martes, 16 de julio de 2019

Enojo


Puede ser que el enojo invada a tu hijo (a) en cualquier momento de su vida lo cual no es motivo para enojarse, alarmarse, controlar, desafiar o decir al niño (a) que no debe enojarse sería lo más desafortunado para su estado emocional. El enojo definitivamente nos pertenece y lo más saludable es familiarizarnos con él, con el enojo, no encuentro razón alguna para negarlo. A partir de esta edad, los cuatro años,  enseñar a los niños a lidiar con sus emociones es lo más inteligente y saludable a heredarles porque les dejas lo intangible del éxito personal. Se trata de enseñarles como es su cambiante estado emocional, guiarles adecuadamente a recibir cualesquiera de sus emociones por muy desagradables que sean porque solo así aprenderán a manejarlas. Cuando los niños aprenden a manejar sus emociones los encauzas a conocerse, a no reprimirse y por lo tanto a ser inteligentes emocionalmente. Cuando  observes enojo en tu hija (o) lo ideal es disciplinarte emocionalmente para abordarlos adecuadamente; identifica la causa, siéntete e intenta interpretar como se siente el niño (a), pon un STOP  a tu mente para que no reaccione en automático diciendo: no te enojes, cálmate, ¿porque te enojas?  Da tiempo al enojo de tu hijo (a) dale su espacio para sentirlo y familiarizarse con él, respira profundamente apelando a tu espíritu para elegir la opción más adecuada al hablar; ¿Cómo se siente estar enojado? ¿Crees que vale la pena enojarse? ¿Qué  deja el enojo en tu cuerpo? ¿Cómo resolvemos el problema para que el enojo no vuelva a tu cuerpo? Cuando la disciplina emocional cobra sentido en la familia todos están dispuestos a participar, cooperar y crear nuevas formas para actuar ante los posibles desajustes emocionales en concreto; elaboran su propio diseño familiar para recuperarse emocionalmente.

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