miércoles, 11 de mayo de 2016

Comer por comer no es saludable

La alimentación de los niños no solo es comer por comer, va más allá de los cuadros alimenticios  sugeridos por los expertos, conlleva comportamientos ocultos, evidentes o desapercibidos justo al dar de comer al niño. Comportamientos que definitivamente impactan en la ingestión de los alimentos tanto en niños como en padres cuando de alimentar a sus hijos se trata. Así que veamos el origen de la alimentación, sus posibles trastornos y conductas que se llegan a presentar tanto en niños como en los padres al alimentar a sus hijos.
La alimentación sucede al nacer él bebe, ahora deberá alimentarse por sí solo, ha salido del útero de la madre donde fue alimentado y protegido durante nueve meses, empezara su larga travesía que durara por el resto de su vida es decir tendrá que; valerse por sí mismo y su primera tarea será alimentarse. Luego entonces; si alimentarse a partir del nacimiento es un suceso casi automático el cual se da mediante reflejos simples es decir; busca, voltea, sigue el pecho o la mamila etcétera, para cuando tenga 2 o 3 años alimentarse será una experiencia de verdaderos cambios. Situación que crearan en él bebe sus primeras relaciones con el mundo externo, aunque aún no sea una auténtica relación con mamá o papá pues recién inicia a familiarizarse con lo que le rodea. Es derivado de esta relación que se denotan ciertas conductas tanto del bebe como de la madre por ejemplo;
A los ocho días el niño responde a señales propias de la alimentación. Vuelve la cabecita hacia el pecho de mamá si lo tomas entre tus brazos.
Para el segundo mes de vida tu bebe ya conoce la señal de la comida.
Cuando va a cumplir tres meses reacciona ante la presencia del adulto que se le acerca y llora si tiene hambre.
Es hasta aproximadamente los 2 años cuando el niño ya distingue entre la madre y el alimento además su relación entre ambos se va afianzado. A partir de ahora la alimentación del niño se tornara altamente variable e impredecible pues se da una transición, es decir de estar familiarizado con los líquidos, ahora él bebe formalizara su alimentación pasara a conocer, masticar, deglutir, saborear los alimentos y aun cuando lo hayas iniciado a comer sólidos mucho antes, entre los 6 u 8 meses, la leche tenía mayor presencia como alimento. Es a partir del año cuando el niño se ve involucrado en la formalidad alimenticia y sumado a ella una serie  de conductas van surgiendo a la par que deberá alimentarse por sí solo. Conductas de agrado, desagrado, complacencia, rechazo, habilidades, destrezas y por si esto no fuera poco tu bebe deberá adaptarse a quien le da de comer es decir la relación entre madre e hijo se afianza, sea buena o sea mala. Ahora es cuando los padres o bien empiezan a lidiar con la hora de la comida o bien el dar de comer al niño es algo natural.  La alimentación ha pasado de ser una actividad oral a ser un momento formal. Se involucra al bebe con el resto de la familia, en horarios, tipos de comida, costumbres, conductas etcétera situaciones que muchas veces pasan desapercibidas por los padres y que son generadores de problemas o trastornos alimenticios en los niños. Es decir no se percatan que ante un cambio de alimentación surgen múltiples conductas de tipo biológico o psicológico tanto en el niño como en los padres.
Durante esta etapa también se llegan a generar  actividades motrices importantes en el niño después de que deja el biberón mismas que puede llegar a convertirse en severos trastornos. Se puede tratar de la succión del pulgar, succión de los dedos, succión de la parte dorsal de la mano o la succión de objetos como su sabanita. El succionar produce en el niño una descarga de tensiones o placer lo cual parece deberse a un retraso madurativo en el niño, situación que es muy normal hasta cierta edad y por lo general decrece por alrededor de los 2 años, de persistir esta conducta se convierte en trastorno que puede ir más allá de los  5 años.
Entre los 2 o 3 años el niño va desarrollando una especie de imaginería asociada a la alimentación,  es decir el niño ve al alimento como una fuente para incorporarlo a su cuerpo, haciendo al objeto como una parte de sí mismo. Por ello si un niño tiene una experiencia de mirar como muere un pollito y luego le das de comer pollo para su pequeña mente será una real atrocidad. Este es uno de tantos factores que interfieren en la alimentación de los niños y que muchas veces  vemos estas conductas como algo normal o pasajero. Otro ejemplo refiere a un par de gemelos quienes ahora son adultos, cuentan que cuando miraban a su madre dar el pecho a su hermano recién nacido, a los cuatro años, pensaban que el hermanito menor, ese a quien mamá les pedía amar, se estaba devorando a su madre así que; -como amar a quien se come a mamá-. Así de increíble es la imaginación de los niños por ello la prioridad de no solo  centrarte en el dar de comer por dar de comer es vital vigilar que sucede en torno al contexto de  la comida, a las experiencias que vive el niño o las conductas de quien le da de comer, el clima hogareño que se crea alrededor de la mesa en concreto es ingerir los alimentos con la naturalidad del apetito, con la flexibilidad del dar de comer y sobre todo con el permitir al niño que coma lo que le  pide su organismo. Y hago especial énfasis en no confundir el comer saludablemente, con el comer ordinariamente, aventando, tirando, vomitando haciendo de la comida un caos, sería una situación de falta de respeto a los alimentos. 
Otro tipo de comportamiento infantil que llega convertir la alimentación en trastorno alimenticio se refleja cuando el niño  no tiene iniciativa, no coopera, a veces ni siquiera ingiere, se le escapa la comida por la boca e incluso vomita lo poco que haya podido comer esto ya es un trastorno serio el cual demanda ser tratado por un profesional. Un comportamiento muy pronunciado en los niños es cuando reacciona de manera frontal ante la comida con chillidos, agitación, intensa negación, rechazo,  conductas de las  que se vale para no comer, entablándose una autentica lucha de la que saldrá parcialmente victorioso el niño y el adulto terminara agotado. Bajo este tipo de situaciones se propicia una relación madre – hijo de verdaderas crisis alimenticias y llegara a pasar un largo tiempo hasta que el niño se acomode a las costumbres de los padres. Como también corres del riesgo de dejar que el niño haga su voluntad con la comida o tal vez reacciones con hostilidad la cual ira en aumento tiranizando al niño para vencer, será como entablar una pugna entre madre e hijo dejándolos a los dos agotados y sin ganas de comer. Observas porque es tan valioso cuidar el tipo de conductas que se generan al dar de comer a los niños, y no solo es observarlas; es detectarlas, generar cambios y esforzarte porque los alimentos sean un momento de comer en santa paz.
Cuando estas consiente de que la alimentación no es una obligación, es un placer que dota al cuerpo de salud, a la mente de serenidad y al espíritu de alegría pues obvio que la contagiaras a tu familia propiciando una relación saludable con tus hijos al darles de comer. Si estas atenta, abierta, alerta al dar de comer a los niños por un lado equilibras los cuadros alimenticios y por otro aseguras a tu familiar comer como dios manda; en santa paz. Así que la próxima vez que des de comer a un niño pregúntate; ¿cómo doy de comer a mi familia? De tu respuesta dependerá si provees a tu familia de una sana alimentación o estas generando trastornos alimenticios.

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