miércoles, 6 de enero de 2016
miércoles, 30 de diciembre de 2015
Felicidad
La felicidad es tan natural que cuando uno la siente el
mundo gira, gira y uno baila de alegría. Lo que no es natural es desearla en
especial para los hijos… porque como vamos a desearla para los peques cuando
ellos ya la poseen. Están impregnados de su magia, de su alegría, ríen y su
risa es tan contagiosa que a uno lo ponen alegre. Así que porque desear la
felicidad para ellos si ya les pertenece. La felicidad nos habita desde el
mismísimo día de nacer y si nos ponemos a buscarla nos extraviamos. La esencia
de la felicidad se ha distorsionado a tal grado que deducimos que para ser
felices debemos esforzarnos haciendo esto o lo otro e incluso nos entregamos en
cuerpo y alma a lo que nos dicta el exterior para lograrla, pero solo nos
extraviamos. La alegría, felicidad o dicha no se obliga brota al natural, surge
de la nada. El problema es que hemos olvidado como se siente, como es vivir con
ella y en especial la hemos distorsionado a tal grado que no sabemos discernir
entre lo que es la felicidad y la falsa felicidad. No sabemos discernir entre lo
natural y artificial, situación que fractura la felicidad de los niños pues ellos
la están viviendo, son alegres por naturaleza.
Al cierre de este año me decidí a escribir acerca de
la felicidad porque no existe mayor regalo que dar felicidad a un hijo. Dar
felicidad a un hijo es tan valioso que te aseguro será un regalo invaluable
para el niño. El cómo obsequiarla requiere de compromiso para empaparte de
felicidad, no se trata solo de intentarlo un segundo para generar ideales en
los peques y olvidarlo al siguiente instante, se trata de responsabilizarte para
ser feliz por naturaleza porque así naciste.
Intentare apoyarme de las siguientes citas para decirte como
cultivar la felicidad en tu corazón…
La alegría de
vivir solo puede ser concebida desde ti
Si tu alegría es natural, permanente, constante
nada la perturba entonces tu felicidad irradia en tus hijos.
La felicidad
no tiene nada que ver con el triunfo, la felicidad no tiene nada que ver con la
ambición, la felicidad no tiene nada que ver con el dinero, ni el poder, el
prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu
carácter.
Si eres capaz de tomar conciencia de ti, eres capaz
de hacer feliz a tus hijos porque no te extravías entre tu carácter, lo
material y las ansiedades del exterior.
Depende de ti
la felicidad, de tu estado de conciencia o inconsciencia, de si estas dormida o
despierta.
Si no tienes conciencia de la felicidad, la
tristeza invadirá tu corazón, la ansiedad invadirá tu mente o la ira se apoderara
de tu cuerpo. Depende de ti la felicidad para vivirla con la de tus hijos.
Previo a la
felicidad está el placer, al placer le sigue el dolor y al dolor lo seguirá el
placer entonces te alejas de la felicidad.
El riesgo que corre la felicidad es confundirla con
el placer aquel que es pasajero e hipnotiza al corazón pensando que durara por
siempre, cuida de no tropezar con él… con el placer.
Hay personas
que viven a medias ni dormidas, ni despiertas, viven en el limbo, un poquito
dormidas y un poquito despiertas, ni son felices, ni son infelices.
Aventúrate a descubrirte, a sentir tu felicidad gradual y religiosamente cada amanecer. No te quedes pensando que pudiste haber
sido feliz
Cuando
empiezas a tomar conciencia de ti, entonces la felicidad llega a ti. La
felicidad tiene un sentido completamente de calidad y menos de cantidad.
Aun cuando te lleguen a tocar nubarrones,
trae motas de alegría a tu corazón y descubrirás que un mínimo esfuerzo por
sentir alegría cuando todo se torna obscuro alivia todo mal. Cuando invades tu Ser de calidez y
alegría todo se ilumina.
Cuando eres feliz te sientes plena, empiezas a
desbordarte, algo estalla en tu Ser surge una armonía en TI… te haces música.
