La inteligencia es la capacidad de actuar propositivamente, de pensar racionalmente y de ocuparse con eficacia en su ambiente. Whechsler.
Como padres surge el contaste interés por estimular la inteligencia en nuestros hijos, situación que merece un real reconocimiento pues como adultos nos encontramos sumergidos en la búsqueda de cómo ser más inteligentes o incrementar nuestra inteligencia pero permíteme decirte que sin importar la edad la inteligencia la poseemos desde el instante de nacer, como lo he planteado en varias ocasiones, hace falta encontrar el camino para descubrirla, expandirla e incluso descontaminarla. Es la contaminación, sea del tipo que sea, la barrera para expandir nuestra inteligencia y ser conscientes de nuestras emociones, de ahí el porque deseo hablar de las emociones aquellas que obstruyen la inteligencia bloquean e incluso la paraliza.
El termino inteligencia emocional fue utilizado por primera vez en 1990 por Peter Salovey quien la define como la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás, sentimientos que son la guía del pensamiento y de la acción. La inteligencia emocional se concreta en un amplio número de habilidades y rasgos de personalidad como la empatía, expresión y comprensión de los sentimientos. Control de nuestro genio, independencia, capacidad de adaptación, simpatía, capacidad de resolver los problemas de forma interpersonal, habilidades sociales, persistencia, cordialidad, amabilidad, respeto. Como podrás observar son múltiples las capacidades que regula la inteligencia emocional y si nos diéramos a la tarea de tratar una a una pues uno simplemente terminaría perdiéndose en el camino por ello he hecho una acotación en tres aspectos para poner en acción, desarrollar la habilidad y domina la inteligencia emocional.
Capacidad de percibir tus propias emociones
Si eres capaz de conocer y manejar tus propias emociones, eres capaz de llevar una vida gozosa, satisfactoria, plena y transmitirla al nido hogareño. Si no te “sientes” será imposible enseñarle a tu hijo o hija a sentirse. Y para cuando se trate de tomar decisiones, tus decisiones no serán lucidas, efectivas, inteligentes como esperas, reaccionaras visceralmente, instintivamente, entraras por caminos de tremenda insatisfacción emocional. Conocer y manejar tus propias emociones te demandara un tremendo compromiso, compromiso nada fácil por el contrario al nacer el deseo de ser inteligente emocionalmente parece que todo confabula contra ti porque surge todo tipo de complicaciones, pierdes los estribos constantemente lo cual te lleva a claudicar pero permíteme decirte que justo estas en el inicio del sentir tus emociones, de reconocerlas por ello el volverte sensible ante tanto caos. Al primer intento de sentir tus emociones te aventura a reconocerlas, sentirlas, vivirlas. Las acciones para aprender a notar tus emociones son muy sencillas en primer lugar es prestar atención a las sensaciones físicas que provocan tus emociones justo cuando están desajustadas. Las emociones son el punto de intersección entre mente y cuerpo por ello se experimentan físicamente. El segundo paso es aprender a identificar y distinguir unas de otras emociones. Cuando notamos que sentimos algo y además lo identificamos lo podemos expresar, ahí está la clave para actuar en ellas.
Capacidad de manejar tus propias emociones
Una vez que aprendemos a detectar nuestros sentimientos podemos aprender a manejarlos y hasta controlarlos. Hay gente que percibe sus sentimientos con gran intensidad y claridad, pero no son capaces de controlarlos los dominan y arrastran. Todos en algún momento nos hemos dejado llevar por la ira, la tristeza o la alegría. Pero no todos nos dejamos arrastrar por nuestras emociones con la misma frecuencia. Controlar nuestros sentimientos implica familiarizarnos con ellos y una vez que los hemos detectado e identificado ser capaces de reflexionar sobre los mismos. Reflexionar sobre lo que estamos sintiendo no es igual a emitir juicios de valor sobre si nuestros sentimientos son buenos o malos, deseables o no deseables. Reflexionar sobre nuestras emociones requiere dar tres pasos; determinar la causa, determinar las alternativas y último…actuar.
La capacidad de motivarte a ti misma
La tercera capacidad de la inteligencia emocional es la capacidad de auto - motivarse. La auto - motivación es lo que nos permite hacer un esfuerzo, físico o mental, no porque nos obligue alguien, sino porque queremos hacerlo. Nos motivamos a nosotros mismos cuando sabemos lo que queremos conseguir y como conseguirlo. Por tanto para desarrollar la capacidad de motivarnos a nosotros mismos primero tenemos que aprender a fijar los objetivos que queremos conseguir. Muchas veces no sabemos bien lo que queremos o sabemos muy bien lo que no queremos. Aprender a plantear objetivos y saber qué es lo que de verdad queremos es, por tanto, el primer paso. Un objetivo no es lo mismo que un deseo. Los objetivos son los resultados que queremos conseguir como consecuencia de nuestra actividad. Para poder conseguir nuestros objetivos estos tienen que estar bien definidos. Aprender a establecer objetivos no basta, esos objetivos tienen que ser viables y nosotros necesitamos saber qué pasos tenemos que dar para poder alcanzarlo. Saber los pasos a dar incluye conocer nuestros puntos fuertes y débiles, saber cuando necesitamos ayuda y cuando no, en suma formar un modelo mental verídico de uno mismo.
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