lunes, 24 de febrero de 2014

Estimulación infantil

Las diferencias que saltan a la vista respecto a los diversos grados de madurez entre los niños se deben en particular a su evolución madurativa, pero también es cierto que esta evolución alcanza mayores logros a partir de la estimulación que recibe un niño sea visual, táctil, auditiva o social desencadenadores que jugaran un papel vital a lo largo de su vida.
A partir de que el niño nace necesita de estímulos, si los estímulos externos no existen o son insuficientes, la corteza cerebral del niño se detiene, entonces empezamos a mirar a un niño que no avanza en su desarrollo sea motriz, de lenguaje o cognitivo. Pero también es vital resaltar que los estímulos negativos que llegan a presentarse durante su desarrollo pueden dar lugar a comportamientos inadecuados.
Los estímulos son requisitos primarios y son bien recibidos a partir de que nace el niño, momentos de una gran incorporación de aprendizajes a la corteza cerebral y poseedor de una amplísima sensibilidad lo cual facilita el estimular adecuadamente tanto su pensamiento como sus emociones.
Podemos deducir que, si bien es deseable que los estímulos sean múltiples y variados, lo importante es que se den dentro de una atmosfera afectiva sin tropiezos entre padres e hijos.
El cómo estimular a un niño demanda en gran medida de la capacidad creativa de la madre o del padre, pero muy en especial de su paciencia. El principal inconveniente que enfrentan los padres al estimular a un niño reside en su capacidad para bajarse al nivel del niño, no hablo del cómo le hablas, no, hablo de la capacidad de emplear un lenguaje normal, adecuado y estructuras de pensamiento simples que embonen en una mente infantil. Poseer la intuición para guiarlo y ser altamente observador para mirar el interés del niño determinara el grado de éxito para estimular a tu hijo. Sin embargo generalmente no se estimula al niño, él se  inicia por si solo  en esta gran hazaña. Cuando el padre o la madre se percatan de que el niño no habla,  o que sus movimientos no son normales o bien es un niño inhibido es entonces cuando surge el interés por indagar que sucede, entonces preguntan, se volcán sobre el niño para obtener una respuesta adulta, inmediata, precisa y concreta. Ahí se halla el fracaso del porque a una madre o un padre no estimula a su hijo, porque no espera, desea obtener resultados inmediatos. Cuando este tipo de conductas se vuelven agobiantes solo se obtienen del pequeño rabietas, evasiones o llantos terminando ambos frustrados. Estimular al niño demanda, como ya lo he planteado, salirse de los esquemas de pensamiento adultos respecto al aprendizaje. Permitir que el desarrollo del niño siga su propio curso y estimularlo en los momentos propicios de la vida cotidiana, elementos que bastaran para participar activamente en la educación de tu hijo.
                

viernes, 21 de febrero de 2014

Tener entre sus manos


Estimula lenguaje

A los dos años es recomendable favorece el lenguaje del pequeñito haciendo gorgoritos, trompetillas, balbuceos, etc. cual si recordaran su etapa de bebe. Te sugiero que acompañes los sonidos con fotografías del niño  de cuando era bebe, se sentirá animado para imitarte y a la vez mirarse  de bebe.