Niños y niñas son felices por naturaleza, así nacimos,
solo que al paso de los años hemos olvidado la felicidad. Cuando los padres son
capaces de emanar alegría no permiten, ni les crean a sus hijos tristeza porque
saben que eso los hace infelices.
!Deseándote de corazón que la felicidad inunde tu hogar de luz y paz¡
No reprimas las emociones de un niño
Si eres valiente para no reprimir tus emociones tendrás aplomo para no
reprimir las de tus hijos. Si sabes que es la represión sabrás el
daño que provoca. Si no la generas en ti, no la generas en otros veamos que es la represión...
- La represión es hacer cosas que jamás quisiste hacer
- La represión es ser la persona que no eres
- La represión es un modo de destruirte
- La represión es un suicidio muy lento
- La expresión es vida; la represión es suicidio
En un entorno familiar las palabras que se
dicen a los niños pueden llegar a ser represoras, tan represoras que no se tiene
conciencia del daño que les provocan veamos solo tres de ellas…
-cállate- reprimir a un niño para que no hable es como
dejarlo envenenado de ira. Aun cuando lo que hable sea fatal es mejor abrirles el
cauce de su ira emocional, sin que te lesione, a dejarles envenenado el corazón.
Cuando un padre o una madre no reprimen sus emociones poseen la sabiduría de
dejar hablar a los niños.
-atiende- obligar a un niño atenderte es reprimir
su inocencia, es obligarlo a reaccionar a tus deseos, es encuadrarlo en algo
que no quiere. Más vale aquilatar lo que merece la pena atender para enseñarle
al niño el arte de percibir los pequeños detalles de lo que le pides a exigirle
que te atienda. Cuando reprimes a un niño lo pones a temblar por dentro.
-Tranquilo- reprimir la energía de un niño,
para que se tranquilice, es como pedirle que controle un volcán de energía.
Mejor dale alternativas para canalizar esa energía en lugar de convertirla en
ira hacia ti.
miércoles, 16 de diciembre de 2015
De compras con los niños
En tanto haces tus compras navideñas tu hija o hijo están
aprendiendo de todo. Desde hacer cálculos bajo una mesa, mover su cuerpo de un
lado a otro para estabilizarlo en un pequeño redondel, calcular
alturas bajo una mesa, una escalera o una silla. Experimentan con su cuerpo
al girar, correr, saltar, estar sentados, dan rienda suelta a toda movilidad de
su cuerpo pues los espacios abiertos los invitan a moverse. Exploran por
naturalidad; edificaciones, trafico, rostros infinidad de generalidades se les
presentan para ser exploradas, pero también se concentran en las
particularidades que se encuentran ahí donde te detienes hacer tus compras. Así
que en tanto tú haces tus compras los niños deambulan por todos lados y
aprenden. Así de increíble es la mente infantil que aprende por si sola. La
experiencia me dice que todo aprendizaje fortuito es increíble en el niño pues
aprende al natural, no encuentra obstáculos. Al explorar, indagar,
experimentar y comprobar el niño
descubre, comprende y asimila nuevos esquemas de pensamiento, es decir
madura. Lo relevante de estas salidas con
los niños al hacer tus compras es que
aprenden por la causalidad, los lleves a donde los lleves, pero también es una
realidad cuidar del buen comportamiento de ellos. De establecer límites cuando
pierden el control, enseñarles a respetar
las normas de los espacios que visitan es ahí es donde tu inteligencia emocional cobra
un tremendo sentido para permitir fluir su aprendizaje y darles confianza. Para
hacerlo se estilan las llamadas de atención
y está bien en tanto estén libres de reactividad y empapadas de
asertividad entonces las llamadas de atención cobran sentido para ser atendidas
por el niño. El cómo ejecutarlas no te pide serenidad o paciencia, te pide pensar diferente para controlar los múltiples
intereses que abres a tu hijo en una salida. Al supervisar a los niños en tanto te encuentras haciendo
tus compras o en charlas adultas llega el momento en que pierdes de vista lo
que hacen los niños y es natural pues tu tendencia es monitorear rápidamente y concentrarte en tus
compras, aquí es donde sugiero insertar
ese pensar diferente cuando de hacer una llamada de atención a los niños se
trata, sobre todo si han perdido el control. Son normales las llamadas de
atención para retomar el control y por su seguridad, pero no es
normal abusar de ellas, ahí es cuando sugiero acudir a la inteligencia
emocional para pensar diferente. Estando el niño contigo, al hacer tus compras,
corre el riesgo de ser devaluado, al llamarle la atención por ello hablo de
pensar diferente al hacerlo. Lo cual
no se adquiere de la noche a la mañana, cada salida con ellos te brindara esa oportunidad
para intentarlo. Recuerda que el niño está aprendiendo y el aprendizaje lo
vuelve incontrolable, así que la próxima vez que salgas de compras con tu hijo
no abuses de las llamadas de atención que devalúan, mejor emplea tácticas para
supervisarlo y proteger su autoestima.
