Para familiarizar
a tu hijo con sus emociones es importante conocer las tuyas, es decir tus propias
emociones. Contrario a ello provocaras en él o ella un caos emocional. De no
hacer este análisis previo antes de guiar las de tu hijo corres el riesgo de
desestabilizar las emociones del niño veamos un ejemplo, si le dices al niño
que no tenga miedo y a ti te mira temblar de miedo ante una araña pues obvio
que cuando enseñes a tu hijo a no temblar de miedo será un fracaso pues no sentirá
en ti la confianza.
Los pequeñitos poseen la virtud de mirar el todo con
inocencia y enseñarles a vivir sus propias emociones es como abrir las puertas
de su riqueza espiritual. Así que toma conciencia de tus emociones y las
emociones del niño sin condena alguna solo dales claridad y descubrirás lo bien que se
siente vivir en armonía.
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