Toda causa tiene su efecto.
Toda advertencia que dices a un niño o una niña en aras de atender tus llamados
al hablarle, en especial cuando quieres que te obedezcan, llegan a ser
altamente nocivas. Quizá en las siguientes líneas me lea tremendamente ácida al
abordar los efectos de algunas advertencias. Clásicas advertencias a las que recurren
los padres en aras de corregir a sus hijos (as). Con muchas de ellas crecí, recibí
al hacerme adulto e incluso replique cuando fui madre situación que; -si hoy
volviera a nacer, no lo volvería hacer- en fin solo deseo que cada advertencia
que te planteo a continuación propicie en ti una reflexión:
Si
no obedeces ya no te voy a querer. Si condicionas a un
niño(a) te vales de tu poder sobre ellos pero no te vales de tu inteligencia
para lograr que reaccionen a tus llamados.
-Cuento
hasta tres para que obedezcas- Porque tienes que contar,
porque armarte de muletillas para que reaccione tu hijo (a) ante lo que pides solo generas amplios márgenes de espera, indiferencia, falta de credibilidad en
ti, inseguridad para dar una instrucción y sobre todo creas impresionantes
plataformas de condicionamiento: -Tu condicionándote a contar del uno al tres y el niño (a) condicionándose
a reaccionar hasta oír el tres-
¡Te
lo advierto¡ Porque advertir a un niño o una niña que tú
tienes más fuerza, más poder o acaso ¿porque
eres la o él que manda? es por ello que te deben obedecer o porque quieres
salir del problema rápidamente porque te cansa pensar diferente, porque no
tienes humor o paciencia para buscar alternativas saludables para que los niños
reaccionen a lo que pides.
-Si
terminas las tareas vamos de compras- Manipulas… ¿te escuchas
que manipulas? Acaso lo haces porque que
no has encontrado nuevas formas de desarrollar habilidades escolares en tu hijo
o hija o no te has arriesgado a enviar mensajes diferentes a los niños. Cuando
un adulto sea consciente cada palabra que dice a un niño (a) no se interpondrá ante un crecimiento espiritual y un crecimiento cerebral.
Si
piensas que castigas por el bien del niño, castigas por tu
bien porque es lo más cómodo, rápido y satisfaces tus deseos de poder. Quien
castiga tiene la supuesta vara de la justicia tan larga que no mira cómo se
autodestruye y destruye un alma que aún desconoce cómo defenderse.
Cada que te preguntes
porque tu hijo o hija es inhibido, tímido, temeroso o miedoso indaga si
castigas, indaga si te impones, indaga si asfixias con imposiciones.
Se precisa de tremenda
valentía, voluntad y conciencia para dar un giro a las palabras que destruyen y
dar cabida a las palabras que edifican espíritus, almas y cuerpos solo el amor
de una madre o un padre tiene el poder de mirar más allá de una advertencia.
Gracias
por tolerar mis arrebatos inspiradores en aras de niños y niñas.
Me llegó al corazón cada palabra que menciono en este blog De. Consuelo esas advertencias que hacemos a los niños(as) son consecuencia que pasa de generación en generación sino criados de cierta manera que creemos que porque nos funciona el contar hasta tres tenemos el control y un hijo obediente y más bien pareciera que estamos domesticando a un ser que no tuviera sentimientos. Gracias a sus palabras cada día quiero mejorar en la crianza de mi hijo para ya no formar parte de una cadena de advertencias ! Mil mil gracias !!
ResponderEliminarAmo saber que deseas salir de tan apabullante domesticación, ame cada una de tus letras que se tatuaran en mi corazon!
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