viernes, 21 de febrero de 2014

Enseñar a comer al niño

A partir del año de edad es propicio enseñar a comer  al niño solo. Bastara sentarlo en su silla entrenadora  y tu a un lado para darle de comer. Muéstrale como se hace, pero a la vez déjalo que coma por sí solo, tal vez esto te resulte contradictorio, pero he de decirte que iniciar al pequeñito en esta faena demanda alta tolerancia pues el niño no aprende a comer de inmediato como lo esperamos los adultos.  Enseñar a comer al niño precisa de momentos vitales como; tomar la cuchara, el vaso, limpiarse la carita con la toalla, etc. Actos que no se surgirán de inmediato por más que lo desee el adulto. El niño estará ansioso por tomar la cuchara para golpear lo que mira, llevarse a la boca lo que coloco mama frente a él, descubrirá sabores, derramara todo lo que se cruza ante su mirada, descubre que aventar la comida atrae la atención de mama, se ensucia la ropa, estas y muchas otras conductas surgirán cuando de enseñar a comer al niño se trate. Conductas  que para un adulto resultan inadecuadas y para un niño son naturales,  pues aún no conoce las reglas de urbanidad, no posee la habilidad suficiente para manipular los utensilios,  su atención esta ávida por descubrir lo que tiene frente a él.  
Enseñar a comer al niño demanda de dos momentos; por un lado iniciarlo al correcto comer y por otro lado a fluir tus virtudes. Hablo de la paciencia y tolerancia para enseñar a comer al niño sin perder los estribos. Guiarlo gradualmente llevándolo a  conocer lo correcto y lo incorrecto. Constancia para desarrollar sus habilidades en manitas, boca y sobre todo atender tus indicaciones. Apertura para aceptar que tu hijo no aprenderá de la noche a la mañana a comer. Tolerancia para centrarte en el objetivo y no en la ira ante conductas irreverentes. Sabiduría para discernir entre una conducta normal del niño y una conducta indeseada. Te dejo como enseñar a comer al niño con la cuchara

lunes, 17 de febrero de 2014

Sumar, restar o multiplicar


El desarrollo mental del niño

Existen diversas líneas de desarrollo del psiquismo infantil en diferentes periodos, periodos cuyos sucesos relevantes integran los primeros organizadores mentales.  Es decir observamos en un niño conductas diversas de una fase a otra, las cuales son como catalizadores que conforman su desarrollo mental y a continuación te describiré una a una.
El primer organizador es la aparición de la sonrisa en  respuesta a estímulos dados por la madre. Es decir el bebe responde a una sonrisa con otra sonrisa.
La angustia que surge al octavo mes indica la aparición del segundo organizador. Hablo de un estado natural que abre una nueva etapa del desarrollo infantil durante la cual, la personalidad y la conducta del niño experimentaran cambios radicales. Durante los tres años surgen el tercer organizador con la aparición del “No”, el no que se manifiesta a través de gestos o la palabra como tal.
Los dos primeros organizadores pertenecen al campo de los impulsos naturales del niño. El tercer impulso abre un campo importantísimo de desarrollo mental, al campo de la comunicación, es decir la comunicación ahora viene a sustituir la acción por medio del lenguaje.
Durante la primera infancia, de cero a tres años al niño le suceden cosas buenas y cosas malas, hablando en términos psíquicos, situaciones que supera ampliamente una mente infantil, situaciones para las que no existe explicación alguna. Serán los cuidados maternos quienes le brinden al niño la confianza necesaria para enfrentar y superar aquellas situaciones que lo desestabilicen emocional o mentalmente, surgen de manera natural debido a los factores externos que se van presentan durante su desarrollo.
El niño y la atención materna forman una unidad, ambos aspectos se entremezclan y se separan a lo largo de una evolución normal y en cierta medida la salud mental dependerá de que la madre se acerque y se separe del niño a medida que este va creciendo. En un primer momento se encuentra en una fase  de total dependencia, es decir carece de los medios para valerse por  sí mismo. Después pasa a una fase de dependencia relativa, es decir el niño va descubriendo como cuidarse a sí mismo de manera incipiente. Descubre cómo alimentarse, vestirse por sí solo, lavarse las manos, etc. es  la cotidianeidad que le demanda cuidados, es entonces cuando el niño experimenta el poder de desear hacerlo por el mismo, es una dependencia relativa, es un estado mental que va conformando nuevas estructuras de la vida diaria.
Por último pasa a la independencia, conoce los medios para prescindir del adulto y en la medida que una madre intervenga poco en esta fase del niño, lograra mayor seguridad y confianza en el niño, sumando a ello las innumerables implicaciones mentales a las que se verá expuesto a medida que crece el niño.

martes, 11 de febrero de 2014

Iniciándose en los conceptos


La alimentación al nacer

Una de las primeras relaciones del recién nacido con el mundo externo, aunque no necesariamente formal, surge mediante la reacción oral del pequeñito. La madre en este momento representa para el bebe “alimento”, y esto solo es una reacción o una respuesta a diversos estímulos que rodean al niño, como el contacto de las miradas, los dedos, el pecho, etc. Al nacer, tu bebe manifestara diferentes conductas respecto a la alimentación, ya sea que le des el pecho o el biberón.
A los ocho días el pequeñito responde a señales de profunda sensibilidad y equilibrio, y lo observaras cuando lo tomes entre tus brazos para darle de comer, veras como vuelve la cabeza hacia ti. Al segundo mes tu bebe solo conocerá la señal de la comida cuando tenga hambre.
Cuando tenga tres meses reaccionara ante tu presencia, cuando te acerques al escucharlo llorar porque tiene hambre. Observa como deja de gimotear, abre la boca y adelanta los labios como pidiéndote el alimento o esperando mamar. Poco después el pequeñito fijara su mirada en tus ojos mientras mama, el alimento y mamá a estas alturas están sumamente unidos.  
Sera hasta el segundo año de vida cuando el niño sea capaz de distinguir entre la madre y el alimento, aun cuando subconscientemente seguirá existiendo una relación de unidad.
Al nacer el niño muestra gran actividad oral; es una fuente de satisfacción, una necesidad de nutrición, pero también es una fuente de contacto externo al apropiarse de objetos para llevarlos a la boca y soltarlos una vez explorados, es un jugueteo de los labios o mordiscos  e incluso las conocidas regurgitaciones son una fuente de satisfacción.
El acto de tetar no responde exclusivamente a la satisfacción que le produce el comer, también procura un autentico placer, aunque no vaya acompañada de comida. El hecho de chupar el pulgar nos muestra que el niño hace funcionar automáticamente la necesidad de succionar para lograr placer cuando no tiene al alcance el seno materno.
Aun no se ha llegado a determinar si el niño obtiene ventaja de la lactancia materna, en comparación con la lactancia mediante el biberón, pues existe una reciprocidad tanto si el lactante es alimentado con el pecho, como si lo es con el biberón, siempre que le sean dados por la madre o por otro adulto.

Dar el alimento al niño no es un simple acto nutritivo o darle algo por vía oral, es una entrega por parte de la madre, no solo por el pecho que da, sino por su actitud. Las mejores madres son las mejores nodrizas. En el tetar el niño halla su comodidad, una posición acariciadora y un olor característico. Todas sus ansias son satisfechas y son inseparables. No solo se satisface el hambre sino todas sus necesidades. Si durante el primer semestre se le da de comer al bebe con excesiva rigidez, con horarios fijos,  y con raciones de igual cantidad, psicofisiológicamente habrá consecuencias nefastas pues se le fuerza cuando no tiene hambre y queda insatisfecho cuando más necesita del alimento.