Ser una buena
madre o un excelente padre no solo se finca en satisfacer al niño de bienes
materiales, por naturaleza sabemos que se cimenta en los sentimientos, pero
también por naturaleza sabemos que los descuidamos. Son las emociones que se
conjugan y vierten al centro de la familia quienes determinan que tan buen
padre o buena madre eres y es debido a esta reflexión que me he dado a la tarea
de analizar algunas conductas que pueden llegar a desestabilizar tus emociones
y por supuesto las de tus hijos, veamos algunas de ellas.
Cuando te
despides de tu hijo, sea porque trabajas o porque lo dejas en la escuela y se
queda llorando… son las emociones de ambos afectándolos significativamente. Pero permíteme decirte que este tipo de situaciones
te ofrecen verdaderas oportunidades para
cultivar en casa tus emociones y las de tu hijo diré como; lo que vive un niño
ante este tipo de eventos son
sentimientos de pérdida e inestabilidad emocional lo cual no solucionaras bajo
ninguna explicación, justificación, promesa, recompensa o diciendo al niño que
regresaras. Lo único que logras es generar mayor ansiedad en ambos en ese
instante el niño siente que pierde a mama o papa, y lo que puedes hacer al respecto, es omitir toda comunicación verbal. Así es aunque te suene incoherente les traerá a ambos estabilidad emocional. Si sustituyes
tanto derroche de palabras que no llega a comprender el niño y las sustituyes
por una profunda despedida corporal empezaras a trabajar con las emociones de
ambos. En otras palabras, no le hables tanto
y haz lo siguiente: dale un fuerte abrazo, una profunda mirada de
empatía, un beso de solidaridad y entrégalo de inmediato, quien recibe al niño también deberá omitir verbalizaciones.
A medida que el niño crece se familiariza con esos momentos en que
desapareces y apareces para ese entonces ya habrá descubierto que no perdió a
mama y su salud emocional no se torno en ansiedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejarme tus comentarios