Cuando la frustración toca a niños y niñas solo es cuestión de abrir paso a la impotencia, no equivoques
el rumbo y sanaras su espíritu. Encontrar vías de salida a la frustración es
tan simple que basta enseñarles a desahogar su pequeña alma de todo tipo de
problemas que enfrenten. Abrir paso a la impotencia, permitir que salga,
expulsarla del cuerpo es el secreto y quizá sea lo más irreverente que me escuches
decir, pero justo ahí reside el aliviar el corazón de la impotencia en especial
cuando deja a los niños sin aliento, tristes, cabizbajos y hasta adolorido su pequeño cuerpo entonces es momento de sentir, sentir cuanta emoción se
apodere de ellos por muy nefasta que sea, el solo hecho de sentirse expulsa
toda impotencia y las soluciones surgen, así de impredecible es la solución a la
frustración. Cuando los niños se frustran tendemos a frustrarlos más con
palabras de aliento, bienaventuranza, mejores tiempos, no hacer caso... los
rodeamos de cantidad de argumentos en aras de solucionar su problemas, el
problema es que no te percatas que lo estas enfermando más. Por otro lado permíteme
decirte que justo el frustrarse hace mucho bien a mente, cuerpo y alma de niños y niñas porque por si solos enfrentan la crudeza de la vida y si son
capaces de desahogar, llorar y estremecerse por el tremendo dolor que les
provoca la frustración pues serán capaces de superarla, madurar, emocionalmente
ser capaces de saber reaccionar ante todo tipo de frustraciones que se les
presente en la vida. Ante la frustración lo ideal es diseñar tu propia
disciplina emocional para cobijar realmente a tu hijo o hija, y cuando
digo realmente hablo de identificar la causa acertadamente, unirte a su frustración
sintiendo al igual que él o ella sienten y por ningún motivo abras
la boca para darles alternativas, coloca un enorme STOP a tu mente para permitir que la frustración de tu hijo (a) salga. Aunque me leas irreverente te aseguro que son
segundos de oro para desahogar la frustración que está viviendo tu hijo (a).
Después elije las palabras más sabias para levantar el espíritu de ese niño (a).
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