Piensa diferente al llamarle la atención a tu hijo
Pensar diferente al hacer una llamada de atención al niño en especial cuando te encuentras haciendo tus compras navideñas es adquirir la habilidad para no caer en las clásicas llamadas de atención que desestabilizan sus sentimientos mira estas alternativas;
-No corras- No le grites que no
corra, mejor camina aprisa, tómalo sin lesionar su piel y dile que no es lugar
para correr, sintiendo tu voz y rostro para no lesionarlo y no lo confundas con
el hablarle de forma conciliadora o con cariñitos para que te obedezca. Con este tipo
de actitudes es como decirle al niño que puede hacer lo que quiera.
-Te calmas- En lugar de darle una indicación, mejor analiza el tiempo que lo has tenido haciendo compras. El niño se desespera cuando rebasa sus tiempos de espera
en un solo lugar. Si el niño se descontrola será momento de cambiar de
escenario.
-No te separes de mi- Mejor dile; -vayamos
juntitos para no perdernos-. Lo que dices a un niño tiene fuertes repercusiones
pues puedes provocar inseguridades y miedo. Pero cuando le dices algo
para protegerlo sumándote tu también comprenderá que ambos deberán cuidarse.
-No hables con extraños- Si se lo
dices así, directamente generaras miedos anticipados en el niño y
sobre todo inseguridad al caminar por las calles pues todos los rostros son
extraños para el. No hay necesidad de sobresaltar al niño ante de salir de compras,
es real su seguridad pero te aseguro que más de uno le sonreirá a tu hijo y
cuando la maldad se le acerque el pequeñito no sabrá discernir entre el bien y el mal porque
solo lo alertaste de no hablar con extraños, pero no lo alertaste que hacer con
quien le sonríe. Observas como es muy compleja una instrucción en la mente de un niño para protegerse, así
que mejor dile al niño; -cuando alguien
te hable o se acerque a ti busca a mamá o papá para decírselo- de esta manera si se acerca alguien al niño reaccionara ante una instrucción clara.
-Pórtate bien- Evita alertar al
niño con este tipo de consignas pues solo le hablaras al vacío, mejor dile; -cuando salgamos te tocare para que escuches lo que te diga, así que mantente atento cuando te hable-. Con esta consigna eres directa y concreta pero sobre todo familiarizas al niño a comprender lo que es portarse bien.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Familiariza al niño con sus emociones
Para familiarizar
a tu hijo con sus emociones es importante conocer las tuyas, es decir tus propias
emociones. Contrario a ello provocaras en él o ella un caos emocional. De no
hacer este análisis previo antes de guiar las de tu hijo corres el riesgo de
desestabilizar las emociones del niño veamos un ejemplo, si le dices al niño
que no tenga miedo y a ti te mira temblar de miedo ante una araña pues obvio
que cuando enseñes a tu hijo a no temblar de miedo será un fracaso pues no sentirá
en ti la confianza.
Los pequeñitos poseen la virtud de mirar el todo con
inocencia y enseñarles a vivir sus propias emociones es como abrir las puertas
de su riqueza espiritual. Así que toma conciencia de tus emociones y las
emociones del niño sin condena alguna solo dales claridad y descubrirás lo bien que se
siente vivir en armonía.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)