Llevar por
primera vez a un niño o niña a la escuela es una experiencia que los pone en el
centro de nuevos eventos; rostros y tonos de voz desconocidos, nuevas
actitudes, espacios diferentes, nueva rutina sumado a ello deberá atender a su
maestra, comprender lo que le piden, dicen y por su fuera poco; reaccionar al ritmo de los demás. Bajo este preámbulo, respecto a lo que
implica llevar a un pequeñito a la escuela, sobre todo en edad maternal (2 y 3
años) lo ideal para contribuir con su adaptación es no reaccionar de inmediato
tratando de convencer al niño o la niña para que se quede en la escuela, mucho
menos cuestionarles o pedirles que vean bonita la escuela pues solo ellos viven
la experiencia. Mejor date a la tarea de observar; ¿que se le está
dificultando? ¿llora al quedarse? ¿no le gusto la forma en que lo (a) trataron?
¿Se desconcierta? observar a tu hijo (a) del porque rechaza la escuela te dará
elementos para reaccionar y contribuir con ellos. La serenidad y constancia al
llevarlo (a) a la escuela será como el antídoto para ayudarles a aceptarla. El
cariño que le manifiestes al ir por él
o ella a la escuela será un poderoso
tonificante para su ansiedad porque descubre que no te perdió, que regresaste
y lo más valioso será que en casa no le recuerdes al pequeñito la escuela y si
por las noches despierta sobresaltado o llora con ansiedad; reconfórtalo con
palabras de cariño y abrázalo para serenarlo (a).
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