En cada etapa evolutiva de niños y niñas surgen nuevas capacidades. Los buenos ambientes para el aprendizaje ejercitan y desafían el potencial de tu hijo o hija. Los ambientes pobres para el aprendizaje no permiten el uso de sus capacidades. Todo niño o niña es diferente, poseen su propia carga genética, mental y corporal desde el nacimiento, adquisiciones que más tarde se traducirán en una personalidad única. Cuando cada periodo de vida es guiado y estimulado adecuadamente mediante una educación valida en términos de desarrollo es porque te has dado a la tarea de ejercitar sus capacidades, has incentivado estímulos que les ayuden adquirir madurez, has valorado sus talentos e intereses en otras palabras los has aceptado y guiado tal cual son. Aceptarlos con sus propias capacidades, fortalezas y virtudes es dejarlos crecer sin encasillarlos en preconceptos que minan su desarrollo lo cual demanda un tremendo compromiso para tomar conciencia del como guías la vida de tu hijo o hija, como oxigenas su sano crecimiento emocional, como participas en su autoestima e independencia, como fortaleces sus debilidades. Los padres que se arriesgan a mirar diferente para educar a sus hijos son padres que han apostado a darle a sus hijos suficiente espacio para saberse valer por sí mismos, son padres que saben guiar contrario a controlar el crecimiento de su hijo (a) y tienen como recompensa la satisfacción de saberse satisfechos por haber legado aprendizajes para explorar la vida por ellos mismos, libertad de elegir, seguridad al apropiarse de sus propias necesidades, libertad para expresar sus pensamientos y un vasto campo para experimentar sus propias capacidades.
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