miércoles, 6 de mayo de 2015

La Hazaña de Ser Madre

Anhelo ser madre–
–Cuando me case quiero tener dos o tres hijos–
–No sabes lo que dices–
– Dices eso porque tienes hijos–
Expresiones que oigo, he escuchado, leído, dicho o callado cuando de tocar el tema de los hijos se trata. Quienes estamos sumergidas en la hazaña de tener hijos –sabemos lo que decimos–, así que si deseas tener hijos, así es para mí tener un hijo de treinta y un años...
El instinto materno surge del amor y para cuando el nacimiento del bebe es un hecho, la felicidad te embarga. Pero detrás de este suceso, existe una tremenda realidad y no es que derribe la felicidad, no. Cuando llega el momento del parto, el dolor y la felicidad se envuelven en una sola aura tornándose en sentimientos que van desde querer mirar la carita de tu bebe de inmediato, tenerlo entre tus brazos, terminar con aquel dolor que te está matando, o no querer saber nada de nada. Pero tal vez digas;  -el dolor no importa, uno es capaz de soportar todo por un hijo-, en tanto  tu cuerpo espera pacientemente ser atendido cuando retornes a ti, porque ahora estas sumergida en una tremenda hazaña; tener un hijo.
Ser protagonista de tal hazaña no te permitió percatarte que tuviste que lacerar tu cuerpo. No te detuviste a darle a tu hermoso cuerpo un profundo agradecimiento por tanto dolor experimentado para dar vida, así se inicia uno en la hazaña del ser madre; experimentando el dolor en su máxima expresión.
Ahora ya no son dos los que habitan en casa, ahora son tres o más en la familia y en tanto el cuerpo se va recuperando, brevemente recibes la hermosa colaboración de la familia para con el recién llegado y para contigo pero sabes muy bien que las tareas se van acumulando en casa. Otra gran hazaña te espera una vez que recobres las fuerzas, veamos rápidamente como sucede. Si tenias un tiempo extra para ti, ahora deberás compartirlo con el recién llegado a casa, además de todas las responsabilidades que ya venias realizando desde antes de tener un hijo como el mantenimiento de la casa, la alimentación, los cuidados personales y de tu familia, el trabajo, administrar las finanzas etcétera, pero no importa pues aquella sensación de sentirte plena te lleva a sacar energía de todo tu ser todo por ser madre. Aun no sientes la necesidad de guardar energía para ti, pues eres joven y todo te resulta fácil y rápido. Lo real es que habitas un cuerpo y ese cuerpo tarde o temprano te enviara la factura, te dirá que se agoto tu energía.
Pues bien, a lo largo de dos o tres años el bebe se va desarrollando y tú te aclimatas al nuevo rol de ser madre además descubres que la hazaña es llevadera pues solo estas para el bebe, te da tiempo para ti, trabajas y por si fuera poco puedes seguir haciendo lo que te gusta, así que es una exageración aquello que dicen respecto a la crianza de los hijos.  
Pasado un tiempo deberás estar lista para enfrentar una nueva hazaña y será cuando el niño o la niña entren a la escuela. De pronto vivirás el llanto de tu hijo porque no se quiere quedar en la escuela o te llamaron de la escuela porque el niño pega. Tal vez no sabes que hacer con la tristeza del niño porque sus amiguitos no lo quieren. Quizá el niño pierde todo suéteres o mochilas y ya no sabes que hacer para volverlo responsable. Pero la hazaña no termina ahí, por las tardes deberás recordar tus tiempos de escuela para ayudar al niño con las tareas, además deberás estar lista para los imprevistos como las enfermedades orgánicas así que… el cómo reacciones, te acoples o resuelvas estas y muchas otras situaciones que representan un hijo será una verdadera hazaña. Aquella energía de la que te hable, ahora se consumirá en porcentajes más altos pues tu cuerpo te exigirá más, ante las demandas incesantes por cubrir las faenas de la familia, así que no la derroches, cuídala para enfrentar nuevas hazañas que aun te esperan.
Pero bien, uno dice; cuando los hijos entren a la secundaria o la preparatoria todo estará en calma, pero no imaginas que se te atravesara la crisis de la adolescencia  o la edad adulta y requerirás de una tremenda hazaña para convertirte en una verdadera sabia para resolver sus problemas, ya no de hijo a madre no, será de adulto a adulto. Pero la esperanza no se pierde, pues das por hecho que cuando termine tu hijo su vida escolar y sea un licenciado, doctor, ingeniero, arquitecto tus hazañas abran terminado, permíteme decirte que aun no has concluido tu labor de madre, ahora llego el momento de realizar hazañas divinas. Hazañas realmente virtuosas, como la toma de conciencia para liberar a tu hijo. Valentía para aceptar lo que no te agrada de él o ella. Humildad para reconocer cara a cara cuando lo dañas. Tremenda sabiduría para saber callar cuando se trata de escuchar a tu hija o hijo. Y esto no acaba ahí, pues tu hijo se casara y vendrán nuevas hazañas por recibir, hazañas para las cuales aun no estoy lista para compartir pues aun no experimento esa etapa de la vida con mi hijo.
Se lo que digo, porque soy madre y cada amanecer realizo actos para heredar. No le miento a mi hijo, porque sé que mentir empolva la vida, ambos sabemos que hablo con la verdad. Me responsabilizo por mí y él mira como se hace para responsabilizarse por el mismo.  Confió en mí, aun cuando caiga una y otra vez, confió en mí, él lo mira, lo siente y lo sabe, es la única forma de mostrarle como es; confiar en uno mismo.  Mis hazañas nada tienen que ver con el; -si me gusta o no ser madre-, mis hazañas tienen que ver con la divinidad de haber dado vida a otro Ser y responsabilizarme por Él.

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