miércoles, 30 de diciembre de 2015

No reprimas las emociones de un niño

Si eres valiente para no reprimir tus emociones tendrás aplomo para no reprimir las de tus hijos. Si  sabes que es la represión sabrás el daño que provoca. Si no la generas en ti, no la generas en otros veamos que es la represión...
  • La represión es hacer cosas que jamás quisiste hacer
  • La represión es ser la persona que no eres
  • La represión es un modo de destruirte
  • La represión es un suicidio muy lento
  • La expresión es vida; la represión es suicidio
En un entorno familiar las palabras que se dicen a los niños pueden llegar a ser represoras, tan represoras que no se tiene conciencia del daño que les provocan veamos solo tres de ellas…

-cállate- reprimir a un niño para que no hable es como dejarlo envenenado de ira. Aun cuando lo que hable sea fatal es mejor abrirles el cauce de su ira emocional, sin que te lesione, a dejarles envenenado el corazón. Cuando un padre o una madre no reprimen sus emociones poseen la sabiduría de dejar hablar a los niños.

-atiende- obligar a un niño atenderte es reprimir su inocencia, es obligarlo a reaccionar a tus deseos, es encuadrarlo en algo que no quiere. Más vale aquilatar lo que merece la pena atender para enseñarle al niño el arte de percibir los pequeños detalles de lo que le pides a exigirle que te atienda. Cuando reprimes a un niño lo pones a  temblar por dentro.

-Tranquilo- reprimir la energía de un niño, para que se tranquilice, es como pedirle que controle un volcán de energía. Mejor dale alternativas para canalizar esa energía en lugar de convertirla en ira hacia ti.

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