Gurdjieff
creaba situaciones. Era
de la opinión de que si deseamos un mundo más silencioso, más en paz debemos
enseñar a nuestros niños cómo enfadarse, cómo sentirse celosos, cómo llenarse
de odio, cómo ser violentos. ¡Debemos enseñárselo! Realmente estamos haciendo lo contrario les
decimos a los niños; ¡No te has de enfadar! nadie les dice lo que es el enfado,
nadie les enseña que si quieres sentirte enojado, siéntete enojado con
atención, siéntete enojado de la manera más eficiente y conviértete en un
maestro de la ira. ¡Nadie enseña estas
cosas! Todo el mundo está en contra de
la ira y todo el mundo dice; ¡No has de enfadarte!. El chico todavía no sabe lo que es la ira,
pero le decimos; “No te has de enfadar” y seguimos dictándole, “No hagas esto,
no hagas esto otro”.
A
un niño se le preguntó cuál era su nombre y el niño contestó, “No hagas eso”, porque siempre que estoy
haciendo algo mi padre o mi madre me dicen gritando; ¡No hagas eso! por eso
creo que ése es mi nombre. Siempre se
dirigen a mí como; “No hagas eso”.
La
ira interior es sencillamente como electricidad, como los rayos. Tiempo atrás,
los rayos en las nubes eran la ira de Dios, actualmente sabemos con precisión
el origen de los rayos hemos llegado a conocer qué son. El saber se convierte en poder. Tu ira es
también una clase de electricidad interior en el momento en que la conoces, la
sientes o pones atención en ella deja de haber ira en tu interior. Y entonces eres capaz de canalizar tu ira, en
otras palabras la ira; se convierte en tu siervo. Gurdjieff
Hoy
al despertar sentí la ira, la sentí entre confundida, aturdida y ese sonambulismo
del despertar, buscaba porque estaba enojada; no había dormido bien, me levante
con migraña y obviamente que las dolencias y la falta de sueño pues me
invadierón de ira, así supe su origen al despertar. Me prepare para
llevar a caminar a mi perro, como es mi costumbre todas las mañanas, al abrir
la puerta me recibió dando saltos de alegría,
rondándome vuelta y vuelta y yo aún impregnada de ira pues simplemente dije un; -ya L, déjame- la ira y la alegría se habían dado los buenos días y fue tan real que decidí compartir
mi despertar. Las letras de Gurdjieff ya estaban listas para ser publicadas pero tal experiencia valía la pena anexarlas como tal. La ira brota en cualquiera, porque aquel que diga que no se enoja no lo creería, lo creería si
fuese un iluminado, pero ellos no lo dicen, hoy en día acepto la ira, la vivo, recibo y la gran diferencia de vivirla reside en no volcarla
sobre alguien, claro que dije un; -ya L
a mi perro- y el conociéndome pues solo se dio la vuelta y me dejo, intuyo
que estaba enojada. Al regresar del paseo estaba lucida, serena y reflexionando
sobre el suceso. La vida me había dado la oportunidad de dimensionar la ira, me
percate de la gran diferencia del sentirla
a volcarla en alguien. Caigo en la cuenta del porque negamos tal
sentimiento, se nos enseñó a reprimirla mas no a sentirla y obviamente que sale
para violentar, pero como lo he descrito; no es lo mismo sentirla a volcarla sobre alguien. Te he compartido mi propia ira y
en verdad que es sanador dejarla salir no para proyectarse sobre alguien para
que se enfríen tus sentidos y se apacigüe tu corazón.
Habrá alguna historia sobre la ira para k los niños de 9 años aprendan a sentirla y/o sobrellevarla???
ResponderEliminarDeduzco que si, pero lo vital es que la canalices, te deje una liga en el canal.
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