lunes, 28 de octubre de 2013

Reloj interno

El niño tiene su propio reloj interno. Así que es vital no alterar su reloj interno. Cada niño sentirá hambre de una manera distinta. Uno tendrá hambre cada cuatro horas, otro cada tres, otro cada dos. Y esto para muchos padres es un gran problema, porque desean establecer una norma: la norma del horario de alimentarse para un adulto, las normas de la mayoría.
Cuidado con las normas de la mayoría. El cuerpo tiene su pro­pio reloj interno.
Desde la más temprana infancia nuestra atención ha sido apar­tada del cuerpo, hemos sido alejados de él. El niño está llorando, tiene hambre y la madre está mirando el reloj para saber si ya le toca comer. No está mirando al niño. Si al niño no le das de comer en este momento, le estás dis­trayendo de su cuerpo. En vez de darle de comer le das un chupe­te. Le estás haciendo trampas y le estás engañando. Le estás dando algo falso, de plástico, y estás tratando de distraer y destruir la sen­sibilidad de su cuerpo. No se permite a la sabiduría de su cuerpo que dé su opinión, la mente irrumpe.
El niño se calma con el chupete, se duerme. En este momento el reloj te dice que han pasado tres horas y que tienes que darle la leche al niño. Ahora está profundamente dormido, su cuerpo está durmiendo; le despiertas. Otra vez estás destruyendo su ritmo. Poco a poco alteras todo su ser. Y llega un momento en el que pier­de toda conexión con su cuerpo. No sabe qué quiere su cuerpo. No sabe si su cuerpo quiere comer o no comer, su cuerpo esta manipulado por el ritmo de un adulto. Esta manipulado por el ex­terior.

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