miércoles, 22 de mayo de 2013
Buscando sonidos
Juega con tu pequeño a seguir sonidos para estimular su
capacidad auditiva. Solo toma una sonaja y muéstrale como suena. Indícale que
cierre los ojitos para escuchar donde toca la sonaja. Inicia escondiéndote muy
cerca del niño para tocar la campana, puede ser detrás de él, de un sillón, de la mesa, o una puerta, etc.
lo importante es que el niño al abrir los ojitos busque el sonido y por
supuesto a mama. Un momento lúdico para estimular la audición del niño, autocontrol
para mantenerse con los ojitos cerrados y su capacidad exploratoria.
Gestos
Jugar con el bebe a imitar gestos es una gran oportunidad
para estimular sus sentidos, familiarizarse con estados anímicos y favorecer su
pensamiento sensoriomotor. Solo siéntate con el e invítalo a hacer gestos de
alegría, de enojo, tristeza o llanto. Lo importante reside en ejecutar gesto a
gesto pausadamente, decir el nombre del gesto y pedirle que te imite. Momentos
de asombro, alegría o consternación para compartir con tu bebe.
martes, 21 de mayo de 2013
Masajito
Recuesta al bebe boca abajo y pasa tus dedos por todo el
cuerpo, recorriendo suavemente su pielecita como dando toques con la punta de los dedos. Ahora pasa a presionar su piel suavemente con la palma
de tus manos. Continua el recorrido por todo el cuerpo y cuando hayas concluido voltea al al bebe boca arriba para repetir la misma acción Para finalizar puedes hacer lo
mismo con una pelotita de esponja. El relajamiento corporal que generes con tres actos en todo el cuerpecito de tu bebe sera integral.
Sentadito
Para estimular el tronco del bebe y alcanzar la postura correcta de sentado, te invito a sentarlo en tus piernas. Es decir tu sentada y el sentadito en tus piernas. Tómalo fuertemente por la espalda a nivel del tronco, balancéalo de un lado al otro, adelante y atrás, y por ultimo suéltalo momentáneamente, procurando que se sostenga por sí solo. Tres momentos que puedes volver a repetir, tantas veces como mires disposición en el niño. Abras estimulado su control postural para alcanzar la postura de sentado.
lunes, 20 de mayo de 2013
Sentirse aceptado
El adolescente
concede una gran importancia a percibirse y ser visto como un individuo
socialmente integrado y quiere evitar, a toda costa, ser señalado como alguien
aislado, así que acepta y busca voluntariamente su pertenencia a un grupo. El
grupo puede imponerle actividades y normas que no siempre le permiten discutir,
o que son claramente contrarias a sus propios criterios de conducta. Así, enfrenta
un conflicto entre la necesidad de pertenecer a un grupo y la disonancia
normativa o dicho en otras palabras; aunque
no le agraden las normas del grupo las
acepta. Esto se convierte en un conflicto personal que, cuando se ve
obligado a no seguir las normas del grupo, vuelve a provocar el aislamiento y
la soledad, y por lo tanto crea una fuerte creencia de que es incapaz de hacer
amigos/as; y si se ve obligado a inclinarse al grupo, provoca dependencia, sumisión
y a veces indefensión.
Efectivamente, si el
conflicto termina inclinándose a favor del grupo, el chico/a debe someterse a
un tipo de microcultura con normas en las que no cree, porque no ha participado
en ellas. Aparecen entonces problemas de sumisión, dependencia e inseguridad
frente a los demás, a los que percibe como verdaderamente integrados y seguros
de sí mismos/as. La integración social en los grupos de adolescentes no es un
asunto fácil, ni depende exclusivamente de las habilidades sociales
individuales de los chicos/ as; la microcultura de los mismos, está compuesta
por un conjunto de normas, ritos, convenciones, creencias y hábitos de
comportamiento que incide de una forma muy importante en que el proceso de
integración del adolescente. Una minoría de ellos, no están satisfechos o, al
menos, encuentran fría y poco satisfactoria su relación con los compañeros/ as.
De entre éstos/as, algunos se sienten verdaderamente aislados y tienen
dificultades para hacer y mantener amigos, por distintas razones, que
normalmente no son reconocidas.
La falta de amigos/as
o el fracaso repetido por lograr un grupo social cercano, provoca sentimientos
de inseguridad e inestabilidad social, lo que afecta a la autoestima,
devolviendo al chico/a una imagen de sí mismo/a deteriorada o empobrecida.
Ser ignorado/a,
percibirse como un individuo sin amigos o aislado puede llegar a ser más
doloroso que cualquier otro problema académico. Los/las adolescentes dedican
una parte importante de sus esfuerzos a hacer y mantener la amistad o, al
menos, a formar parte gregariamente de un grupo, aunque para ello haya que
renunciar a los intereses propios o a los valores personales.
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