Sentir miedo a
los hijos es una situación que a muchas madres sucede y se agudiza a medida que
los niños crecen. Sea al nacer porque tememos amamantarlo o al bañarlo porque
tememos que se nos resbale de las manos tan diminuto cuerpecito. En la medida
que los niños crecen el miedo sigue ahí intentando cumplir la cascada de recomendaciones que se nos
han dado en la historia para criar a un hijo y si fracturamos alguna de ellas el miedo nos paraliza sobre
todo cuando es el primer hijo. El miedo a los hijos tiende a acentuarse en la
medida que los chicos crecen, sobre todo cuando son adolescente o adultos. Cuando son pequeños los niños saben perfectamente como dominar a mama
o papa sea mediante una rabieta, cariñitos que manipulan o vociferaciones como
el ya no te quiero, eres mala, te voy acusar estas y muchas otras situaciones
son generadores de miedos innecesarios. Si aprendiéramos a descubrirlos no te controlarían tan fácilmente. He escuchado y leído infinidad de recomendaciones, métodos,
técnicas o prácticas que hablan de como corregir a un niño sea castigándole, premiándolo,
tiempo fuera y muchas otras recomendaciones que como profesional en el campo de la
infancia sé que este tipo de recomendaciones solo agravan más la situación o
desorientan al niño y como madre la experiencia me dice que uno es la
responsable de intuir cuando estamos permitiendo que el miedo nos paralice, aquel miedo que genera un
hijo y solo nosotras somo responsables de erradicarlos. La fortaleza para discernir el que hacer, intuir lo correcto e incorrecto y la sabiduría para tomar decisiones
aun cuando no sean las correctas son tuyas. Si decimos que ya hemos hecho de
todo y nada funciona solo proyectas que sigues la línea de otros, no haces lo
que te dicta tu intuición e inteligencia, rescatándote en primera instancia a ti
misma de miedos innecesarios. Y permíteme decirte que no hay nada que hacer, solo rescatarte de ese
pequeño tirano que te genera miedo, esa es la hazaña, cuando te rescatas de
ellos haciendo lo que te dicta el corazón descubres que no fuiste una mala
madre por el contrario ellos también aprenden a respetarte y respetarse.
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