Una de las primeras relaciones del recién nacido con
el mundo externo, aunque no necesariamente formal, surge mediante la reacción
oral del pequeñito. La madre en este momento representa para el bebe
“alimento”, y esto solo es una reacción o una respuesta a diversos estímulos
que rodean al niño, como el contacto de las miradas, los dedos, el pecho, etc. Al
nacer, tu bebe manifestara diferentes conductas respecto a la alimentación, ya
sea que le des el pecho o el biberón.
A los ocho días el pequeñito responde a señales de
profunda sensibilidad y equilibrio, y lo observaras cuando lo tomes entre tus brazos
para darle de comer, veras como vuelve la cabeza hacia ti. Al segundo mes tu
bebe solo conocerá la señal de la comida cuando tenga hambre.
Cuando tenga tres meses reaccionara ante tu
presencia, cuando te acerques al escucharlo llorar porque tiene hambre. Observa
como deja de gimotear, abre la boca y adelanta los labios como pidiéndote el
alimento o esperando mamar. Poco después el pequeñito fijara su mirada en tus
ojos mientras mama, el alimento y mamá a estas alturas están sumamente unidos.
Sera hasta el segundo año de vida cuando el niño sea
capaz de distinguir entre la madre y el alimento, aun cuando subconscientemente
seguirá existiendo una relación de unidad.
Al nacer el niño muestra gran actividad oral; es una fuente
de satisfacción, una necesidad de nutrición, pero también es una fuente de
contacto externo al apropiarse de objetos para llevarlos a la boca y soltarlos
una vez explorados, es un jugueteo de los labios o mordiscos e incluso las conocidas regurgitaciones son
una fuente de satisfacción.
El acto de tetar no responde exclusivamente a la
satisfacción que le produce el comer, también procura un autentico placer, aunque
no vaya acompañada de comida. El hecho de chupar el pulgar nos muestra que el
niño hace funcionar automáticamente la necesidad de succionar para lograr
placer cuando no tiene al alcance el seno materno.
Aun no se ha llegado a determinar si el niño obtiene
ventaja de la lactancia materna, en comparación con la lactancia mediante el biberón,
pues existe una reciprocidad tanto si el lactante es alimentado con el pecho,
como si lo es con el biberón, siempre que le sean dados por la madre o por otro
adulto.
Dar el alimento al niño no es un simple acto
nutritivo o darle algo por vía oral, es una entrega por parte de la madre, no
solo por el pecho que da, sino por su actitud. Las mejores madres son las
mejores nodrizas. En el tetar el niño halla su comodidad, una posición
acariciadora y un olor característico. Todas sus ansias son satisfechas y son
inseparables. No solo se satisface el hambre sino todas sus necesidades. Si
durante el primer semestre se le da de comer al bebe con excesiva rigidez, con
horarios fijos, y con raciones de igual
cantidad, psicofisiológicamente habrá consecuencias nefastas pues se le fuerza
cuando no tiene hambre y queda insatisfecho cuando más necesita del alimento.
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