martes, 24 de septiembre de 2013
Brazos, manos y dedos
A los cinco meses es la edad ideal para iniciar al pequeñito en su
capacidad motora de brazos, manos y dedos. Basta darle un botecito con un poco
de semillas (frijol, garbanzo, maíz, etc.)
para sacarlas y meterlas. Solo dale el botecito y él se encargara del
resto. Será vital que vigiles que el niño no
se lleve las semillas a la boca pues es una reacción natural, intenta conocer
lo que le rodea a través de la boca. El objetivo se centra en estimular
control de brazos, manos y dedos al tomar algo pequeñito por ello la eleccion de semillas.
Observación y reacción
Observación y reacción son dos requisitos indispensables al nacer el
bebe, sobre todo para conocer su
desarrollo en el ámbito madurativo. Para estimular este aspecto basta acercarle
una tela larga y colorida, tomarla por uno de los extremos, colocarla a la
altura de la mirada del pequeñito y moverla de un lado a otro muy suavemente,
como invitándolo a seguir la tela con la mirada. El solo acto de colocar un
objeto al alcance del bebe es motivo de generar una reacción. Solo percátate que sigue con los ojitos la
tela y estarás constatando su desarrollo madurativo.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Un niño tranquilo aprende a controlarse
Los niños que se sienten tranquilos y
seguros aprenden a controlarse. Los cuidados y la forma de relacionarte con tu hijo le
enseñara que el mundo es un lugar seguro e interesante. Responder cuando ellos lo
necesitan, permanecer tranquilos y ser amorosos contribuye a que los niños se
sientan seguros. Sin embargo, mantenerse tranquilos y amorosos como padres no es fácil.
Todos los padres del mundo en ocasiones se sienten tensos, furiosos o frustrados. Pero si expresamos la frustración contra los niños, gritándoles,
tratándolos con brusquedad o ignorando sus necesidades, los niños se sentirán
atemorizados. Si esto ocurre en pocas ocasiones, no afectará al niño. Pero, si
el control se pierde con frecuencia, ello, puede modificar el cerebro de los
pequeños y someterlos a un alto desequilibrio emocional generando en el niño tensión, ansiedad o temor. Conductas que producen en el cerebro infantil
un químico llamado cortisol, sustancia que puede destruir las células cerebrales.
Además, el cortisol también puede destruir las conexiones existentes en un
cerebro infantil. Cuando un pequeño ha tenido muchas de estas experiencias
atemorizantes y vaya a la escuela, podrá tener problemas para relacionarse con
otros, prestar atención, pensar o aprender. Lo que necesita todo niño para
sentirse seguro y desarrollarse normalmente es un cuidado equilibrado y
amoroso alejado de las hostilidades o amenazas constantes por parte del adulto.
El camino de un adolescente
La ruta delineada, demarcada, es un
orden. El lazo, la relación, la más profunda comunicación, es un ordenamiento
recíproco. Te espero, me llamas, nos encontramos. Nos vamos armando en
nuestras propias, íntimas y privadas rutinas, es decir códigos rituales, para
poder expresar justamente eso que es invisible a los ojos de un padre y un
adolescente.
De la misma manera, la ruta no ha de ser
ruta a menos que esté demarcada con rayas visibles a los costados, con señales,
con carteles indicadores.
Todo ello te orienta, no te fuerza. Da
lugar a la libertad. Luego eliges el objetivo, el camino dentro de la ruta, la
velocidad, la música, el silencio.
Ni sabes qué elegirás, con precisión.
Tienes una idea, una vaga idea, pero no puedes prever las ocurrencias, eso que
le sale a uno al encuentro y lo desvía de la idea primigenia. Es la aventura.
Esta es la realidad: aventura y orden,
orden y aventura, lo decía el poeta Apollinaire.
La aventura es lo creativo, lo
impredecible, pero el orden la sostiene. La aventura es un cuadro de Dalí. No
obstante, el genio tenía un orden, una disciplina, límites y reglas para
pintar, y para desplegar, sobre ese sustento, su fantasía surrealista, semejando un camino entre limites y libertad.
jueves, 19 de septiembre de 2013
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