Tras un diagnóstico de autismo la familia se
encuentra en un proceso muy doloroso que
los expertos comparan con el proceso de duelo, en este caso duelo por la
pérdida de un “niño normal”. Las etapas del duelo pasan por: shock y negación inicial,
enfado, resentimiento, depresión y aceptación.
La crianza de un niño con autismo es todo un reto
para los padres, los cuales, tras la aceptación del diagnóstico, deben empezar
a desarrollar estrategias adaptativas que favorezcan el desarrollo de sus hijos
y de la familia como un conjunto.
En este proceso no hay que olvidar el sentimiento
de aislamiento que se produce entre los cuidadores, sobre todo aquel que ocupa
el rol de cuidador principal, mayoritariamente las madres de niños con autismo.
Este aislamiento puede llevar a que el cuidador
principal evite cualquier interacción social para evitar dicha estigmatización.
También es frecuente que tenga mayores niveles de estrés y sobrecarga por la responsabilidad adquirida, lo
que le expone a ser culpado o criticado cuando hay problemas con respecto a la
crianza del pequeño.
En cualquier caso hay que ser positivos en los
mensajes que se trasmiten, ya que con el tiempo, y con los apoyos necesarios,
la familia desarrollará estrategias de
afrontamiento adecuadas y funcionales. La crianza de un niño con autismo o con
una discapacidad en general, aporta aspectos importantes y enriquecedores a
nivel personal y familiar, tal y cómo describen las familias.
Un estudio que exploró el proceso de criar a un
niño con autismo aportó los siguientes hallazgos:
- Los sentimientos iniciales tras un diagnóstico de autismo son similares a los de las etapas de un duelo pasando por el impacto inicial, la negación, el enfado, resentimiento, depresión y aceptación.
- El estrés generado del cuidado de un niño con discapacidad va a afectar a los distintos componentes y relaciones familiares: pareja, hermanos y otros.
- Uno de los cuidadores asume el rol de cuidador principal, asociándose el sentido de responsabilidad a un incremento del estrés.
Todo eso es cierto, soy madre de un niño con autismo, tiene ya 11 años, se lo han diagnosticado desde el año y medio, no ha sido fácil, pero con amor y constancia todo se puede, recién encontré este espacio y veo con gusto que será de mucha utilidad para reforzar el desarrollo de mi hijo, les felicito
ResponderEliminarHola Gaby; aprecio tan bello comentario, y efectivamente las virtudes de una madre guían con sabiduría a un pequeño. Saludos cordiales y bienvenida a este espacio
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