Los niños que se sienten tranquilos y
seguros aprenden a controlarse. Los cuidados y la forma de relacionarte con tu hijo le
enseñara que el mundo es un lugar seguro e interesante. Responder cuando ellos lo
necesitan, permanecer tranquilos y ser amorosos contribuye a que los niños se
sientan seguros. Sin embargo, mantenerse tranquilos y amorosos como padres no es fácil.
Todos los padres del mundo en ocasiones se sienten tensos, furiosos o frustrados. Pero si expresamos la frustración contra los niños, gritándoles,
tratándolos con brusquedad o ignorando sus necesidades, los niños se sentirán
atemorizados. Si esto ocurre en pocas ocasiones, no afectará al niño. Pero, si
el control se pierde con frecuencia, ello, puede modificar el cerebro de los
pequeños y someterlos a un alto desequilibrio emocional generando en el niño tensión, ansiedad o temor. Conductas que producen en el cerebro infantil
un químico llamado cortisol, sustancia que puede destruir las células cerebrales.
Además, el cortisol también puede destruir las conexiones existentes en un
cerebro infantil. Cuando un pequeño ha tenido muchas de estas experiencias
atemorizantes y vaya a la escuela, podrá tener problemas para relacionarse con
otros, prestar atención, pensar o aprender. Lo que necesita todo niño para
sentirse seguro y desarrollarse normalmente es un cuidado equilibrado y
amoroso alejado de las hostilidades o amenazas constantes por parte del adulto.
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