La alimentación de los niños no
solo es comer por comer, va más allá de los cuadros alimenticios sugeridos por los expertos, conlleva
comportamientos ocultos, evidentes o desapercibidos justo al dar de comer al
niño. Comportamientos que definitivamente impactan en la ingestión de los
alimentos tanto en niños como en padres cuando de alimentar a sus hijos se
trata. Así que veamos el origen de la alimentación, sus posibles trastornos y
conductas que se llegan a presentar tanto en niños como en los padres al
alimentar a sus hijos.
La alimentación sucede al nacer él
bebe, ahora deberá alimentarse por sí solo, ha salido del útero de la madre donde
fue alimentado y protegido durante nueve meses, empezara su larga travesía que
durara por el resto de su vida es decir tendrá que; valerse por sí mismo y su primera tarea será alimentarse. Luego
entonces; si alimentarse a partir del nacimiento es un suceso casi automático el
cual se da mediante reflejos simples es decir; busca, voltea, sigue el pecho o
la mamila etcétera, para cuando tenga 2 o 3 años alimentarse será una experiencia
de verdaderos cambios. Situación que crearan en él bebe sus primeras relaciones
con el mundo externo, aunque aún no sea una auténtica relación con mamá o papá pues
recién inicia a familiarizarse con lo que le rodea. Es derivado de esta relación
que se denotan ciertas conductas tanto del bebe como de la madre por ejemplo;
A los ocho días el niño responde a
señales propias de la alimentación. Vuelve la cabecita hacia el pecho de mamá
si lo tomas entre tus brazos.
Para el segundo mes de vida tu bebe
ya conoce la señal de la comida.
Cuando va a cumplir tres meses
reacciona ante la presencia del adulto que se le acerca y llora si tiene hambre.
Es hasta aproximadamente los 2 años
cuando el niño ya distingue entre la madre y el alimento además su relación
entre ambos se va afianzado. A partir de ahora la alimentación del niño se
tornara altamente variable e impredecible pues se da una transición, es decir
de estar familiarizado con los líquidos, ahora él bebe formalizara su alimentación
pasara a conocer, masticar, deglutir, saborear los alimentos y aun cuando lo
hayas iniciado a comer sólidos mucho antes, entre los 6 u 8 meses, la leche tenía
mayor presencia como alimento. Es a partir del año cuando el niño se ve involucrado
en la formalidad alimenticia y sumado a ella una serie de conductas van surgiendo a la par que deberá
alimentarse por sí solo. Conductas de agrado, desagrado, complacencia, rechazo,
habilidades, destrezas y por si esto no fuera poco tu bebe deberá adaptarse a
quien le da de comer es decir la relación entre madre e hijo se afianza, sea
buena o sea mala. Ahora es cuando los padres o bien empiezan a lidiar con la
hora de la comida o bien el dar de comer al niño es algo natural. La alimentación ha pasado de ser una actividad
oral a ser un momento formal. Se involucra al bebe con el resto de la familia, en
horarios, tipos de comida, costumbres, conductas etcétera situaciones
que muchas veces pasan desapercibidas por los padres y que son generadores de problemas
o trastornos alimenticios en los niños. Es decir no se percatan que ante un
cambio de alimentación surgen múltiples conductas de tipo biológico o psicológico
tanto en el niño como en los padres.
Durante esta etapa también se llegan
a generar actividades motrices
importantes en el niño después de que deja el biberón mismas que puede llegar a
convertirse en severos trastornos. Se puede tratar de la succión del
pulgar, succión de los dedos, succión de la parte dorsal de la mano o la succión
de objetos como su sabanita. El succionar produce en el niño una descarga de
tensiones o placer lo cual parece deberse a un retraso madurativo en el niño, situación
que es muy normal hasta cierta edad y por lo general decrece por alrededor de
los 2 años, de persistir esta conducta se convierte en trastorno que puede ir más
allá de los 5 años.
Entre los 2 o 3 años el niño va
desarrollando una especie de imaginería asociada a la alimentación, es decir el niño ve al alimento como una
fuente para incorporarlo a su cuerpo, haciendo al objeto como una parte de sí
mismo. Por ello si un niño tiene una experiencia de mirar como muere un pollito
y luego le das de comer pollo para su pequeña mente será una real atrocidad.
Este es uno de tantos factores que interfieren en la alimentación de los niños
y que muchas veces vemos estas conductas
como algo normal o pasajero. Otro ejemplo refiere a un par de gemelos quienes
ahora son adultos, cuentan que cuando miraban a su madre dar el pecho a su
hermano recién nacido, a los cuatro años, pensaban que el hermanito menor, ese
a quien mamá les pedía amar, se estaba devorando a su madre así que; -como amar
a quien se come a mamá-. Así de increíble es la imaginación de los niños por
ello la prioridad de no solo centrarte en
el dar de comer por dar de comer es vital vigilar que sucede en torno al
contexto de la comida, a las experiencias
que vive el niño o las conductas de quien le da de comer, el clima hogareño que
se crea alrededor de la mesa en concreto es ingerir los alimentos con la
naturalidad del apetito, con la flexibilidad del dar de comer y sobre todo con
el permitir al niño que coma lo que le pide su organismo. Y hago especial énfasis en
no confundir el comer saludablemente, con el comer ordinariamente, aventando,
tirando, vomitando haciendo de la comida un caos, sería una situación de falta
de respeto a los alimentos.
Otro tipo de comportamiento
infantil que llega convertir la alimentación en trastorno alimenticio se
refleja cuando el niño no tiene
iniciativa, no coopera, a veces ni siquiera ingiere, se le escapa la comida por
la boca e incluso vomita lo poco que haya podido comer esto ya es un trastorno
serio el cual demanda ser tratado por un profesional. Un comportamiento muy
pronunciado en los niños es cuando reacciona de manera frontal ante la comida
con chillidos, agitación, intensa negación, rechazo, conductas de las que se vale para no comer, entablándose una
autentica lucha de la que saldrá parcialmente victorioso el niño y el adulto terminara
agotado. Bajo este tipo de situaciones se propicia una relación madre – hijo de
verdaderas crisis alimenticias y llegara a pasar un largo tiempo hasta que el
niño se acomode a las costumbres de los padres. Como también corres del riesgo
de dejar que el niño haga su voluntad con la comida o tal vez reacciones con hostilidad
la cual ira en aumento tiranizando al niño para vencer, será como entablar una
pugna entre madre e hijo dejándolos a los dos agotados y sin ganas de comer. Observas
porque es tan valioso cuidar el tipo de conductas que se generan al dar de
comer a los niños, y no solo es observarlas; es detectarlas, generar cambios y esforzarte
porque los alimentos sean un momento de comer en santa paz.
Cuando estas consiente de que la
alimentación no es una obligación, es un placer que dota al cuerpo de salud, a
la mente de serenidad y al espíritu de alegría pues obvio que la contagiaras a
tu familia propiciando una relación saludable con tus hijos al darles de comer.
Si estas atenta, abierta, alerta al dar de comer a los niños por un lado equilibras
los cuadros alimenticios y por otro aseguras a tu familiar comer como dios
manda; en santa paz. Así que la
próxima vez que des de comer a un niño pregúntate; ¿cómo doy de comer a mi familia?
De tu respuesta dependerá si provees a tu familia de una sana alimentación o
estas generando trastornos alimenticios.
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