miércoles, 29 de abril de 2015

Nunca fui un niño

Nunca fui de verdad un niño cuando me tocaba serlo, pero estos últimos días me siento como un niño pequeño.
Ese es el milagro, ¡el auténtico milagro! Volver a sentirse como un niño es una gran conversión. Permítelo.... no te avergüences pon a un lado tu edad y tu mente. Si puedes, de repente sentirás cómo una nueva energía surge en tu cuerpo. Tu edad se reducirá por lo menos veinte años. Inmediatamente te puedes volver más joven y puedes vivir más años, permítelo; es hermoso.
Uno tiene que volverse nuevamente un niño, y entonces la vida se completa. En la infancia empezamos y en la infancia terminamos. Si uno muere sin convertirse en un niño, el círculo de su vida queda incompleto. Tendrá que nacer de nuevo.
Esa es la idea oriental del renacimiento. Si puedes renacer ‑re­nacer en esta vida‑, no hace falta que vuelvas a nacer. Si realmen­te puedes convertirte en un niño en este cuerpo, no hay necesidad de que renazcas de nuevo en el mundo. Puedes vivir en el corazón de la existencia. No hay necesidad de regresar. Has aprendido la lección y completado el círculo.
Todo tu pasado esta allí como una roca, y este nuevo fenómeno será como el agua que gotea, un arroyo que puede convertirse en un río si lo ayudas de lo contrario, la roca es demasiado grande. Pero en última instancia, si uno continúa ayudando, cuanto más suave, más acuoso, más fuerte seas, más desaparecerán las rocas.
A largo plazo, la roca siempre es derrotada por el agua. El an­ciano siempre es derrotado por el niño. La muerte siempre es de­rrotada por la vida. Uno debería recordar esto, y siempre ayudar a las cosas más suaves, más jóvenes y frescas.
Hazte amigo de los niños y síguelos. Todo lo que hagan ellos, haz­lo tú lo disfrutarán. Los niños son muy receptivos y siempre en­tienden. Entenderán inmediatamente que tienes aspecto de viejo pero que no lo eres, mézclate con los niños y olvídate de los adultos.

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