lunes, 11 de marzo de 2013

No lo forces...

El amor nunca debería ser forzado, nunca debería obligarse. No debería estar en la mente en absoluto. Cuando estas gozando, alegre, jugando, bailan­do, cantando, disfrutando... es parte de la dicha, del amor. Si sucede, es bello. Cuando el amor sucede por si solo florece lleno de belleza. Cuando se obliga, se torna un compromiso, o se hace que suceda…..es feo.

Afiliación


José Tomás y su hermano gemelo llegaron juntos a su nueva escuela el primer día de clases. Minutos antes de que la profesora entrara a la sala, José Tomás se sentó en un pupitre a la espera de que le dijeran dónde sentarse. De pronto, el dueño del puesto entró a la sala y al ver a este desconocido en su pupitre se le acercó con el puño en alto y los ojos chispeantes. "¡Oye, tú, a ver si sales de mi asiento ahora!", le gritó. José Tomás lo miró con sus grandes ojos asustados, sonrió y le tendió la mano: "Hola, soy el nuevo... y éste es mi hermano José Pedro. No te estoy quitando el puesto, sólo estoy esperando que me digan en qué lugar me tengo que sentar". El rostro pecoso del dueño del pupitre se distendió. Su actitud agresiva fue reemplazada por una sonrisa y luego, por una risa alegre. "¡Oye, pero si este otro es igual a ti! Es tu clon, es tu clon", exclamaba mientras abrazaba a ambos gemelos. Lejos había quedado su primera reacción agresiva. Posiblemente ganó dos amigos. 
Es probable que por muchos años los primeros hombres que habitaron el planeta hayan deambulado solos intentando sobrevivir hasta que descubrieron que la unión hace la fuerza. Entonces apareció en la evolución ese conjunto de señales amistosas que constituyen el primer paso de afiliación. Los chicos que juegan en una plaza miran al recién llegado como antagonista. Se ponen en guardia. Son las señales amistosas del que llega las que derriban las actitudes belicosas y dan paso a una invitación a formar parte del grupo. Así nacen las amistades, nutridas y sostenidas por potentes sentimientos positivos. El animal de la agresividad se oculta nuevamente en su madriguera.

Desarrollo social del adolescente


El desarrollo social del adolescente empieza a manifestarse desde temprana edad, cuando en su infancia (podemos decir a partir de los 10 años) empieza a pertenecer a pequeñas pandillas con la
única finalidad de jugar o de hacer travesuras.
A medida que el niño se va desarrollando empieza a tener otras inquietudes a la hora de elegir a un amigo, es selectivo, pues tienen que tener las misma inquietudes, ideales y a veces hasta condiciones económicas. El grupo adolescente se inicia sólo con dos. El adolescente y el amigo abren el paso de un grupo a otro. Se caracteriza porque el muchacho ya no se interesa por las aventuras a las que siempre ha pertenecido y busca la soledad. Se asocia a un compañero, solo a uno; así inicia el grupo puberal. Algunos psicólogos se refieren a ésta etapa como una de la más crítica del ser humano ya que el adolescente ve a la sociedad o al mundo como un tema de crítica y rechazo, rompe el cordón umbilical que lo liga a los padres, desconoce la autoridad o cualquier liderato que se encuentre en ese período transitorio en donde no pertenece a una pandilla pero tampoco forma parte de un grupo puberal.
La comprensión la buscan fuera, en los compañeros, en los amigos, hasta encontrar el que va a convertirse en su confidente, el adulto o los padres no llenan esos requisitos. La crítica y los sentimientos trágicos son la fuente de una conversación en dos adolescentes; hablan de las muchachas, de los paseos o fiestas, de los conflictos con los padres o las depresiones. Estas conversaciones están llenas de resentimientos imprecisos y son la fuente de verdaderas críticas normativas. Esas conversaciones sirven para dejar salir sus preocupaciones y dar descanso a los estados trágicos.

jueves, 7 de marzo de 2013

Descubrirte!


Vamos a leer!


Iniciar al pequeño en la lectura no necesariamente es sinónimo de enseñarle el alfabeto. Te compartiré una opción simple para sensibilizar este aspecto. Provéete de un cuento corto, con grandes letras e imágenes llamativas, una libreta (que ya deberá estar destinada a este propósito), lápices o plumones, lo que decidas.
Inicia por contarle el cuento al pequeñito, siguiendo con tu dedo índice las letras y las imágenes a la par de la narración, concluido el cuento ahora pasen al segundo momento

  • Muéstrale la primera página del cuen
  • Pídele que te lea lo que recuerda siguiendo los textos y las imágenes con su dedi
  • Finaliza pidiéndole que lo escriba sobre su libreta.
Continúa con esta secuencia con el resto de las páginas  del cuento. Al final el pequeñito solo te reproducirá sus primeros rayones o garabatos, pero te aseguro que para él serán  sus primeras letras.

Estimulando el lenguaje


Para estimular el lenguaje del pequeño bastara con proveerte de unas cuantas laminas de animalitos como el gato, el perro, el pollito, etc. Toma una de las laminas elegidas y reproduce el sonido que hace cada animalito, por ejemplo; el gato hace miauuu, el perro hace guau, el pollito hace pio, pio etc. motívalo para que reproduzca los sonidos de cada uno de ellos. Es un excelente ejercicio para estimular las articulaciones del habla como; laringe, lengua, labios, etc.