Enseñar a comer al niño

A partir del año de edad es propicio enseñar a comer  al niño solo. Bastara sentarlo en su silla entrenadora  y tu a un lado para darle de comer. Muéstrale como se hace, pero a la vez déjalo que coma por sí solo, tal vez esto te resulte contradictorio, pero he de decirte que iniciar al pequeñito en esta faena demanda alta tolerancia pues el niño no aprende a comer de inmediato como lo esperamos los adultos.  Enseñar a comer al niño precisa de momentos vitales como; tomar la cuchara, el vaso, limpiarse la carita con la toalla, etc. Actos que no se surgirán de inmediato por más que lo desee el adulto. El niño estará ansioso por tomar la cuchara para golpear lo que mira, llevarse a la boca lo que coloco mama frente a él, descubrirá sabores, derramara todo lo que se cruza ante su mirada, descubre que aventar la comida atrae la atención de mama, se ensucia la ropa, estas y muchas otras conductas surgirán cuando de enseñar a comer al niño se trate. Conductas  que para un adulto resultan inadecuadas y para un niño son naturales,  pues aún no conoce las reglas de urbanidad, no posee la habilidad suficiente para manipular los utensilios,  su atención esta ávida por descubrir lo que tiene frente a él.  
Enseñar a comer al niño demanda de dos momentos; por un lado iniciarlo al correcto comer y por otro lado a fluir tus virtudes. Hablo de la paciencia y tolerancia para enseñar a comer al niño sin perder los estribos. Guiarlo gradualmente llevándolo a  conocer lo correcto y lo incorrecto. Constancia para desarrollar sus habilidades en manitas, boca y sobre todo atender tus indicaciones. Apertura para aceptar que tu hijo no aprenderá de la noche a la mañana a comer. Tolerancia para centrarte en el objetivo y no en la ira ante conductas irreverentes. Sabiduría para discernir entre una conducta normal del niño y una conducta indeseada. Te dejo como enseñar a comer al niño con la cuchara

lunes, 17 de febrero de 2014

Sumar, restar o multiplicar


El desarrollo mental del niño

Existen diversas líneas de desarrollo del psiquismo infantil en diferentes periodos, periodos cuyos sucesos relevantes integran los primeros organizadores mentales.  Es decir observamos en un niño conductas diversas de una fase a otra, las cuales son como catalizadores que conforman su desarrollo mental y a continuación te describiré una a una.
El primer organizador es la aparición de la sonrisa en  respuesta a estímulos dados por la madre. Es decir el bebe responde a una sonrisa con otra sonrisa.
La angustia que surge al octavo mes indica la aparición del segundo organizador. Hablo de un estado natural que abre una nueva etapa del desarrollo infantil durante la cual, la personalidad y la conducta del niño experimentaran cambios radicales. Durante los tres años surgen el tercer organizador con la aparición del “No”, el no que se manifiesta a través de gestos o la palabra como tal.
Los dos primeros organizadores pertenecen al campo de los impulsos naturales del niño. El tercer impulso abre un campo importantísimo de desarrollo mental, al campo de la comunicación, es decir la comunicación ahora viene a sustituir la acción por medio del lenguaje.
Durante la primera infancia, de cero a tres años al niño le suceden cosas buenas y cosas malas, hablando en términos psíquicos, situaciones que supera ampliamente una mente infantil, situaciones para las que no existe explicación alguna. Serán los cuidados maternos quienes le brinden al niño la confianza necesaria para enfrentar y superar aquellas situaciones que lo desestabilicen emocional o mentalmente, surgen de manera natural debido a los factores externos que se van presentan durante su desarrollo.
El niño y la atención materna forman una unidad, ambos aspectos se entremezclan y se separan a lo largo de una evolución normal y en cierta medida la salud mental dependerá de que la madre se acerque y se separe del niño a medida que este va creciendo. En un primer momento se encuentra en una fase  de total dependencia, es decir carece de los medios para valerse por  sí mismo. Después pasa a una fase de dependencia relativa, es decir el niño va descubriendo como cuidarse a sí mismo de manera incipiente. Descubre cómo alimentarse, vestirse por sí solo, lavarse las manos, etc. es  la cotidianeidad que le demanda cuidados, es entonces cuando el niño experimenta el poder de desear hacerlo por el mismo, es una dependencia relativa, es un estado mental que va conformando nuevas estructuras de la vida diaria.
Por último pasa a la independencia, conoce los medios para prescindir del adulto y en la medida que una madre intervenga poco en esta fase del niño, lograra mayor seguridad y confianza en el niño, sumando a ello las innumerables implicaciones mentales a las que se verá expuesto a medida que crece el niño.