de propiciarle independencia, le propicia gozo.


Vestirse...es una tremenda oportunidad llena de aprendizajes, independencia y por supuesto madurez.


Comer solo...significa una tremenda madurez e independencia en el pequeño.


Hacer sus tareas...es el efecto de lo que ya le pertenece; la responsabilidad

Motivos para salir al parque con los niños

Para un bebe entre 0 y 3 años salir al parque significa:
Tocar la naturaleza, movilizar su cuerpecito, tocar infinidad de estímulos, desplazarse libremente, sentir, correr.

Para un niño entre 3 y 6 años de edad, salir al parque significa:
Saltar, correr, brincar en concreto mostrar  la energía que es capaz de desplegar y en especial descubrir amigos.


Para los niños entre 6 en adelante salir al parque significa:
hacer amigos, inventar juegos, mostrar su intrepidez, en concreto; socializar al máximo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Relación madre - hijo

La relación madre-hijo se inicia primordialmente por el apego que desarrolla él bebe hacia la madre, abriendo paso a su primeras reacciones afectivas que intuye de recién nacidito como la calidez, la suavidad o la ternura que le brinda mama. Y a falta de esta primera relación madre- hijo puede alterar severamente su desarrollo tanto afectivo como social generando una desadaptación profunda.

Habilidades motoras

Las capacidades motoras del bebe al nacer se desarrollan en una serie de etapas, si bien se presenta una amplia variación en cuanto a la edad, la secuencia que sigue la habilidad motora definitivamente es invariable. Es decir el pequeñito inicia con la hazaña de adaptar su cuerpo a un nuevo estilo de vida. Posteriormente controlara su cabeza, se mantendrá erguido y gateara hasta cristalizar la anhelada marcha, en otras palabras; él bebe caminara por si solo.

Una tremenda energía en desarrollo

Él bebe no es un lindo querubín sonriente de pelo dorado tocando un nuevo tipo de vida, vestido de rosa o azul y diminutos moños. No, él bebe es una tremenda energía que recién llega a un nuevo mundo con un equipo completo de percepciones notablemente bien desarrolladas en el momento de su nacimiento. Percepciones que maduran notablemente a medida que va creciendo. Su sentido del gusto quizá es la facultad menos desarrollada, pero su capacidad de percibir su entorno y reaccionar a las formas y su capacidad para acomodar su visión a diferentes distancias se desarrollan aceleradamente durante los primeros seis meses.

lunes, 25 de agosto de 2014

Responsabilidad

Veo a la responsabilidad más allá de alimentar, proveer y cuidar a un hijo. Para mi la responsabilidad implica una tremenda toma de conciencia para saberla cultivar en el niño. Un niño aprende a ser responsable cuando la mira fluir en sus padres, no necesita grandes lecciones verbales.

Como destruimos la confianza

Caminaba por un parque cercano a casa, caminatas matutinas o vespertinas que realizo para alimentarme espiritual y mentalmente. A lo lejos miraba a una madre jugando con su hijo, deducía que era la mama pues la intuición de madre me lo decía. Le mostraba al pequeño como jugar futbol, como patear la pelota, a donde la debería dirigir, como correr, me embebía de tan hermoso panorama que desplegaba una madre y su hijo. Miraba como la confianza del pequeñito se desplegaba a lo largo y  ancho de aquel parque corriendo, pateando, hablando, riendo y a ese instante solo podía llamarle; confianza, la confianza plasmada en alegría. La confianza que estaba emanando un hermoso niño, la confianza que estaba sembrando una madre en su hijo. Pero de pronto tan divina virtud se vería interrumpida por una cascada de palabras que salían abruptamente de un corazón urgido por dar instrucciones a su hijo.  A lo lejos escuchaba a una madre decir; -no te alejes- pero el pequeñito corría con energía, corría y corría, hasta que lo vi llegar al fondo del parque, donde solo una pared detuvo su carrera. Entre tanto la mama para ese entonces ya estaba angustiada y gritando; ¡espera!, ¡detente! !no corras!, pero el pequeñito ya había llegado al fondo del parque, feliz porque estaba jugando con mama. Un bello momento que en cuestión de segundos se tornaría en consternación y llanto pues mama se acercaba a él para darle tremenda reprimenda, reprimenda que inhibiría dos bellas virtudes a punto de florecer; confianza y alegría, pero aquella tarde momentáneamente se apagaron.
Los adultos damos por hecho que el niño posee nuestro mismo nivel de comprensión y que nos atenderá de inmediato, pero no es así. Damos Instrucciones a nuestros hijos basadas en nuestro pensamiento, dejando a un lado el pensamiento del niño. Un niño a esta edad, entre 2 y 5 años recién se está iniciando a estructurar su pensamiento y aunado a ello está integrando sus primeras emociones que le darán confianza por el resto de su vida. Pero desafortunadamente no nos percatarnos de ello y nos dejamos llevar por la premura de lo que exige nuestra mente. No nos percatamos que estamos invalidando una virtud, un crecimiento espiritual. En aquel instante una madre vivía la angustia, porque sentía que perdía a su hijo y su mente se alteraba al no ser escuchada por el niño. Y por otro lado estaba un niño impregnado de alegría y confianza al jugar con mama, pero al recibir tremendo regaño todo se torno en tristeza. 
Reflexiones que me llevan a sintetizar; en cuestión de segundos somos capaces de desestabilizar lo más preciado que tenemos; nuestros hijos, y no es que no debas dar instrucciones al niño o no les debas llamar la atención a tus hijo, no de eso no se trata, es la forma, es la actitud de como nos dirigimos a ellos. 
Aquel momento me estaba obsequiando una profunda realidad; entremezclamos el amor con la ansiedad, la alegría con las reprimendas, la responsabilidad con la rectitud, los cuidados con la sobreprotección y lo más valioso; nos olvidamos de jugar.