La consecuencia por no cumplir una regla se debe formular como una norma de conducta. No es necesario que el niño este de acuerdo, es el padre o la madre quien determina el tipo de regla a seguir por ejemplo: “Si no alimentas a tu perro, tendremos que regalarlo”. No es un castigo, pero la consecuencia se aplica fría, rigurosa, sin animosidad y sin comentarios o bien: -el lunes próximo solo voy a lavar la ropa que se encuentre en el cesto de la ropa sucia-. Cuando pretendas modificar una conducta y aplicar una consecuencia reglamentaria deberás cumplir lo que adviertes al niño o la niña. Cuando no se está cumpliendo una regla es necesario advertir al niño de la consecuencia por ejemplo: -A partir de mañana solo te voy a despertar una vez, sin que te lo tenga que volver a repetir, tendrás la responsabilidad de levantarte, desayunar y tomar el autobús. Si pierdes el autobús tendrás que ir a pie a la escuela-. Mantener la advertencia es necesario, ya que el niño querrá sondear que tan convencida estas de la consecuencia que estas dando. Puede suceder que el niño se levante tarde y pierda el autobús en este caso, aplica la consecuencia reglamentaria de su negligencia, no permitas que se justifique, deberá irse caminando a la escuela.
Ante la aplicación de una consecuencia reglamentaria se deben reducir las palabras al minino y ejecutar la instrucción. Un mínimo de palabras y un máximo de acciones.
Ejemplos de normas que pueden llegar a tener consecuencias reglamentarias:
Si destapas el tarro, tápalo
Si abres la puerta ciérrala.
Si rompes algo, admítelo
Si no puedes reparar algo, pide ayuda.
Si tomas alguna cosa, devuélvela.
Si ensucias algo, límpialo.
Si mueves algo, vuelve a colocarlo en su lugar.
Si quieres tomar una cosa que no es tuya, pide permiso.
Si dejas caer algo, recógelo.
Si enciendes la luz, apágala.
Si abres el grifo, ciérralo.
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