Los niños no necesitan condicionamientos. Hay que ayudarles a ser ellos mismos, tienen que ser
apoyados, alimentados, fortalecidos. Un verdadero padre, una verdadera madre,
unos verdaderos padres serán una bendición para el niño. El niño se sentirá
inmediatamente ayudado por ellos, y esto le servirá para enraizarse en su
naturaleza, para afianzarse, para centrarse; de este modo, empezará a amarse a
sí mismo y se respetará.
Recuerda, a menos que una persona se ame a sí misma, no podrá amar a nadie más en el mundo; a menos que un niño se respete a sí mismo, no podrá respetar a nadie más en el mundo. Si no te respetas a ti mismo, ¿cómo vas a respetar al otro? A menos que nazca en tu interior el amor por ti mismo, éste no irradiará a los demás. Primero tendrás que ser una luz para ti mismo, entonces tu luz se extenderá y alcanzará a los demás.
Recuerda, a menos que una persona se ame a sí misma, no podrá amar a nadie más en el mundo; a menos que un niño se respete a sí mismo, no podrá respetar a nadie más en el mundo. Si no te respetas a ti mismo, ¿cómo vas a respetar al otro? A menos que nazca en tu interior el amor por ti mismo, éste no irradiará a los demás. Primero tendrás que ser una luz para ti mismo, entonces tu luz se extenderá y alcanzará a los demás.
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