martes, 12 de marzo de 2013
lunes, 11 de marzo de 2013
No lo forces...
El amor
nunca debería ser forzado, nunca debería obligarse. No debería estar en la mente en absoluto. Cuando estas gozando, alegre,
jugando, bailando, cantando, disfrutando... es parte de la dicha, del amor. Si
sucede, es bello. Cuando el amor
sucede por si solo florece lleno de belleza. Cuando se obliga, se torna un
compromiso, o se hace que suceda…..es
feo.
Afiliación
José
Tomás y su hermano gemelo llegaron juntos a su nueva escuela el primer día de
clases. Minutos antes de que la profesora entrara a la sala, José Tomás se
sentó en un pupitre a la espera de que le dijeran dónde sentarse. De pronto, el
dueño del puesto entró a la sala y al ver a este desconocido en su pupitre se
le acercó con el puño en alto y los ojos chispeantes. "¡Oye, tú, a ver si
sales de mi asiento ahora!", le gritó. José Tomás lo miró con sus grandes
ojos asustados, sonrió y le tendió la mano: "Hola, soy el nuevo... y éste
es mi hermano José Pedro. No te estoy quitando el puesto, sólo estoy esperando
que me digan en qué lugar me tengo que sentar". El rostro pecoso del dueño
del pupitre se distendió. Su actitud agresiva fue reemplazada por una sonrisa y
luego, por una risa alegre. "¡Oye, pero si este otro es igual a ti! Es tu
clon, es tu clon", exclamaba mientras abrazaba a ambos gemelos. Lejos
había quedado su primera reacción agresiva. Posiblemente ganó dos amigos.
Es probable que por muchos años los primeros hombres que habitaron el planeta hayan deambulado solos intentando sobrevivir hasta que descubrieron que la unión hace la fuerza. Entonces apareció en la evolución ese conjunto de señales amistosas que constituyen el primer paso de afiliación. Los chicos que juegan en una plaza miran al recién llegado como antagonista. Se ponen en guardia. Son las señales amistosas del que llega las que derriban las actitudes belicosas y dan paso a una invitación a formar parte del grupo. Así nacen las amistades, nutridas y sostenidas por potentes sentimientos positivos. El animal de la agresividad se oculta nuevamente en su madriguera.
Es probable que por muchos años los primeros hombres que habitaron el planeta hayan deambulado solos intentando sobrevivir hasta que descubrieron que la unión hace la fuerza. Entonces apareció en la evolución ese conjunto de señales amistosas que constituyen el primer paso de afiliación. Los chicos que juegan en una plaza miran al recién llegado como antagonista. Se ponen en guardia. Son las señales amistosas del que llega las que derriban las actitudes belicosas y dan paso a una invitación a formar parte del grupo. Así nacen las amistades, nutridas y sostenidas por potentes sentimientos positivos. El animal de la agresividad se oculta nuevamente en su madriguera.
Desarrollo social del adolescente
El desarrollo social
del adolescente empieza a manifestarse desde temprana edad, cuando en su
infancia (podemos decir a partir de los 10 años) empieza a pertenecer a
pequeñas pandillas con la
única finalidad de
jugar o de hacer travesuras.
A medida que el niño
se va desarrollando empieza a tener otras inquietudes a la hora de elegir a un amigo,
es selectivo, pues tienen que tener las misma inquietudes, ideales y a veces hasta
condiciones económicas. El grupo adolescente se inicia sólo con dos. El
adolescente y el amigo abren el paso de un grupo a otro. Se caracteriza porque
el muchacho ya no se interesa por las aventuras a las que siempre ha pertenecido
y busca la soledad. Se asocia a un compañero, solo a uno; así inicia el grupo
puberal. Algunos psicólogos se refieren a ésta etapa como una de la más crítica
del ser humano ya que el adolescente ve a la sociedad o al mundo como un tema
de crítica y rechazo, rompe el cordón umbilical que lo liga a los padres,
desconoce la autoridad o cualquier liderato que se encuentre en ese período
transitorio en donde no pertenece a una pandilla pero tampoco forma parte de un
grupo puberal.
La comprensión la
buscan fuera, en los compañeros, en los amigos, hasta encontrar el que va a
convertirse en su confidente, el adulto o los padres no llenan esos requisitos.
La crítica y los sentimientos trágicos son la fuente de una conversación en dos
adolescentes; hablan de las muchachas, de los paseos o fiestas, de los
conflictos con los padres o las depresiones. Estas conversaciones están llenas
de resentimientos imprecisos y son la fuente de verdaderas críticas normativas.
Esas conversaciones sirven para dejar salir sus preocupaciones y dar descanso a
los estados trágicos.
jueves, 7 de marzo de 2013
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