lunes, 13 de mayo de 2013

Carácter, un motor propulsor

Desde muy temprano, la vida le impone desafíos al adolescente. El grado de éxito que tenga en afrontarlos depende del "carácter", el cual, a diferencia del temperamento —que es la dimensión innata de la personalidad—, resulta ser modelado a lo largo de su desarrollo en formación. Poseer carácter es disponer de un conjunto de destrezas que le otorgan solidez, consistencia y objetividad en su conducta provocándole confianza y fe en lo que hace. Si los talentos cognitivos y sociales ponen a un adolescente en la senda del éxito, será su carácter el que lo conduzca a la meta evitando que abandone su propósito o se desvíe a medio camino. El carácter es una dimensión psicológica que incluye un conjunto de ideas, conceptos, sentimientos y comportamientos cuyo sello distintivo es la fortaleza para enfrentar los desafíos y llegar a la meta. Tener carácter implica:
  • Voluntad: una firme determinación.
  • Tesón: ser perseverante.
  • Sacrificio: saber posponer gratificaciones inmediatas en pos de un objetivo mediato.
  • Responsabilidad: hacerse cargo de las consecuencias de cada acción.
  • Compromiso: responder ciento por ciento a cada obligación asumida, sin dilaciones ni justificaciones.
  • Honestidad: reconocer el error y asumir sus consecuencias.
  • Coraje: no claudicar si se tiene una meta.
  • Objetividad: evaluar la marcha de una determinada conducta en pos de un objetivo con la máxima imparcialidad.





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